Columnas
La actualización de la Política de Defensa de Chile, una tarea importante que está atrasada
Al final del día necesitamos de una Política de Defensa que no solo sea oportuna, sino que a ojos de todos efectivamente nos dé la seguridad de que se está haciendo cargo de los problemas reales que tenemos en materias de seguridad nacional y defensa.
19 de junio de 2024, El Mostrador
Por ley, la Subsecretaría de Defensa tiene tres grandes responsabilidades, las cuales son: la Política de Defensa y la política militar; la apreciación de riesgos y amenazas para el país en el ámbito de la seguridad exterior; y, en tercer lugar, la planificación primaria de la Defensa Nacional y que la planificación secundaria converse con la anterior.
Lo ideal es que un Gobierno que asume incluya en su propuesta de programa gubernamental lo que piensa hacer en materias de relaciones internacionales, seguridad nacional y Defensa, y que de ser necesaria una nueva Política de Defensa o una actualización de la existente –algo muy posible que ocurra en los complejos tiempos actuales–, que ello se produzca en los primeros seis meses de haber asumido.
Obviamente es difícil lo que pido en el párrafo anterior, ya que Ricardo Montero es el cuarto subsecretario de Defensa, una rotación que hace difícil avanzar con lo importante, más aún cuando lo urgente –los problemas de seguridad interior– lo ha tenido ocupado fuera de su oficina.
Sé que desde hace unos meses el tema lo tiene como una prioridad y que habría contratado a Marcos Robledo, quien fue subsecretario de Defensa en Bachelet 2, para que saque adelante la sugerencia que posteriormente la ministra de Defensa debe proponer al Presidente, el que, si está de acuerdo, la firma y promulga, todo lo cual espero ocurra luego, ya que la última versión de un Gobierno de izquierda salió como un Libro de la Defensa y no como una política (que es lo que establece la ley) el 8 de marzo de 2018, el último día hábil del segundo Gobierno de Michelle Bachelet, cuando ya en la práctica de nada servía.
La actual política es obra de Cristian de la Maza, quien fuera subsecretario de Defensa de Piñera 2. Es quizá, junto al Libro de la Defensa de 1997, el mejor documento que existe en la materia. Solo requiere de las actualizaciones que un documento de cuatro años de antigüedad podría requerir, pero en su esencia tiene la estructura y contenido que uno espera de la política que debe guiar nuestros esfuerzos en materias de Defensa y seguridad nacional, colocando los acentos donde corresponde. La sociabilización previa a su aprobación no fue fácil. Se le acusó de ser más bien una política naval, y que lo militar y lo aéreo quedaban en una posición secundaria, a lo que solo puedo decir que la geografía manda (para más antecedentes de la Política de Defensa vigente, se recomienda el siguiente enlace).
Por alguna razón se insistió en que la nueva Política de Defensa fuera sociabilizada, de carácter público y democrática, algo que no es un requisito legal, pero que como concepto cae en las ideas rectoras de igualdad y comunidad del filósofo socialista Gerald Cohen, que uno esperaría encontrar en un Gobierno con esas sensibilidades, y que aplican a distintos ámbitos de la realidad nacional.
El principal ejercicio de sociabilización realizado fue uno organizado en el segundo trimestre, en las instalaciones de la Anepe, por la División de Planes y Políticas, dependiente de la Subsecretaría de Defensa. Durante cuatro jueves se presentaron diversos importantes temas que son parte de lo que se podría esperar encontrar en una política de este tipo, pero no la política en sí misma, armada y con todos sus componentes.
Por lo demás, no se trató de sesiones que permitieran una discusión abierta, donde estuviera toda la comunidad de Defensa representada, lo que se espera ocurra cuando se presente el borrador, obviamente antes de que se envíe a la Presidencia para su aprobación y publicación. Digo todo esto si es que se pretende ser fiel a la idea de que sea pública, democrática y sociabilizada por todos los sectores (para más información de la actividad organizada por la Subsecretaría de Defensa, se recomienda ver este enlace).
Independientemente de todo lo anterior, al final del día necesitamos de una Política de Defensa que no solo sea oportuna, sino que a ojos de todos efectivamente nos dé la seguridad de que se está haciendo cargo de los problemas reales que tenemos en materias de seguridad nacional y Defensa, de los riesgos y amenazas que nos agobian o dejan intranquilos, y que va a servir para establecer la política militar y un adecuado desarrollo de fuerza, que por lo general implica inversiones de largo plazo que van más allá de los cuatro años de gobierno.
Por de pronto, le deseo éxito al subsecretario con la Política de Defensa, esperando que pronto haya un borrador que se pueda analizar por parte de la comunidad de los especialistas en la materia, y que en lo inmediato se haga cargo de los problemas que nos aquejan, incluyendo qué hacer con el servicio militar, la realidad de un Chile que está bastante militarizado, el cómo les vamos abriendo espacios a las mujeres, el desarrollo de civiles expertos en seguridad nacional, el financiamiento que requiere la renovación del material, y la creación de un sistema de seguridad nacional que incluya un robusto y efectivo sistema de inteligencia.
Richard Kouyoumdjian
Vicepresidente AthenaLab
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