La criminalidad podrá tener características diferentes en ambos extremos de Chile, pero lo que sí es cierto es que en ninguno de ellos la población puede desarrollar su vida con normalidad.
Esta semana el CEP publicó una encuesta especial que mostraba las percepciones de las personas mapuches y no mapuches que vivían en Biobío, La Araucanía, Los Lagos y Los Ríos. Había algunas diferencias, sí, pero donde ninguno de los dos se perdía era en materias de seguridad. La delincuencia, los asaltos y los robos eran mencionados como los problemas a los que el gobierno debería dedicar mayor esfuerzo en solucionar. Algunos podrán decir que resulta obvio que para quienes vivan en regiones de la Macrozona Sur la seguridad sea la primera preocupación, pero les aseguro que si preguntamos lo mismo en la Macrozona Norte la respuesta no va a ser muy distinta.
La criminalidad podrá tener características diferentes en ambos extremos de Chile, las respuestas que se requieren podrán necesitar distintos énfasis, la naturaleza de la problemática podrá no ser la misma, pero lo que sí es cierto es que en ninguno de los dos extremos la población puede desarrollar su vida con normalidad. Usurpaciones y ataques incendiarios en el sur se suman a secuestros y homicidios en el norte. El centro tampoco lo hace nada mal: las encerronas y portonazos están a la orden del día.
¿A quién recurrimos? ¿A las instituciones de seguridad y defensa, esas tan desacreditadas por muchos de los que hoy están en el gobierno, las mismas que quieren refundar y a las que le cambian los jefes de la defensa? Curiosamente, las mismas que en la mencionada encuesta cuentan con más confianza que los partidos políticos, el Congreso y el Gobierno.
Estamos enfrentados a un problema de seguridad pública sin precedentes, la población espera acciones concretas para que no siga profundizándose la inseguridad, mientras que los delincuentes circulan por nuestras calles como “Pedro por su casa”, según dirían algunos. Volvemos a la pregunta sobre a quién recurrir. Militares y policías, cada uno en su ámbito, protegen al país y sus ciudadanos, y en ese sentido, hay que entender que su entrega y valentía tiene que ver con ese país y esos ciudadanos. No pasa por el enemigo, sino que por esa patria y esas personas que están detrás y a las que juran proteger con su vida.
Nuestros militares y policías no se despliegan por un gobierno ni por un sector político, lo hacen por una bandera que, con Venus como símbolo, sí, el mismo usado por los mapuches en sus estandartes de lucha, busca mostrar la unión de esa diversidad que es Chile. La misma unión que se observó en cuanto a la delincuencia, los asaltos y los robos en la encuesta CEP. Un 42% de las personas que se declaran mapuche los indican como los problemas que necesitan más atención, mismo porcentaje de quienes no se declaran mapuche.
Entonces, volvamos al origen y que esa unidad sea el centro de nuestro esfuerzo. Basta de culpar al gobierno pasado. ¿Qué hacemos hoy para que eso no vuelva a pasar? Eso es lo que deberíamos estar discutiendo. El Estado unido debería plantear soluciones. El tiempo es escaso, por eso perderlo en buscar culpables no tiene sentido. Sólo unidos como Estado y colaborando con otros avanzaremos. Recordemos eso que inspira la nobleza de nuestras Fuerzas Armadas y policías, no es por el enemigo o el rival es por quienes tenemos detrás, y esos, somos todos los chilenos.
Pilar Lizana
Investigadora AthenaLab
Fuente: El Líbero
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