El Líbero, 28 de junio 2024
El levantarlo o no, no es el asunto de fondo, el acceso a la información sí. Pues, si levantarlo resulta expedito pero la información es entregada en formatos que no se encuentran unificados, de igual manera se dificulta la investigación.
El levantamiento del secreto bancario ha sido utilizado políticamente esta semana. Se han pedido explicaciones a uno y otro lado, se ha mencionado el lavado de activos, pero, nada se ha dicho sobre el fondo del problema: el crimen organizado.
Se observan deficiencias importantes en la comprensión del fenómeno. Mientras algunos tienen un entendimiento bastante acabado de lo que significa la delincuencia organizada y cómo opera, otros no la comprenden del todo o manejan definiciones que no están aplicadas al escenario chileno.
La Convención de Palermo la define como una estructura de más de tres personas que opera durante un tiempo y que se organiza para cometer uno o más delitos graves en más de un Estado. Definición que es correcta para el crimen organizado transnacional, sin embargo, en el caso chileno es necesario considerar, también, al crimen organizado nacional que crece entorno a nuestras materias primas.
La clave de todo esto, radica en el hecho de que el crimen organizado es una empresa ilícita que busca maximizar las ganancias aprovechando todas las debilidades del sistema para vender su producto y lavar el dinero obtenido ilegalmente. Por eso, el fondo del debate sobre el secreto bancario no se trata de emplazar políticamente al otro, sino que, de comprender cómo esta herramienta dificulta o no las investigaciones en materia de lavado de activos.
El blanqueo de capitales utiliza recursos muy diversos, el secreto bancario es un aspecto que debe abordarse en esta materia. Además, el levantarlo o no, no es el asunto de fondo, el acceso a la información sí. Pues, si levantarlo resulta expedito pero la información es entregada en formatos que no se encuentran unificados, de igual manera se dificulta la investigación.
Así, lo que tenemos que conversar hoy tiene que ver con la comprensión del problema y las capacidades que tiene el Estado para perseguirlo. Por ejemplo, ¿existen recursos? ¿Hay trabajo interinstitucional? ¿Tenemos un sistema actualizado al reto de hoy? Pareciera que la respuesta a estas preguntas es no. Ahí está el desafío.
Empresas de papel, facturas y rut falsos, intermediarios legales que parte de sus actividades son ilícitas, clientes bancarios que no tienen cómo justificar los ingresos, las remesas y las monedas digitales, entre otras cosas, son algunos de los recursos utilizados por el crimen para lavar activos. Entonces, el desafío radica en el sistema que tiene el Estado para investigar y perseguir el delito, en el trabajo interinstitucional y en la comprensión del problema donde, la corrupción es la piedra angular.
Al final, pareciera que el delincuente nos conoce más a nosotros que nosotros a ellos. Necesitamos conocerlo, dejar la ingenuidad de lado y con el mismo entusiasmo que se generan oportunidades para el desarrollo económico, generar los controles que protejan a esas oportunidades. Actualizar el panorama chileno es urgente pues, está preparado para enfrentar los desafíos de hace una década y no comprende a cabalidad los retos de hoy.
Pilar Lizana
Investigadora senior AthenaLab
Fuente: El Líbero
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