El Líbero, 31 de mayo 2024
No fue Baquedano el que produjo la espiral de violencia que destruyó el centro de la capital. Amparada en motivaciones sociales, un grupo de la sociedad avaló la violencia como método de acción política rechazando al Estado y el gobierno.
Mañana el Presidente Boric se dirigirá a todos los chilenos en su tercera Cuenta Pública. Sin embargo, esa importante actividad se vio empañada por el debate sobre el lugar donde debiese estar el monumento a Baquedano.
La ministra del Interior dijo que le daba “miedo traer de vuelta a Baquedano” y agregó que “buscaría algo que nos pacifique” pero, realmente no fue Baquedano el que produjo la espiral de violencia que destruyó el centro de la capital. Amparada en motivaciones sociales, un grupo de la sociedad avaló la violencia como método de acción política rechazando al Estado y el gobierno. Manuel Baquedano no tiene nada que ver con eso.
Asociar el monumento a un hecho que dividió a los chilenos está muy lejos de lo que éste significa. El general vestido de uniforme montado sobre su caballo Diamante es un homenaje a su participación en la Guerra del Pacífico, conflicto bélico del que destacan otros héroes militares que con sus valores han construido Chile.
Valores que no tienen nada que ver con lo que se inició ese 18 de octubre. A casi cinco años de ese violento día aún seguimos recordándolo y muchos hacen notar las divisiones que se crearon sobre lo que llamamos octubrismo.
Muy por el contrario, el general Manuel Baquedano ocupó importantes puestos en la historia política y militar.
Pero el monumento a Baquedano es sólo uno de los símbolos de la Guerra del Pacífico que alberga la Plaza Italia. Allí también descansan los restos del soldado desconocido, tumba que recuerda a todos quienes se enrolaron en el Ejército para pelear en ese conflicto. Así, la mal llamada Plaza de la Dignidad nos recuerda un hecho histórico, la última guerra que peleó Chile, elemento fundamental de nuestra identidad nacional y del cual debiésemos sentir nada más que orgullo.
Con el tiempo se transformó en lugar de encuentro, ya sea para celebrar victorias deportivas o política, o para recibir eventos deportivos como la formula E del 2018. El estallido social representa una división profunda en la sociedad que se polarizó a través de dos procesos constitucionales. Hoy, después de una pandemia y en medio de una crisis de seguridad ese 18 de octubre parece lejano, pero, la verdad es que, después de escuchar a la ministra, pareciera que está mucho más cerca.
Algunos se refieren al traslado del monumento como una manera de escribir nuestra propia historia, pero, la verdad es que la historia es una sola. Se construye sobre todos aquellos acontecimientos del pasado que han permitido al Estado avanzar. No es cosa de ubicar al general en otro lugar porque, esté donde esté, Manuel Baquedano es un personaje fundamental de la identidad de Chile y esa plaza, sea cual sea su nombre no podrá ser separada de todo lo vivido. Pues todo ello, incluido el general, nos viene a recordar quiénes somos y cuáles han sido nuestras lecciones de vida. No es el general ni su caballo. Son ambos, y todo lo que en ese espacio público se ha vivido.
Fuente: El Líbero
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