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COLUMNA | ¿Qué está en juego en Ucrania?
Los británicos y los europeos lo saben, y saben que una paz en Ucrania requiere de la comparecencia de EE.UU. porque ellos ahora no tienen la capacidad de sostener a Ucrania desde una posición de fuerza en la búsqueda de la paz, y menos de sostener posteriormente un esfuerzo bélico.

Muchas veces la forma en que la prensa reporta los hechos que ocurren no deja ver qué es lo importante o lo que está en juego. El caso de Ucrania es uno de ellos, ya que a simple vista cuesta entender cuál es el propósito del actual gobierno norteamericano.
El gobierno del presidente Trump no sólo está dando forma a su programa de campaña “Make America Great Again” (MAGA), sino que a la vez está buscando dar forma a un orden internacional que le sea favorable, o dicho en contrario, menos peligroso para sus intereses, que no son otros que el mismísimo MAGA.
El gran tema para los norteamericanos es China y lo ha sido desde hace un tiempo. Lo que EE.UU. busca es separar a Rusia de China y para ello debe realizar algunas acciones que van desde bajar la intensidad de los programas de sanciones, o bien regarles parte de Ucrania, y otras que puedan ser necesarias.
El buscar que Ucrania firme un acuerdo sobre tierras raras con los EE.UU. no es lo importante, -independiente del monto, y del hecho de que permite a los norteamericanos cobrarse por los aportes que han realizado para sostener el esfuerzo bélico de los Ucranianos, causando la sorpresa de muchos- pero dicho eso, Franklin Delano Roosevelt hizo lo mismo con los británicos al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando los estrujó a cambio de 50 destructores antiguos, pero que igual les servían a la Armada Real para su esfuerzo en la Batalla del Atlántico.
Para los EE.UU. es mucho más importante el desarmar la alianza Ruso-China que la suerte de Ucrania. Sé que suena terrible e inhumano, pero, para ellos, tener una Rusia más cercana y que no sea una amenaza tiene un valor que supera por largo las potenciales consecuencias de un acuerdo de paz sobre Ucrania, o que Rusia pueda seguir siendo considerada una amenaza por los europeos y el Reino Unido, ello porque lo que aquí importa es lo relevante para EE.UU. y los votantes que colocaron a Donald Trump en la presidencia.
El separar a los chinos de los rusos no es simple. Para que los rusos acepten algo de ese tipo no solo hay que terminar la guerra en Ucrania en términos relativamente favorables para ellos, lo que necesariamente implica quedarse con la parte que ya tienen bajo control, y quizás algo más, pero también que se acepte que Crimea se queda con ellos y no hay más discusión al respecto.
También los rusos van a exigir límites a la expansión de la OTAN, lo que obviamente implica que Ucrania y todo lo que esté más al este no pueda ser parte de la alianza defensiva. No sería de extrañar que pidan algún tipo de soporte económico y otras cosas que se le ocurran. Ellos saben que pueden cobrar caro por ser amistosos con los EE.UU., y que probablemente la contraoferta China sea jugosa, produciendo un concurso por quien paga más por la lealtad rusa, si es que ella tiene algún valor o permanencia en el tiempo.
Los chinos hasta ahora no han tomado una posición muy clara en el conflicto ucraniano, pero si hay un riesgo de que Rusia se cambie al bando norteamericano podríamos verlos ya sea buscando la paz o facilitando a los rusos recursos para derrotar a los ucranianos en forma rápida, lo que sería posible si es que no cuentan con el apoyo de EE.UU., ya que el apoyo europeo por ahora vale poco.
Independiente de las restricciones que impone la pertenencia a la OTAN, Europa y el Reino Unido por lo pronto no tienen capacidades militares para intervenir en Ucrania. No tienen tropas o el equipamiento militar requerido y se van a demorar varios años en generar lo necesario. Una cosa es decir que van a subir su gasto militar, pero otra cosa es que ello se transforme en militares, tanques, buques, aviones, drones, misiles, bombas, etc.
Los británicos y los europeos lo saben, y saben que una paz en Ucrania requiere de la comparecencia de EE.UU. porque ellos ahora no tienen la capacidad de sostener a Ucrania desde una posición de fuerza en la búsqueda de la paz, y menos de sostener posteriormente un esfuerzo bélico, sea en forma directa o indirecta por la vía de armamento y/o financiamiento.
Si yo fuera el líder de un país europeo me concentraría en buscar la paz en Ucrania, para después preparar un posible escenario de una Rusia que no respeta acuerdos y el hecho de que Estados Unidos no va a estar disponible para defenderlos. Eso implica que el Reino Unido y Francia deben mantener sus capacidades nucleares, todos deben llevar su gasto en defensa más allá del 3%, y que la Unión Europea debe buscar trabajar el tema como tal. Al no tener disponible a EE.UU. se debe asumir que la OTAN deja de existir.
El Reino Unido de seguro va a buscar participar de un acuerdo europeo de defensa, a la vez que mantiene su alianza defensiva con los norteamericanos, pero también va a llegar un momento en que va a decidir no desgastarse más financiando la defensa de Ucrania. Tres años de guerra son mucho para cualquier país, y más aun si implica que sus propias fuerzas armadas están disminuidas por la falta de inversión y presupuesto.
En todo esto hay un fuerte mensaje para los países de Asia. Estados Unidos no está disponible para defender a otros si es que ello no es esencial a su propio interés nacional o está en riesgo su seguridad nacional. Países como Australia, Japón, Corea del Sur y las Filipinas ya han tomado nota de ello y están aumentando fuertemente sus presupuestos militares ante la potencial amenaza de acciones chinas en las zonas en que ellos han declarado ser de su interés.
Soy de la opinión de que no veo a norteamericanos saliendo a defender a Taiwán, y, lo que, es más, no los veo preocupados de que sean una potencia regional dominante en esa parte del mundo. Cualquier cosa más grande que eso que coloque su propia supervivencia en riesgo es otra cosa y merece otro tipo de interés.
De Taiwán necesitan sus chips, pero eso es por un tiempo. Buena parte de la producción de chips ya se está moviendo a EE.UU., incluyendo la de productores de Taiwán. En el minuto en que eso deje de ser una preocupación de seguro los dejan solos y que entre chinos se entiendan.
Lamento mucho las penurias de los Ucranianos y lo que han sufrido durante siglos, pero no hay mucho que hacer ante las realidades de un mundo en que mandan los más fuertes. Ellos cometieron un error estratégico en 1994 al aceptar el acuerdo de Budapest, en el cual cedieron su arsenal nuclear de la ex Unión Soviética a Rusia a cambio de garantías de seguridad e independencia por parte de EE.UU., Rusia y el Reino Unido. Está claro que se equivocaron.
Sobre el autor
Vicepresidente AthenaLab


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