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COLUMNA | El Tren de Aragua y Los Piratas: ¿Qué está en juego?
El crimen organizado tiene diversas facetas, pero la que ha llegado al país es la que necesita a la cárcel para expandirse. Detener a los cabecillas lo único que hace es trasladar su oficina.
Seguridad en el Centro de Justicia por el segundo día de formalización de “Los Piratas" Credit: Agencia Uno
La formalización de Los Piratas ha dejado violentas imágenes sobre cómo está operando el crimen organizado transnacional en Chile, pero, que lo cinematográfico de sus delitos no nos haga olvidar lo que está en juego. Es la supervivencia del Estado la que está sobre la mesa, el Contrato Social de Rousseau lo que podemos perder.
Este tipo de grupos comienzan poco a poco. Logran apoderarse de un sector, de alguna organización barrial, luego llegan al gobierno local y así, van escalando dentro del Estado hasta llegar a las élites políticas.
Para Chile, la luz de alerta debe venir del origen de estos grupos. En América del Sur los más grandes han surgido dentro del sistema penitenciario y desde allí lo controlan todo, justamente lo que ha hecho el Tren de Aragua desde la cárcel de Tocorón. Si bien hoy sus líderes se han fugado de ese recinto, lo cierto es que la manera de operar es desde dentro de las cárceles.
En el país, ya tenemos una cantidad importante de miembros de este grupo criminal dentro de nuestras cárceles, y nos encontramos esperando que se concrete la extradición de Larry Changa, uno de los máximos cabecillas del grupo. Esto, en un contexto de corrupción y debilidad de la Gendarmería debiese ser la máxima preocupación de nuestras autoridades.
La detención de integrantes del Tren de Aragua muestra una oportunidad: Tenemos instituciones que funcionan y que logran éxitos. Pero, al mismo tiempo, la falta de espacio y de una política carcelaria que aborde el problema es nuestra mayor debilidad.
Brasil ha dejado demostrado que el sólo encarcelamiento no resuelve el problema, es más, lo agrava. Lo que podría suceder en Chile si seguimos encarcelando en los mismos recintos a los integrantes de esta banda es que, estando en conocimiento de la llegada de su líder, éstos podrían estar esperándolo para reorganizarse y recibir nuevas instrucciones.
Controlar el delito en las calles requiere, necesariamente, de controlar la cárcel. Un grupo que nace y crece dentro de ella necesita tener miembros dentro de los recintos penitenciarios del país al que llega. Se ha dicho que la cárcel en Chile está controlada pero la realidad muestra lo contrario. Sólo el motín organizado el año pasado en el REPAS (Recinto Penitenciario Especial de Alta Seguridad) es prueba de ello.
El crimen organizado tiene diversas facetas, pero la que ha llegado al país es la que necesita a la cárcel para expandirse. Detener a los cabecillas lo único que hace es trasladar su oficina. A personas como Larry Changa lo único que les cambia es el país, ellos ya saben cómo controlar la cárcel y cómo comunicarse desde dentro de ella.
Esta semana se ha celebrado la creación del nuevo Ministerio de Seguridad, pero nada se ha hablado de Gendarmería. Ésta se mantiene en el Ministerio de Justicia, pero es el último eslabón de la seguridad pública, que podría llegar a transformarse en el primero considerando la naturaleza de la amenaza.
Proteger el Contrato Social requiere de comprender la amenaza y su comportamiento, sólo así los planes de calles sin violencia darán en el blanco y, los chilenos volverán a confiar en sus autoridades.
Sobre el autor
Investigadora senior AthenaLab
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