Foto: Puerto de Odesa (AFP)
La invasión rusa a Ucrania está teniendo un tremendo impacto en las rutas comerciales globales y exportaciones de alimentos, provocando incluso hambrunas en los países más vulnerables de Asia y África en pleno siglo XXI.
Antes de 2022, Ucrania era uno de los principales exportadores mundiales de granos, ocupando el primer lugar en exportaciones de aceite de girasol; tercero en canola y cebada; cuarto en maíz; y quinto en trigo. Así, en 2021 logró canalizar más de US$ 27.000 millones de exportaciones agrícolas, lo que representó el 41% de las exportaciones totales del país y 10% del mercado de grano global.
La Iniciativa de Granos del Mar Negro
Tras meses de bloqueo ilegal de los puertos ucranianos en el mar Negro por parte de Rusia, que empezó en febrero 2022, Naciones Unidas y Turquía firmaron dos convenios, uno con Ucrania y otro con Rusia. Estos acuerdos tenían como objetivo garantizar la seguridad del corredor de granos que se extendía desde los puertos ucranianos de Odesa, Chornomorsk y Pivdennyi al puerto turco de Estambul, para la salida de granos a través del Bósforo.
La Iniciativa de Granos del Mar Negro, que funcionó por casi un año desde julio de 2022, logró concretar 1.144 envíos marítimos, exportando 33 millones de toneladas métricas de productos agrícolas desde Ucrania, 61 % de los cuales fueron destinados a países no miembros de la Unión Europea. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU obtuvo más del 50% de su trigo de Ucrania, que se exportó a los países más vulnerables, como Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.
A pesar del éxito de esta iniciativa, que provocó la disminución de precios de granos en más de 23% en junio de 2023 (comparado con marzo de 2022), Rusia anunció el 17 de julio que no iba a renovar el acuerdo. Como resultado, los precios mundiales del trigo reaccionaron con un aumento instantáneo de casi el 7%.
Los ataques y la estrategia rusa
El anuncio del fin del acuerdo fue acompañado por fuertes ataques rusos contra puertos y regiones sureñas de Ucrania. Solo entre el 18 y el 20 de julio, Rusia lanzó un ataque combinado a Ucrania con 56 misiles de crucero —incluidos misiles supersónicos Onyx— y 87 drones de origen iraní. Esta arremetida destruyó 60.000 toneladas de grano en el puerto de Chornomorsk y afectó, además, infraestructura en el puerto de Odesa. Asimismo, las fuerzas rusas siguieron atacando otras ciudades portuarias, como Kherson y Mykolaiv. Durante la noche del 23 al 24 de julio, Rusia continuó sembrando el terror con misiles, los que golpearon al puerto de Reni, ubicado en el río Danubio, en la región de Odesa, cerca de la frontera con Rumania.
A partir de estos hechos, podemos evidenciar que existe una suerte de “militarización de los alimentos”, es decir, estos se están convirtiendo en un nuevo instrumento de chantaje ruso hacia la comunidad internacional. La principal demanda presentada por Rusia para continuar la Iniciativa de Granos del Mar Negro es la inclusión del banco Rosselkhozbank en el sistema internacional SWIFT, que permite hacer transferencias internacionales. Además, Moscú ha exigido la eliminación de las sanciones para poder realizar sus propias exportaciones de alimentos y fertilizantes.
La estrategia de Rusia fue resumida en junio por la directora del canal estatal Russia Today, Margarita Simonyan, quien en el Foro Económico de Petersburgo declaró que para ellos toda la “esperanza está en la hambruna”, lo que significa que “la hambruna comenzará ahora, y se levantarán las sanciones y así serán nuestros amigos, porque se darán cuenta de que es necesario”.
Esfuerzos ucranianos y otros actores
Ucrania, por su lado, está trabajando para seguir exportando granos, aunque sin la venia de Rusia, ya que no tiene acuerdo directo con ese país. En junio, el gobierno de Kiev aprobó un esquema de seguridad marítimo, según el cual los barcos que ingresen a los puertos ucranianos recibirán una compensación si resultan dañados debido a acciones militares rusas. Además, el presidente Volodymyr Zelenski solicitó la semana pasada una reunión específica sobre el tema con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la que se efectuará el 26 de julio en el marco del Consejo OTAN-Ucrania para abordar la seguridad en el mar Negro y, especialmente, la operación del corredor de granos. Cabe destacar que la seguridad alimentaria también forma parte de la fórmula de paz, propuesta por Zelenski en 2022.
A propósito de otros actores internacionales, podemos esperar un rol activo de Turquía, uno de los países líderes de la región del mar Negro. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha sostenido que la iniciativa para exportar granos ucranianos quedó registrada en la historia como un “éxito diplomático”, por lo que se espera que haga un esfuerzo para su continuación. El 29 de octubre de 2022, Rusia ya había suspendido el convenio, pero después de ver que otras partes, incluyendo Turquía y las Naciones Unidas, estaban comprometidas a continuar con o sin la participación de Moscú, esta se unió nuevamente el 2 de noviembre.
Por lo demás, existen acciones concretas que podrían realizar tanto China, el comprador principal de grano ucraniano, como Brasil, uno de los líderes del Sur Global, como ejercer su poder y lazos con Rusia para contribuir a la resolución de esta crisis alimentaria.
Las rutas alternativas
En 2022, Ucrania empezó a desarrollar las rutas alternativas de exportación a través de los puertos danubianos; especialmente hacia el puerto rumano de Constanza.
Aparte de la ruta rumana, Ucrania está considerando la expansión de rutas terrestres con el objetivo de acceder a puertos como Gdansk, Szczecin y Świnoujście, en Polonia, y Klaipėda, en Lituania, todos ubicados en el mar Báltico, así como también buscará acercarse a los puertos de España. Esto último, a través de Ukrzaliznytsia, la empresa estatal de transporte ferroviario de Ucrania, que recién inauguró una compañía de operaciones en Polonia y que tiene planes de hacerlo en Eslovaquia y Hungría.
Otro elemento importante es la construcción de puntos fronterizos conocidos como “puertos secos”. En estos momentos se están creando dos de estos puntos en la región de Volyn, en el noroeste de Ucrania. Estos “puertos secos” están designados para recibir productos agrícolas, almacenarlos y transportarlos a países europeos.
Solución definitiva
Como sabemos, la creación de rutas alternativas es un proceso largo y difícil desde punta de vista logístico y financiero. Por eso, no hay duda alguna de que lo que necesita Ucrania son: sistemas de defensa antiaérea para defender los puertos; convoyes con escoltas para los barcos comerciales; y, en definitiva, la desocupación de Crimea por parte de los rusos. Mientras Crimea y el mar Negro estén ilegalmente ocupados por Rusia, nos podemos olvidar de la libertad de navegación en la región, un principio clave para los países democráticos y valorado en todo el mundo, desde Chile y hasta Japón.
Por Violetta Udovik, doctora en Historia y cientista política.
Colaboración especial para AthenaLab
25 de julio de 2023
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