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Militarización y carteles en todo México: El legado de López Obrador

Al concluir el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), su legado en materia de seguridad puede ser entendido como una gran paradoja o un fracaso producto de sus incongruencias. El primer presidente de izquierda de México deja un país militarizado, con carteles que ahora combaten en toda la federación y, lo más grave, con un récord de homicidios, los que podrían alcanzar los 200.000 entre 2018 y 2024.

26 de Septiembre de 2024 Juan Pablo Toro
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Militarización y carteles en todo México: El legado de López Obrador

Cuando AMLO llegó al poder tras recibir un masivo respaldo en las urnas, que también se tradujo en el Congreso, el mandatario propuso una “política de abrazos y no balazos”, en respuesta de lo que consideraba el fracaso absoluto de sus antecesores en el combate a los carteles de la droga. A juicio de él, el narcotráfico era producto de un problema social que demandaba un debate de la sociedad para abordarlo y no de un despliegue militar permanente para hacerle frente en las calles.

Sin dudas, la ingenua propuesta fue leída como una señal de debilidad del Estado por parte de los grupos del crimen organizado y podía ser aprovechada para ganar terreno, y eso fue justamente lo que sucedió.

ROL DE LAS FUERZAS ARMADAS. Durante el gobierno de AMLO, los militares han ganado un protagonismo que no se había visto en décadas; especialmente en un país que se mantuvo al margen de la época de las dictaduras que se dieron en América Latina en el siglo pasado.

Una de las primeras medidas que tomó el presidente fue disolver la Policía Nacional para crear una Guardia Nacional, la que sería dirigida por civiles, ya que de esta forma se disminuía el enfoque militar de la batalla contra el narcotráfico y los soldados podrían volver a sus cuarteles. No obstante, a días de dejar el poder, el Senado respaldó la propuesta de López Obrador de dejar la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de Defensa Nacional, es decir, del ministerio encargado del Ejército y la Fuerza Aérea. Entre las justificaciones esgrimidas para esta maniobra está la asunción de que el nuevo cuerpo será menos corruptible dentro de la jerarquía y controles castrenses.

Ahora bien, otro aspecto de la militarización, aún más complejo, tiene que ver con la masiva transferencia de responsabilidad de los civiles a las Fuerzas Armadas, siguiendo el argumento anterior, pero también con razones de seguridad y eficiencia. Hoy soldados, marinos y pilotos administran aduanas, puertos y aeropuertos; operan hoteles, reparten libros gratuitos y construyen proyectos, como el controversial Tren Maya. Se estima que las Fuerzas Armadas ejecutan hasta un quinto de las obras públicas.

Por supuesto, este mayor rol de los militares ha tenido un correlato en el presupuesto de Defensa, el que para 2024 es de unos US$ 14.800 millones, un aumento del 131% respecto del año anterior y en el marco de una tendencia que constituye una duplicación o triplicación desde 2018, dependiendo si se aplica la inflación acumulada. La Secretaría de Marina, que en específico se encarga de la Armada, también ha visto mejoras en sus finanzas, aunque proyectos emblemáticos, como la construcción de cuatro fragatas, fueron cancelados cuando ya se había entregado una de las embarcaciones.

SEXENIO SANGRIENTO. Si la militarización hubiera sido un éxito, su resultado más evidente hubiese sido una baja sostenida de la violencia; en particular, de los homicidios. Pero los resultados indican todo lo contrario.

Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre diciembre de 2018 y agosto de 2024, 196.505 personas fueron víctimas de homicidio en México.

El 2020 fue el año más sangriento del período, con 36.700 asesinatos, un récord histórico, mientras que 2023 fue el año con menos víctimas, ya que llegaron a 30.500. De este modo, bajo el mandato de AMLO se registraron, en promedio, más de 90 homicidios diarios y, de mantenerse las tendencias, cerraría su ciclo presidencial con casi 200.000 muertos.

Sólo para tener una idea de lo que significa lo anterior, los homicidios durante los períodos de Vicente Fox (2000-2006) fueron del orden de los 60.000; Felipe Calderón (2006-2012), alrededor de 120.000; y durante el gobierno de Enrique Peña (2012- 2018) se estiman en 156.000. Por cierto, todos ellos fueron duramente criticados por López Obrador en su momento.

CARTELES MÁS, CARTELES MENOS. Dentro del sexenio de AMLO, carteles como el de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación (CJNG) exhibieron su poderío de distintas formas, incluso sumando drones armados a sus poderosos ejércitos irregulares, que ya cuentan con personal uniformado y vehículos blindados artillados.

Uno de los hitos negativos de su gobierno fue el llamado “Culiacanazo” o “Jueves Negro”, que ocurrió en 2019 cuando López Obrador ordenó al Ejército liberar a unos hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, luego de que las hordas del Cartel de Sinaloa paralizaron la ciudad con una serie de ataques simultáneos. El presidente explicó su decisión alegando el bienestar de la población atrapada en los cruces de fuego.

Finalmente, Ovidio Guzmán sería capturado en 2023, pero esta vez las fuerzas de seguridad no capitularon. También en el período fueron detenidos el legendario Rafael Caro Quintero —conocido como “El narco de narcos”—, la esposa del líder del CJNG y otros cabecillas criminales asociados al robo de combustibles.

Sin embargo, una de las detenciones más importantes se dio este año cuando uno de los líderes históricos del Cartel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, fue entregado a las autoridades de Estados Unidos por uno de los hijos de “El Chapo” Guzmán. El episodio con rasgos de traición tiene desatada una especie de guerra civil en este estado de la federación mexicana.

López Obrador no encontró nada mejor que responsabilizar a Washington por la violencia desatada en Sinaloa entre los partidarios de “El Mayo” y los de los hijos de “El Chapo”, ya que su gobierno no fue informado previamente de la operación. Sin embargo, desde hace años que autoridades estadounidenses vienen limitando la información que entregan a sus pares mexicanos ante el temor de filtraciones.

Otro acontecimiento grave que ocurrió en estos años fue en 2020, cuando el entonces secretario de Seguridad de Ciudad de México, Omar García Harfuch, fue atacado por un pelotón de sicarios del CJNG cuando se dirigía a su trabajo, a pleno día y en uno de los barrios más acomodados de la capital. Aunque herido, García Harfuch sobrevivió al atentado y ahora asumirá el cargo de secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum.

CONTINUIDADES. Asumiendo que la nueva presidenta de México proviene del Movimiento de Regeneración Nacional de AMLO y revisando parte de sus 100 compromisos de campaña, son pocos los cambios que se pueden esperar en materia de estrategia de seguridad durante su sexenio, sobre todo cuando plantea trabajar a partir de “los logros” alcanzados y profundizar lo vigente.

Sheinbaum ha planteado consolidar la Guardia Nacional, mejorar la coordinación con policías estaduales y municipales, fortalecer la inteligencia y la investigación. También propone aumentar las penas para la extorsión y continuar con la búsqueda de desaparecidos de la guerra del narcotráfico.

CONCLUSIONES. Resulta una paradoja que el dirigente que prometió sacar a los militares de las calles haya terminado potenciando a las Fuerzas Armadas de una manera inédita con nuevas atribuciones, mayores presupuestos y un mayor número de efectivos si ahora se considera a la Guardia Nacional. Desde luego, López Obrador no es el primer político izquierdista que una vez llegado al poder olvida rápidamente sus prejuicios y se termina apoyando en los uniformados para enfrentar toda clase de emergencias. Finalmente, la incongruencia es el precio que se pagó por no llegar con una estrategia de seguridad definida o con una aproximación ingenua al tema.

El rol de los militares en la política conlleva riesgos. No en vano los ejércitos permanecían afuera de Roma. En la medida que se les asigna más protagonismo se les otorga más poder, y es difícil una vuelta atrás. Es también un giro complejo para la transición a la democracia en México, que parte el 2000 con la alternancia en el poder y que desembocó en la creación de una sociedad civil activa.

La creación de la Guardia Nacional no ha dado resultados mayores ni inmediatos si se observa el récord de casi 200.000 homicidios en el sexenio, y he aquí por lo cual debe ser recordado el período de AMLO en materia de seguridad. No hay cifra más elocuente y dramática.

Aunque algunos expertos locales sostienen que el alza de violencia durante el gobierno de AMLO fue consecuencia de la fragmentación y fricción que produce el ataque constante a los carteles, una tendencia que se observa es que sus acciones, que solían concentrarse en los seis estados fronterizos con Estados Unidos, hoy se reparten en todo el territorio del país con mayor o menor intensidad. Asimismo, Sinaloa y CJNG están convertidos en organizaciones criminales globales.

Tamaño legado que hereda Sheinbaum, quien asumirá como la primera presidenta de México el 1 de octubre.

Juan Pablo Toro*
26 de septiembre de 2024


Fotos: France Presse
*Trabajó en México entre 2005 y 2007 como editor de The Associated Press y cuenta con un diploma en Seguridad Nacional del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

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