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Rimpac 2020: Reflexiones en pausa sobre el ejercicio naval más importante del Pacífico
Juan Pablo Toro V.
Si bien este año la Armada de Chile interrumpió su participación en Rimpac, al igual que muchos países que alegaron motivos relacionados con la pandemia del coronavirus, el ejercicio naval más grande del mundo, como se le conoce, comenzó a realizarse desde el lunes en las aguas alrededor de Hawái.
A diferencia de la versión anterior de 2018, que sumó a 27 países, 42 embarcaciones y 25.000 tropas, esta edición reducida cuenta solo con 10 naciones, 23 naves y 5.300 efectivos. Entre quienes decidieron asistir al ejercicio, que fue postergado a lo menos un mes, se encuentran Australia, Brunei, Canadá, Francia, Japón, Nueva Zelandia, Corea del Sur, Filipinas, Singapur y, por supuesto, el anfitrión Estado Unidos.
En el curso de sus distintas participaciones que se inician en la década de los años noventa, oficiales y unidades chilenas han ido ganando grandes responsabilidades en la conducción de las distintas operaciones que se ensayan y que pueden incluir desembarcos, interdicción marítima y ataques de superficie.
Quienes asistimos a Rimpac, en sus versiones 2012 y 2018, hemos sido testigos del prestigio alcanzado por la Armada de Chile, que hoy le permite trabajar de igual a igual con algunas de las marinas más poderosas del mundo, a la vez que le da acceso a un diálogo directo con sus más altos mandos. Porque este ejercicio tiene muchas implicancias.
Ahí se miden capacidades reales y se construye reputación. En ese sentido, no se nivela hacia abajo, como alguna vez confesó el jefe del grupo de batalla de un portaaviones estadounidense.
Pero también es claro que a Washington le sirve para tejer un complejo sistema de alianzas bilaterales y regionales con países del Pacífico, con el fin de garantizar la seguridad y estabilidad de un océano por el cual navega la economía global del siglo XXI. Si bien Rimpac data de 1971, cuando la amenaza era otra, algunos lo perciben cada vez más como una coalición contra China, que ha sido invitada, desinvitada e incluso descubierta espiando el ejercicio.
Los anfitriones de la Armada estadounidense siempre insisten que Rimpac no se enfoca en una u otra amenaza en específico, sino en crear confianzas entre socios que sean capaces y adaptables para trabajar en entornos complejos.
A continuación, en AthenaLab publicamos una serie de artículos que buscan reflexionar sobre la participación de Chile en Rimpac:
“La interoperabilidad de la Armada
es una capacidad con consecuencias estratégicas”
Contraalmirante Alberto Soto
“Rimpac nos ha permitido el establecimiento de relaciones interpersonales y de confianza mutua entre marinas”
Contraalmirante Pablo Niemann
“Debemos pensar en cómo organizarnos cuando Rimpac pueda dejar de ser una opción”
Richard Kouyoumdjian
“La participación de Chile en Rimpac ha contribuido a las relaciones con los países de la Cuenca del Pacífico”
Contraalmirante Luis Fernando Sánchez
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