Comentarios y Análisis
ANÁLISIS | Preparados para el “Día de la Liberación”: La guerra comercial de EE.UU. adquiere forma definida

Por lo general, no se suelen hacer públicas las fechas de las operaciones militares para preservar el elemento sorpresa, aunque en estos días se pueden filtrar por chats. Así se mantuvo en máximo secreto el Día D, por ejemplo. Ahora bien, en la “guerra comercial” desatada por el presidente de EE.UU., Donald J. Trump, el próximo 2 de abril ya se ha rotulado como el “Día de Liberación de Estados Unidos”[1].
Se supone que el miércoles de la próxima semana su gobierno dará un gran anuncio (BIG ONE, lo llamó el mandatario), donde se conocerán los aranceles recíprocos que serán el eje de su política comercial para el período. Dependiendo de cuan detallado sea el contenido, podría reducirse la incertidumbre que hoy cunde en los mercados.
Según estimaciones de la Tax Foundation, si durante el primer gobierno de Trump se impusieron aranceles a miles de productos avaluados en US$380.000 millones entre 2018 y 2019, la nueva oleada alcista podría afectar a importaciones valoradas en un billón de dólares[2].
En sus primeros dos meses en el poder, el jefe de Estado ha dejado en evidencia que las alzas unilaterales de tarifas son su instrumento predilecto para recuperar la fortaleza económica de Estados Unidos —a su juicio, afectada por la competencia desleal de otros países— o para mejorar la seguridad nacional, ya sea presionando a rivales o socios para que sigan los designios de Washington.
Sin embargo, no existe mucha claridad si, al final del día, con mayores tarifas Trump logrará definitivamente aumentar los ingresos fiscales; estimular la producción local (América Latina podría enseñarle algo sobre su experiencia fallida en la industrialización por sustitución de importaciones); reducir la dependencia estratégica frente a ciertos productos clave del extranjero, o lograr cambios de conducta en los países que envían o dejan pasar drogas (fentanilo, sobre todo) y migrantes por amenazas a su comercio.
Lo cierto, es que el presidente Joe Biden dejó la economía de Estados Unidos creciendo y en 2024 registró una expansión del 2,8% del PIB. Para este año se prevé que esa cifra llegue a 2,4%, porque entre otras cosas, la guerra comercial tendrá un efecto negativo para el propio país. La misma Tax Foundation estima en cuatro décimas menos su impacto.
Aunque siempre es posible que el mandatario modifique su parecer, del 2 de abril parece ser clave por varios motivos. Un día antes vence el plazo dado a los departamentos de Comercio y Tesoro para terminar los estudios sobre el impacto de la imposición de tarifas externas a algunos sectores del país. También acaban las exenciones temporales de los aumentos de impuestos a Canadá y México de un 25% (además, es el “Día de los inocentes”, por si acaso).

LOS “SUCIOS 15”. Desde luego, los más afectados por el tsunami tarifario que lance la administración Trump serían los países con los cuales Estados Unidos tiene una balanza comercial deficitaria, que es en esencia lo que quiere corregir el presidente. Entre ellos existen aliados y rivales sistémicos.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, se refirió a los “Sucios 15” (“Dirty 15”) para describir a las naciones con las cuales existen severos desequilibrios comerciales. Otro asesor puso la cifra de entre 10 y una quincena, pero sin dar detalles[3].
Hasta ahora, Canadá y México ya saben que están en la lista. China, a cuyos productos se les aumentaron los aranceles en 20%, también, ya que es el blanco predilecto del republicano. En cuanto a productos, el acero, el aluminio y los automóviles provenientes del extranjero fueron castigados con tarifas adicionales de 25%.
La pregunta radica, ahora, en la forma que tomará la respuesta de esos países, si como Beijing y Ottawa, que prefieren elevar sus quejas ante la Organización Mundial de Comercio, o como Ciudad de México, que prefirió negociaciones directas con Washington y reforzó la frontera común con tropas para reducir los flujos de drogas y migrantes. También es posible que los afectados respondan con represalias duras, lo cual solo escalaría la guerra comercial, exponiendo al mundo a efectos mayúsculos. Por eso, en los mercados no se percibe tanta incertidumbre desde la pandemia del Covid-19 en 2020[4].

TERCEROS EN DISCORDIA. El empleo de herramientas comerciales para adelantar objetivos en materia de seguridad supone una complejidad mayor de la que corresponde estar atentos.
Trump anunció esta semana que, dada la “hostilidad” de Venezuela, a cuyo régimen responsabiliza por enviarle el grupo criminal Tren de Aragua a suelo estadounidense —desde ahora considerado terrorista—, Estados Unidos impondrá aranceles del 25% para los países que compren petróleo y gas de la nación sudamericana[5]. Entre sus clientes principales, hoy figuran India, China y España.
La preocupación se centra en que Washington, al extender su guerra comercial, termine castigando a terceros, como recurso para atacar indirectamente a sus enemigos. Por ejemplo, están los planes para subir las tasas portuarias a los cargueros vinculados a China, como medio para estimular la moribunda industria de construcción naviera estadounidense. Beijing hoy no solo se ha consolidado como el primer fabricante mundial de embarcaciones comerciales, sino que muchas compañías internacionales las adquieren o emplean para mover contenedores y toda clase de productos.

CHILE BAJO EL RADAR. Hasta ahora, Chile no ha aparecido en el radar de quienes marcan los blancos en la guerra comercial desatada por la administración Trump. No solo el tamaño de nuestra economía ayuda a invisibilizarla, sino el hecho de que la balanza comercial es favorable a Estados Unidos y que se “exportan” ni drogas ni migrantes a ese país. Es decir, no existiría necesidad ni urgencia para corregir esta situación.
La relación económica bilateral está afecta al Tratado de Libre Comercio[6] vigente desde 2004 y al acuerdo que evita la doble tributación entre Chile y Estados Unidos desde fines de 2023[7]. Pero sabemos que eso no blinda a los países, visto lo que acontece con México y Canadá.
Actualmente, Estados Unidos es el segundo socio comercial de Chile, representando casi el 16% del destino total de las exportaciones, con productos avaluados en casi US$16.000 millones, donde la aguja la mueve el cobre y las maderas en distintos formatos.
En la actualidad, ya se encuentran en marcha investigaciones en suelo estadounidense para determinar el impacto de las importaciones de cobre y madera en la seguridad nacional de este país, conforme a la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962[8]. De su resultado depende si el presidente adopta o no medidas ejecutivas de ajuste al respecto, los que se esperaría para noviembre cuando concluya el plazo de trabajo para los investigadores. Aunque la agencia de noticias Bloomberg sostuvo que un aumento tarifario podría darse en cuestión de semanas[9].
Porcentaje de destino de las exportaciones de Chile por país (2023)

Fuente: OEC World.
Dado que Chile es uno de los principales productores y exportadores de cobre del mundo, no es posible marginarse de esta realidad. Mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores constituyó un comité público-privado para analizar los posibles impactos de medidas unilaterales de la administración Trump, desde el mundo de las empresas y los gremios se preparan reportes para exponer en Washington las realidades de los sectores como el cuprífero y maderero, donde, por lo demás, existen importantes inversiones estadounidenses.
Incluso existe la posibilidad de que el metal rojo, hoy disparado a precios superiores a 5 dólares la libra, sea declarado mineral crítico o estratégico por Estados Unidos[10], puesto que es indispensable para la transición energética, lo que cambiaría el panorama. Tanto razones de coyuntura, como el hecho de que países estén aumentado sus stocks ante futuros incrementos del valor del producto debido la guerra comercial, junto con proyecciones que auguran una mayor demanda estructural en el largo plazo, explican esta situación alcista.
También sigue profundizándose la búsqueda de nuevos mercados para diversificar las exportaciones chilenas, demasiado concentradas en China, más que en Estados Unidos. Una inminente gira presidencial a India se suma a visitas realizadas a Emiratos Árabes Unidos y recibidas desde la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
CONCLUSIONES. El 2 de abril podría ser un día clave dentro de la guerra comercial lanzada por Trump en su primer período, continuada bajo Biden —valga la aclaración— y recrudecida ahora por el republicano en su regreso a la Casa Blanca. La contundencia, o no, y la dirección del alza de aranceles recíprocos ayudará a despejar, en algo, la gran incertidumbre que reina hoy en los mercados por la cantidad de anuncios del mandatario, que no siempre se hacen realidad o sobre los cuales incluso retrocede días después.
El último Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central, estimó que el endurecimiento de las tensiones geopolíticas por conflictos bélicos, como el de Ucrania y Gaza, así como por la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, ya ha afectado las expectativas de crecimiento mundial. Sin embargo, los efectos de las medidas tarifarias de Trump serían “acotadas” sobre la economía local, que este año presentará un rango de crecimiento de 1,75-2,75%[11].
Pero estas proyecciones podrían verse afectadas si se toman acciones directas sobre los envíos locales, de cobre en especial, o si los socios de Chile sufren un freno relativo. Para un país que ha hecho del libre comercio una de las palancas de su crecimiento y de su posicionamiento internacional, el curso actual de la economía mundial no es favorable, puesto que se conocen por experiencia los efectos nocivos del proteccionismo. Por lo mismo, las asociaciones con otras naciones proclives al libre comercio se hacen más imperativas que nunca, como la que se plasmó con Japón para rescatar el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, en su momento.
Y si bien las ventajas comparativas deberían imponerse a la larga cuando se las evalúa desde la perspectiva del costo/beneficio, es un hecho que la variable de seguridad no se puede deslindar más del comercio internacional, ya que de ahí surgen también las dependencias excesivas o las exposiciones a riesgos que estamos observando. Esa es una de las explicaciones que parece estar detrás de la posibilidad real de que los aranceles de Estados Unidos, de la mano de Trump, lleguen a su nivel más alto desde 1947, cuando se empezó a crear el sistema financiero y comercial global actual que buscaba evitar, entre otras cosas, las crisis económicas que antecedieron a la Segunda Guerra Mundial y que hizo del mundo un lugar más próspero.

Equipo AthenaLab
27 de marzo de 2025
[1] https://www.forbes.com/sites/dereksaul/2025/03/25/trump-says-he-may-give-a-lot-of-tariff-breaks-heres-what-to-know-about-liberation-day-as-reciprocal-tariffs-loom/
[2] https://taxfoundation.org/research/all/federal/trump-tariffs-trade-war/
[3] https://www.newsweek.com/trump-tariffs-countries-map-dirty-15-2050696
[4] https://www.policyuncertainty.com/
[5] https://www.bbc.com/mundo/articles/cly642ezvvqo
[6] https://www.subrei.gob.cl/acuerdos-comerciales/acuerdos-comerciales-vigentes/ee-uu
[7] https://cl.usembassy.gov/es/acuerdo-que-evita-doble-tributacion-entre-ee-uu-y-chile-entra-hoy-en-vigor/
[8] https://www.bis.doc.gov/index.php/other-areas/office-of-technology-evaluation-ote/section-232-investigations
[9] https://www.bloomberg.com/news/videos/2025-03-26/us-tariffs-on-copper-imports-may-come-within-weeks
[10] https://www.athenalab.org/publicaciones/documentos-de-trabajo/2024/08/27/chile-frente-a-la-geopolitica-de-los-minerales-criticos-litio-cobalto-y-tierras-raras/
[11] https://www.bcentral.cl/contenido/-/detalle/informe-de-politica-monetaria-marzo-2025
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