DOCUMENTO DE TRABAJO Nº30 | Actualización geopolítica del territorio chileno antártico

El viento helado golpea fuerte en el Polo Sur, donde una esfera cromada sobre un pedestal rojo y blanco refleja las banderas de los 12 países originales signatarios del Tratado Antártico de 1959. En este inhóspito lugar, tan buscado por los exploradores del pasado, confluyen todas las reclamaciones territoriales vigentes que existen sobre el continente y aquellas, quizás, que están por venir.

La competencia entre grandes potencias que caracteriza los tiempos actuales promete alcanzar todos los rincones del planeta. Los distintos espacios geográficos, de una u otra manera, podrían ser objeto de conflictos —directos o indirectos— o testigos de tensiones en esta reconfiguración del orden internacional.

La realidad de un Chile tricontinental, basado, según las palabras del General Ramón Cañas Montalva, en una posición continental privilegiada en la vertiente andina occidental de Sudamérica, la que le otorga una proyección clara y definitiva sobre el Océano Pacífico; sumado a la proyección que sus posesiones en Rapa Nui e Isla Salas y Gómez le entregan en Oceanía, proyectando sus intereses a Asia y el Índico al oeste; y una soberanía sobre la Antártica indiscutible, ya sea por la proximidad, continuidad o contigüidad geográfica; son todos argumentos que obligan al Estado de Chile a to- mar nota de los acontecimientos pasados, presentes y, sobre todo, de los que están por venir que afecten sus intereses nacionales donde estos se encuentren.

En este sentido, la situación de la Antártica resulta especial. La creación del “Sistema del Tratado Antártico (STA)” ha entregado estabilidad, con un modelo de gobernanza único, que hasta ahora ha sido efectivo y que es funcional al interés de Chile. Sin embargo, nada garantiza que esto vaya a durar para siempre, sino que, muy por el contrario, todo indica que la presión e interés geopolíticos sobre el último continente en ser descubierto, sólo se acentuará en el tiempo.

Todo esto obliga al Estado de Chile a involucrarse directamente en todos los asuntos que se relacionen con la Antártica, particularmente en el cuadrante americano. La defensa férrea de los derechos soberanos sobre el territorio chileno antártico, así como la preservación de su hábitat, representa un desafío permanente e ineludible para quienes gobiernen. De ahí que surjan importantes y variados desafíos, partiendo por los más evidentes como es la necesidad de habitar la Antártica de manera más decidida y profunda, lo que sigue constituyendo un reto mayor pese a toda la tecnología en materia de protección contra las bajas temperaturas. Las características exageradas de aislamiento, con condiciones del tiempo atmosférico cambiantes y extremas, en las que se deben recorrer grandes distancias sin comunicaciones aseguradas, son el contexto natural en el continente blanco.

A pesar de todos estos inconvenientes, Chile debe realizar todos los esfuerzos requeridos para ejercer positivamente, dentro del marco legal reconocido, sus derechos soberanos. Esto no constituye una opción, si no que una obligación nacional, convirtiéndose sin lugar a dudas en una inversión a largo plazo para el país.

De esta manera y en el contexto de la actualización de estudios geopolíticos de áreas de interés nacional, un equipo de AthenaLab, en compañía de diplomáticos y expertos en derecho antártico, visitó la Antártica —incluyendo el Polo Sur—, como parte de un trabajo de investigación y de campo, para abordar los desafíos que se presentan para un país que cuenta con derechos y una posición inmejorable sobre una sección relevante de la Antártica. El presente trabajo, cuenta con una primera parte, en la que se describen aspectos relacionados con la exploración de la Antártica, sus recursos naturales, los aspectos más relevantes del sistema del tratado antártico y una revisión de los derechos, políticas y otras actividades nacionales en dicho continente. Posteriormente, se realiza un análisis de la situación geopolítica, abordando materias relativas a la competencia geopolítica, la superposición de soberanía chilena y reclamaciones de otros Estados, así como la necesidad de brindar prioridad a los asuntos antárticos, incluidos la generación de una conciencia nacional al respecto. Finalmente, en otros apartados, se extraen las conclusiones del trabajo y se formulan proposiciones para mejorar la posición de Chile en la Antártica.

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