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COLABORACIÓN EXTERNA | Gestión de desastres en Chile: ¿Institucionalidad para la prevención o solo para la reacción?

19 de Marzo de 2025 Pablo Matamala
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COLABORACIÓN EXTERNA | Gestión de desastres en Chile: ¿Institucionalidad para la prevención o solo para la reacción?

La Ley 21364 de 2021 establece que el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) es el organismo rector en la planificación y coordinación de recursos para la prevención y atención de emergencias en Chile. Aunque se busca promover prácticas que prioricen la prevención, el organismo ha sido objeto de críticas tras su actuación en eventos, como incendios forestales e inundaciones en 2023 y 2024, que han expuesto falencias en su estructura y operatividad.

El modelo de gobernanza de riesgo de Hood et al. (2001) sugiere distintas intervenciones, dependiendo de la capacidad de evaluación y respuesta individual frente al riesgo específico. Los eventos que Senapred gestiona suelen tener alta vulnerabilidad y baja capacidad individual de respuesta, lo que requiere intervención estatal activa en múltiples niveles.

El Ciclo del Riesgo de Desastres implica fases de mitigación, preparación, respuesta y recuperación, cada una con enfoques organizacionales diferenciados. Dada la alta complejidad y bajo nivel de acoplamiento inherente a las actividades preventivas, la mejor forma de gestionarlas es en base a un recurso humano con alta competencia y una organización horizontal y flexible.

El fuego en Viña del Mar y Quilpué (2024) y la tormenta de agosto que cortó el suministro eléctrico en gran parte del país, evidenciaron debilidades en la capacidad de respuesta y planificación preventiva de Senapred y a nivel local. Se analizó la forma en que este tipo de amenazas son incorporadas y tratadas en los planes comunales de Reducción del Riesgo de Desastres (RRD).

Se identificaron tres áreas críticas de debilidad:

  1. Ausencia de planes de RRD. Solo un 2% de las comunas poseían un plan aprobado en febrero de 2024.
  2. Calidad y cobertura de los planes. Muchos de los planes existentes no abordan adecuadamente todos los riesgos, y las medidas de mitigación se enfocan principalmente en la respuesta a la emergencia y no en su prevención.
  3. Competencias técnicas del personal. No existen exigencias claras sobre los requisitos formativos para los encargados de la gestión del riesgo a nivel comunal.

Dichas debilidades pueden atribuirse a conceptos de Teoría de Riesgo, como la “Noción de normalidad”, que describe cómo las organizaciones pueden volverse complacientes ante situaciones anormales; la “Degradación de sistemas”, que indica cómo pequeñas fallas pueden acumularse y generar crisis, y la “Normalización de desviaciones”, donde lo que es intolerable pasa a ser formalizado como aceptable o normal. La excesiva confianza de que todo se soluciona por el hecho de tener redactado un plan puede convertirlo en un “Documento de fantasía”.

Se sugiere implementar el modelo de Hood para analizar riesgos diversos y anticipar escenarios de conflicto. También se recomienda acelerar la creación de planes RRD en las comunas. Es fundamental capacitar a los profesionales encargados de las funciones de gestión del riesgo y fomentar la inclusión de medidas preventivas en los planes. La falta de recursos no debe ser una excusa para invisibilizar situaciones de riesgo, considerando el avance progresivo a niveles superiores para su gestión.

La revisión de la estructura y funcionamiento del Senapred es esencial para desarrollar un enfoque más robusto en la gestión de desastres en Chile. Se deben priorizar esfuerzos para mejorar el bienestar y seguridad de las comunidades ante futuras emergencias, pasando del enfoque reactivo a uno más preventivo y proactivo.

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Sobre el autor

Consultor Senior en Riesgos Empresariales

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