Con la guerra de regreso en Europa tras la invasión de Rusia a Ucrania, este 6 de junio se conmemoró el octogésimo aniversario del desembarco aliado en las playas francesas de Normandía, un punto de inflexión en el desenlace de la Segunda Guerra Mundial.
“Aquí demostramos que las fuerzas de la libertad son más fuertes que las fuerzas de la conquista”, afirmó el presidente estadounidense, Joe Biden, en un discurso en el cementerio militar de Colleville-sur-mer, frente a la playa de Omaha, punto central del desembarco y donde también estuvieron presentes el mandatario galo Emanuel Macron, Carlos III de Reino Unido y el primer ministro canadiense Justin Trudeau, entre otras autoridades y veteranos.
Por la magnitud de las fuerzas involucradas, la complejidad de coordinar miles de buques, aeronaves, vehículos y otros equipos, además de los obstáculos impuestos por el tiempo atmosférico y la consecuente reacción alemana, la operación “Overlord” se convirtió en una acción militar que pasó a la historia de la humanidad. En las siguientes líneas entregamos algunas claves para entender esta campaña planificada y ejecutada hace ocho décadas.
SITUACIÓN ESTRATÉGICA GENERAL AL MOMENTO DEL DESEMBARCO | A mediados del año 1944, la situación era muy disímil en los distintos teatros de operaciones a nivel global. Por un lado, las campañas en el norte de África habían logrado la rendición de las tropas alemanas en mayo de 1943, después de intensos combates librados en el norte del continente, marcados por el desembarco aliado en la operación “Torch” y los enfrentamientos entre las unidades lideradas por el general Bernard Montgomery y el mariscal Erwin Rommel. En el Pacífico, los aliados habían detenido el avance japonés y comenzado su ofensiva con la recaptura de las islas Salomón. Sin duda, en este teatro aún faltaba muchas acciones por delante.
En Europa la situación era compleja. Alemania seguía ocupando el centro y oeste del continente y preparándose para un eventual intento de invasión que asumía debía ocurrir en algún momento de 1944, para lo que se encontraba en consolidación de una posición defensiva conocida como “muro atlántico”. Para la fecha del desembarco, los aliados habían atacado Sicilia (Operación “Husky”) e Italia (“Avalanche”) y el 5 de junio habían liberado Roma. En el este, Rusia había logrado detener el avance de Berlín sobre su territorio, detenido el sitio a Leningrado en enero y recapturado ciudades como Sebastopol y Odessa, en Ucrania. No obstante, la presión sobre las fuerzas rusas era enorme y estaba lejos de considerarse estable o alejada del peligro que imponían las fuerzas de la Wehrmacht. Rusia requería que los aliados abrieran un nuevo frente en el oeste, que obligara a Alemania a derivar esfuerzos y liberar la presión sobre el Ejército Rojo, tal como lo expuso el propio Josef Stalin a Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill en la conferencia de Teherán, en noviembre de 1943.[1]
PLAN PARA LA INVASIÓN | La planificación de la invasión la desarrolló el cuartel general supremo de la fuerza aliada expedicionaria (SHAEF, por sus siglas en inglés) establecido en Reino Unido, bajo la dirección del general Dwight D. Eisenhower[2]. Si bien existían planes para una actividad como la pretendida, llevada adelante por un grupo de oficiales británicos dirigidos por el general Frederick Morgan de Reino Unido, este grupo no tuvo la información ni la asignación de fuerzas necesarias para esta empresa, no obstante su meticuloso trabajo fue de gran utilidad.[3] Dentro de las alternativas originales, se pensó en una operación de doble desembarco, tanto en el canal de la Mancha como en el sur de Francia, pero debió desestimarse por la cantidad de medios que demandaba, no obstante fue ejecutada más tarde como operación “Anvil” a mediados de agosto de 1945.[4] Finalmente, se optó por un asalto frontal en Normandía.
Dentro de los múltiples problemas que debían enfrentarse, estaba la fuerte posición defensiva alemana, la necesidad de generar una fuerza proyectable que pudiera penetrar en Francia, el apoyo logístico de las operaciones desde las islas inglesas, además de asuntos como la calidad superior de los sistemas de armas alemanes y el tiempo atmosférico.
El principal problema logístico requería la captura de un puerto importante para servir de base y distribuir bastimentos. Eso lo sabían los alemanes y tratarían de evitarlo. Para solucionarlo, los aliados diseñaron y trasladaron un puerto artificial desde un lado al otro del canal, lo que les permitió el abastecimiento los primeros días de la invasión.[5]
La planificación de una operación de estas características exigía ciertas condiciones para el cruce del canal, una marea baja al amanecer y que otorgara tiempo para proyectar la invasión dentro del continente europeo (meses). Además, había un compromiso con Stalin de ejecutar el desembarco en mayo de 1944. Posteriormente, mayo debió desecharse por dos consideraciones principales: una, que el carácter decisivo de la operación no permitía un fracaso, porque se necesitaba generar las fuerzas suficientes y ello demandaba más tiempo que el previsto; segundo, la preparación de las fuerzas aéreas y los reconocimientos para los objetivos a batir también recomendó ampliar el plazo[6]. Bajo dichas condiciones las opciones se limitaban a unos pocos días, específicamente, los días 5 a 7 de junio, eligiéndose el 5 de junio como día “D” y la hora “H” a las 5:58 AM.[7]
Ante la gran dificultad de encubrir una operación de esta magnitud a los ojos de los espías alemanes y obtener una cuota aceptable de sorpresa, el SHAEF desarrolló un plan de engaño (“Bodyguard”), destacándose le reconocida operación “Fortitude”. Dentro de las acciones para despistar a la inteligencia alemana, intentando que se asumiera que el desembarco se haría en múltiples lugares y el esfuerzo principal por Dover-Calais, se destaca la “creación” de unidades como el “cuarto ejército” británico, que simulaba el aterrizaje de fuerzas en Noruega, con escasos resultados. Lo que sí tuvo mayor efecto, fue la orquestación del denominadoprimer grupo de ejércitos de Estados Unidos (FUSAG), organización ficticia al mando del general George Patton. Todo lo anterior, se alimentó con otras informaciones, incluyendo documentos que portaba un piloto aliado, supuestamente derribado cerca de España, que cayó en manos nazis, lo que confirmaba la intención de invadir por el paso Calais.[8]
Finalmente, el plan aliado contempló cinco divisiones, junto a tres brigadas blindadas para el asalto anfibio organizadas en cinco playas de desembarco: Utah y Omaha para EE.UU.; Juno, Gold y Sword para británicos y canadienses. Del mismo modo, dos divisiones aerotransportadas estadounidenses y una británica debían adelantarse para caer detrás de las líneas alemanas y amenazar las posiciones defensivas.[9] (ver gráfico)
La decisión de lanzar el asalto el 6 de junio de 1944, fue un proceso complejo y de gran tensión en el comando supremo aliado. Las condiciones meteorológicas reinantes en la ventana de tiempo no eran favorables. En síntesis, estaba todo organizado y planificado, pero no había condiciones para desembarcar y lanzar paracaidistas con aceptables condiciones de riesgo. De esta manera, la reunión del SHAEF para decidir si la invasión se ejecutaba el 5 de junio tuvo lugar el 4 a las 04.00 horas. El reporte, según las palabras del propio Eisenhower, fue decepcionante, posponiéndose el desembarco por 24 horas al día 6 de junio. Nuevamente, el SHAEF se reunió para la misma evaluación, en esta oportunidad, a las 04.00 del día 5. En ese momento, la localidad donde se situaba el cuartel general estaba azotada por una tormenta, lo que auguraba un resultado similar al del día anterior. No obstante, el grupo de meteorólogos informó que existiría una ventana de relativo buen tiempo y visibilidad, que se alargaría por aproximadamente 36 horas. Con estos antecedentes, el comandante supremo tomó la decisión de invadir Europa el 6 de junio de 1944.
DÍA “D” | La Operación “Overlord”, (D Day) es la operación de desembarco anfibio que ha reunido la mayor cantidad de buques en la historia. La flota aliada incluía 1.213 buques de guerra, de los siguientes países: Francia (libre), Canadá, Noruega, Polonia y Países Bajos. En total, con buques ingleses y estadounidense la cifra era de 7.000 barcos y 12.000 aviones. La escuadra estaba organizada en dos fuerzas operativas: La fuerza del Oeste y la de Este. La del Oeste organizada mayoritariamente con buques estadounidense para apoyar los desembarcos en las áreas de despliegue de sus propias fuerzas; así como las del Este, organizada con medios de la Royal Navy para asistir a las fuerzas de desembarco anglocanadienses. En relación con las fuerzas de asalto existía una por cada playa asignada para los desembarcos (de Oeste a Este: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword).
Respecto de la organización del mando aliado para la invasión de Europa, estaba configurada como se muestra:
Por su parte el alto mando alemán en la defensa de Normandía quedaba configurado como sigue:
La flota aliada zarpó desde la costa inglesa en la tarde del 5 de junio, después de días de espera en búsqueda de condiciones atmosféricas que hicieran posible la expedición anfibia. Las primeras fuerzas en llegar a Europa continental fueron las unidades exploradoras o pathfinders de la Fuerza de Asalto Aerotransportada, con la misión de colocar radiobalizas y señales luminosas en los campos, marcando las zonas de lanzamiento de las oleadas de paracaidistas entre la playa Utah al oeste y Sword al este.
Fuerzas de asalto aerotransportadas
Junto al grupo de avanzada de exploradores los paracaidistas británicos aterrizaron en planeadores remolcados por bombarderos Halifax, con la misión de tomar los puentes estratégicos sobre el canal en Caen y el rio Orne, situados al este de la playa Sword y de la ciudad de Caen, principal objetivo de las fuerzas británicas. En el sector estadounidense, los lanzamientos de paracaidistas enfrenaron fuertes rachas de vientos que dispersaron el aterrizaje. La 101° División Aerotransportada quedó dispersa en un área de 40 kilómetros de largo por 15 de ancho. En tanto la 82° División Aerotransportada tuvo mejor suerte y quedo más concentrada en Sainte-Meré-Église, a pocos kilómetros de la playa de Utah, la primera localidad liberada de Francia.
En estos primeros momentos la reacción de las unidades alemanas fue lenta ya que estaban convencidos de que en una probable operación aliada se ejecutarían acciones de distracción, lo que los llevo a no emplear ni sus reservas ni las fuerzas blindadas de tanques Panzer. Para suerte de los aliados, Rommel se encontraba en Alemania y la mayoría de los comandantes locales de Normandía estaban en Rennes para una conferencia de coordinación.
IINICIO Y DESAROLLO DE LA POBLACIÓN ANFIBIA | Las primeras acciones de desembarco estaban previstas en la playa de Utah para las 06:30 horas, por parte de la fuerza Naval “U”. La hora había sido fijada poco después del amanecer, por razones de la marea en su punto más bajo, para evitar obstáculos alemanes en previsión de ataque con marea alta. Las diferentes horas de desembarco se establecieron en función de las mareas y su diversidad en las cinco playas. La playa de Utah era la más occidental y muy relevante ya que desde esa vía de aproximación se debería iniciar posteriormente el ataque al gran puerto de Chesburgo. Los fuegos de preparación navales en Utah se iniciaron previamente a las 05.30 horas. El desembarco aliado en este sector se realizó a 1.800 metros del punto previsto por razones de corrientes que los desviaron del rumbo planificado. Ya a las 10.00 horas los primeros batallones de vanguardia y algunos tanques Sherman habían abandonado Utah en dirección al interior para enlazar con las fuerzas de la 82° y 101° divisiones aerotransportadas, tarea que se vio dificultada por la fuerte resistencia alemana. Durante la jornada pudo desembarcar la mayor parte de la 4ta. División de Infantería. En total, tocaron tierra 23.250 hombres, 1.742 vehículos y 1.650 toneladas de pertrechos. El número de bajas en este frente fue de alrededor de 60 hombres, onde la previsión se había establecido en 3.000 por ahogamiento. El desembarco en Utah fue el más exitoso de todos los frentes.
En el frente de Omaha, ubicada a unos 20 kilómetros al este de Utah, las acciones estarían a cargo de la 29ª y 1ra. División de Infantería, ambas unidades pertenecientes al V Cuerpo de Ejército. En este frente la flota transportaba 34.000 hombres y 3.300 vehículos. Las condiciones del asalto fueron muy difíciles y complejas por el mal tiempo, lo que influyó en importantes pérdidas de material motorizado y blindado. A las 06.30 se inició la progresión de lanchas de desembarco en dirección a los puntos de llegada. En este sector las defensas alemanas preparadas y organizadas causaron estragos en las unidades de desembarco. Una de las armas de mayor efectividad de la defensa fue la ametralladora MG42, que contaba con una cadencia de 1.400 tiros por minuto. Muchas lanchas de desembarco encallaron en bancos de arena desde donde el desembarco fue más difícil y muchos se ahogaron por la dificultad y peso del equipo adicional que portaban. En este sector la actividad de apertura de brechas y levantamiento de minas por parte de ingenieros para mejorar el avance y movilidad tuvo gran relevancia. En comunicaciones, se presentó una tasa de falla que bordeó el 80%, lo que dificultó las coordinaciones producto del efecto del agua de mar en los sistemas. En este frente, en que el caos y el desorden inicial fue la principal característica, el mando aliado hubo de dirigir el fuego naval en apoyo directo, el que resultó crucial. Adicionalmente, este sector se caracterizó por la superación de acantilados relevantes que, adicionalmente, fueron otra dificultad a superar. Con todo, alrededor de las 12.30 horas ya habían desembarcado 18.772 hombres, lo que permitió asegurar las precarias posiciones y el avance hacia las primeras localidades definidas al interior. En la tarde del día 6, la situación en este frente comenzó a estar bajo control.
En el frente de Gold, las acciones fueron desarrolladas por la 50ma. División de Infantería británica, unidad veterana de la guerra del desierto en África. El plan de ataque era muy similar al de los otros frentes, bombardeos de aviación más fuego de apoyo naval. En este sector fueron empleados con gran éxito y en mayor número los vehículos especiales diseñados por el mayor general Percy Hobart con el objetivo de neutralizar y eliminar obstáculos de las playas, así como en la apertura de brechas.
En este frente el desembarco comenzó a las 07.30 de la mañana entre Arromanches y Le Hamel, sector izquierdo de la playa en donde se produjeron los combates más duros. De igual manera las malas condiciones del mar fueron otro obstáculo a ser superado por la fuerza de desembarco. Por otra parte, las tropas desembarcadas en el extremo derecho de Gold también sufrieron serios enfrentamientos por el escaso daño producido a las fuerzas defensivas alemanas en este frente. No obstante, a las 11.00 horas ya se habían abierto todos los pasos previstos en este sector lo que permitió a las unidades avanzar hacia el interior en búsqueda de sus objetivos más a la profundidad.
Las acciones en Juno fueron ejecutadas por las unidades canadienses en un sector entre las localidades de La Riviere y Saint-Aubin-sur -Mer. El área geográfica de este sector estaba cortada y afectada por la desembocadura del río Seulles. La ocupación estuvo bajo la responsabilidad de la 3ra. División de Infantería, que comenzó su desembarco con la 7ma. y 8va. Brigada. Sin embargo, las malas condiciones del mar y atmosféricas retrasaron también el desembarco que comenzó a las 07.45 horas. El fuego naval de preparación no afectó mayormente las posiciones defensivas nazis en este frente, donde se produjeron 961 bajas. De las dos brigadas, mejor suerte tuvo la 7ma., que pudo avanzar con relativa facilidad a los pueblos del interior. Los combates fueron de alta intensidad y se desarrollaron en localidades a corta distancia. En este sector los defensores habían preparado casas con una red de túneles conectados que les dio mayor movilidad y sorpresa. Saint-Aubin se tomó en tres horas y Courselles durante la tarde. La playa pudo ser asegurada y las unidades de vanguardia comenzaron a presionar hacia el interior, a pesar de que la subida de la marea les restó movilidad a los vehículos desembarcados.
En el frente de Sword, al extremo más oriental, se ubicó la quinta área de desembarco de ocho kilómetros de extensión. Se esperaba una dura resistencia en este sector por parte de las baterías costeras, por lo que la asignación de fuego de apoyo naval fue reforzada en este frente. La conquista de la playa recayó en la 3ra. División de Infantería Británica, que enfrentó arrecifes donde la movilidad se vio muy restringida que obligó a escalonar la fuerza. Ya a las 09.30 horas los británicos habían logrado abrir varias direcciones de aproximación en el dispositivo defensivo alemán, conquistando la población de Hermanville-sur Mer. La 3ra. División británica logro controlar la playa, pero su objetivo de conquistar, Caen, se vio dificultado por las defensa alemanas del interior, con posiciones organizadas y preparadas, contando con un muy buen nivel de fuegos de apoyo de artillería de 122 mm. A media tarde de ese día, las fuerzas británicas terminaron a cinco kilómetros de su objetivo Caen. En este frente desembarcaron las unidades francesas de la Francia Libre.
IMPACTO EN LA GUERRA | El desembarco en Normandía tuvo un impacto directo en el desenlace final de la guerra. Por un lado, abrió un nuevo frente de guerra para los nazis permitiendo aliviar la presión sobre Rusia. Junto con el desembarco al sur de Francia de agosto de 1944, se configuró un escenario que no variaría hasta la derrota final de Alemania, a pesar de algunos intentos por revertir la situación, como la ofensiva de las Ardenas. Por otro lado, demostró a Stalin el firme compromiso aliado por derrotar a Alemania, priorizando a las acciones en el Pacífico. Después del Día D, los países europeos ocupados por tropas de la Alemania nazi fueron progresivamente liberados, hasta la capitulación final de Berlín.
CONSIDERACIONES FINALES
Esta operación militar representa el caso de estudio más apropiado en términos de planificación y ejecución de una campaña militar, dada la magnitud y empleo de medios humanos y material bélico, circunstancia irrepetible el día de hoy, dados los sensores y otras técnicas que hacen más “transparentes” los movimientos de unidades. Sin embargo, la misma tecnología existente otorga otras oportunidades y ventajas estratégicas, en un escenario en que la guerra no ha modificado su naturaleza, pero si su carácter siempre cambiante.
Después de 80 años, Europa nuevamente vive una guerra a gran escala producto de la invasión rusa sobre Ucrania. Si bien el escenario internacional es distinto, pues la Organización del Tratado del Atlántico Norte ha otorgado estabilidad y seguridad a sus países miembros, la sensación de haber retrocedido a la década de 1930 es algo palpable en el viejo continente. Las fuerzas armadas de la región perdieron progresivamente sus capacidades en medio de un ambiente pacifista y hoy, al igual que los años previos al estallido de la II Guerra Mundial, hacen esfuerzos apresurados por recuperar capacidades estratégicas. Esto es evidencia concreta de que este tipo de capacidades para la defensa nacional no se improvisan.
En 1934 Alemania y Polonia firmaron un pacto de no agresión; en 1938 los nazis se hacen de Austria y de los Sudetes checos, con la anuencia de Reino Unido y Francia, potencias que querían evitar una conflagración continental. Sin embargo, el año siguiente, Alemania desconoce el tratado con Polonia exigiendo parte de territorio, al tiempo que los británicos firman un acuerdo de asistencia con Varsovia. Al final, nada evitó que Berlín lanzara su ofensiva el 1 de septiembre de 1939.
Por su parte, en 1994 se firmó el Memorandum de Budapest, a través del cual Ucrania cedió el arsenal nuclear que quedó después de la desintegración de la Unión Soviética, entregando todas las ojivas nucleares a Rusia, a cambio de la garantía de su seguridad, integridad territorial e independencia política, actuando Estados Unidos, Reino Unido y Rusia como garantes. Sin embargo, en 2014 Moscú anexó unilateralmente Crimea ante los ojos de la comunidad internacional y de los garantes y apoyó directamente a los separatistas del Donbás. Al final, y nuevamente, nada evitó la invasión de un Estado soberano por una potencia militar y la inefectividad del sistema internacional para impedirlo quedó en evidencia.
John Griffiths y Marcelo Masalleras, AthenaLab
6 de junio de 2024
Foto inicial: Desembarco aliado en el Día D (France Presse)
[1] Richard Overy, Why the Allies Won. W.W. Norton & Company: Nueva York, 1995. 143
[2] Dwight D Eisenhower, Crusade in Europe. Doubleday & Company: Nueva York, 1948. 220.
[3] Ibid, 230.
[4] Opcit, Overy, 146
[5] Opcit, Eisenhower, 234.
[6] Ibid, 230
[7] Opcit Overy.
[8] Ibid, 151.
[9] Williamson Murray y Allan R. Millet. A war to be won. Harvard University Press, Cambridge: 2000. 420.
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