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ANÁLISIS | Estados Unidos: inusual campaña, resultado incierto

8 de Agosto de 2024
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ANÁLISIS | Estados Unidos: inusual campaña, resultado incierto

Un mes es una eternidad en política y el adagio se cumple a cabalidad al mirar las elecciones presidenciales estadounidenses. A fines de junio, esta competencia languidecía y se encaminaba a un triunfo republicano, con la figura del expresidente Donald Trump mostrándose inmune a condenas y procesamientos en su contra por distintos cargos, algunos de ellos bastante graves, como el de conspiración para cometer fraude electoral, en el contexto del desconocimiento de su derrota en 2020 y el posterior asalto al Capitolio.

Inesperadamente, el escenario electoral fue sacudido por un debate que se pensaba sería anodino entre Biden y Trump, rivales de edad avanzada que ya se enfrentaron en la elección pasada. Sin embargo, este evento televisivo tuvo lugar antes de las convenciones partidarias que confirman a los candidatos. La mala performance de Biden gatilló, entonces, fuerte presión para su retiro de la contienda. El mandatario resistió la presión por tres semanas; en ese mismo lapso, Trump sufrió un atentado contra su vida, eligió compañero de fórmula y fue ungido formalmente como candidato republicano. Finalmente, un episodio de Covid-19 hizo ceder a Biden, abriendo la puerta para que la actual vicepresidenta Kamala Harris tomara su lugar.

El ascenso de Harris a la candidatura demócrata ha sido más que fluido. Pese a que como vicepresidenta no había sido demasiado visible, como candidata presidencial sorprendió por su capacidad para recaudar fondos y reenergizar a su partido en sólo dos semanas. El entusiasmo que genera ya es visible en encuestas, que por primera vez muestran una pequeña ventaja en su favor en el voto popular nacional.

Faltan solo 90 días para que termine la campaña. Mucho puede ocurrir en ese lapso. Por lo pronto, Trump se ha visto desconcertado ante la llegada de la nueva contendora; y su discurso, repetido en cada parada de su gira de campaña, destaca por su falta de propuestas concretas, un preocupante nivel de divagación errática, su retórica divisiva y su alto nivel de agresión directa, incluyendo alusiones racistas (algunas respecto a Harris, quien es birracial, hija de padre jamaiquino y madre india tamil).

Adicionalmente, y aunque el momentum está con Harris, ganar el voto popular no asegura ganar la elección. Lo que se necesita es mayoría absoluta en el colegio electoral (esto es, 270 de los 538 votos). En el colegio electoral cada estado que integra el país tiene una cantidad de votos equivalente a la suma de sus congresistas (salvo Washington DC, capital federal sin representación parlamentaria y 3 votos en el colegio electoral). Luego, en la mayoría de los estados, el candidato con mayor cantidad de votos en el estado, se llevará todos los votos del colegio electoral del estado. De este modo, ya se sabe que el escrutinio en unos pocos estados – Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Wisconsin, Pennsylvania- determinará el resultado final.

La intención de conquistar esos estados clave, así como en general aquellos ubicados en el interior del país, es visible en la elección de compañeros de fórmula: no por nada ambos son de orígenes humildes y provenientes del mundo rural. Trump ha elegido a James Vance, joven abogado conservador graduado en Yale, proveniente de Ohio, autor de un best seller sobre sus memorias, con escasa experiencia política (un año y medio en el Senado), vínculos con Silicon Valley como capitalista de riesgo, y un pasado como periodista en la Infantería de Marina. Harris por su parte eligió a Tim Walz, gobernador de Minessota, ex profesor de escuela primaria y reservista de la Guardia Nacional del Ejército, que cuando integró la Cámara de Representantes se caracterizó por ser capaz de trabajar con los republicanos. El desafío para Vance y Walz debería ser ampliar la base de apoyo y conquistar indecisos. Es improbable que Vance —proclive a los pasos en falso— lo consiga; pero quizás Walz, con su cercanía a las fuerzas armadas, pueda al menos parcialmente congregar a republicanos anti Trump.

Finalmente, está el factor económico, que si bien puede no decidir la elección, sí influye en el resultado. Hoy la economía parece estar desacelerándose, y se teme una recesión. Esta situación es caldo de cultivo ideal para posturas nativistas y proteccionistas, contrarias a las normas del libre comercio, al multilateralismo y a la cooperación internacional, las que Trump ya empujó en su primer mandato y que profundizaría en un segundo. Asimismo, Trump ha dado señales de que en un eventual segundo período maltratará amistades importantes (como la Unión Europea) y alianzas tradicionales del país, como la OTAN, sin importar compromisos adquiridos. Finalmente, hay que hacer notar su denodada admiración por las autocracias (Vladimir Putin, Xi Jinping, Kim Jong-un), que enlaza con su desprecio por mecanismos democráticos (evidenciado por su comportamiento poselección de 2020).

Quedan muchos capítulos como para adelantar el resultado final de esta saga, pero Harris y Walz ya están haciendo todo lo posible para ofrecer un espacio político amable, como lo hizo en el Reino Unido el ahora primer ministro Keir Starmer, a fin de ganar el centro. El discurso odioso de Trump y la performance errática de su compañero podrían contribuir importantemente a esa meta.

Paz Zárate
Investigadora senior AthenaLab
8 de agosto 2024

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