El Mostrador, 9 de marzo 2022
El 9 de marzo asume la Comandancia en Jefe del Ejército de Chile, el general de División Javier Iturriaga Del Campo, quien asciende ese día al grado de general de ejército (4 estrellas). Lo normal es tener una ceremonia en donde asciende de grado, se iza su gallardete de mando y se arría el de su antecesor, se le entrega el sable de José Miguel Carrera, primer general en Jefe de nuestro Ejército, y procede a informar al destacamento que asume el mando en Jefe.
En el pasado no había una ceremonia muy elaborada, ya que el cambio de comandante en Jefe se realizaba en la oficina que corresponde al jefe de la institución. La ceremonia que conocemos arranca con la entrega de Pinochet a Izurieta Caffarena y evoluciona con cambios menores hasta la entrega de Oviedo a Martínez, por lo que la ceremonia de este jueves no debería ser muy distinta.
Los simbolismos en las instituciones armadas importan y quizás el más importante de todos es la entrega del sable de Carrera por parte del Presidente de la República al nuevo jefe institucional, simbolizando en esa entrega que el mando del Ejército que se otorga es el mismo de Carrera y que es la máxima autoridad política la que designa y habilita como tal al mando que asume la dirección del Ejército de los chilenos, dejando claro que este reporta a la autoridad política ejecutiva y que no se manda solo. En ausencia del Presidente de la República ese rol lo cumple el ministro de Defensa, pero lo importante al final del día es que es una ceremonia republicana que tiene un claro y profundo significado.
El general Iturriaga asume en circunstancias poco fáciles. Su antecesor renunció el miércoles 2 de marzo ante la posibilidad de que lo procesaran al día siguiente por el caso pasajes, algo de lo cual no estoy seguro que no pueda afectar al nuevo jefe del Ejército, ya que lo mismo pensaba Ricardo Martínez y ya sabemos cómo termina la historia. La jueza Rutherford opera bajo su lógica y no necesariamente bajo la lógica del Ejército y sus procedimientos internos, sobre lo cual, posteriormente a la salida de 21 generales en el 2018, se determinó que estos no habrían actuado irregularmente y que habrían cumplido los procedimientos internos vigentes en su minuto.
También se tiene que hacer cargo del problema de tener a todos sus antecesores vivos, excepto Martínez, procesados por supuestos malos usos de gastos reservados. Digo supuestos porque entiendo que en ninguno de los casos hay fallos ni siquiera de primera instancia, algo que también afecta a buena parte de los procesados por pasajes, a pesar de tener más de tres años en esa condición.
El Ejército no ha tenido casos recientes de malos usos financieros o desórdenes administrativos. Todos los casos o la mayor parte de ellos son previos al 2018, año en que la calidad de la supervisión administrativa, controles y auditoría interna mejoraron notablemente, ya sea por interés del ministro Espina, o bien de la misma institución, la que, dicho sea de paso, implementó el modelo de prevención de delitos que exige la Ley 20.393 para empresas abiertas en bolsa que cotizan instrumentos de oferta pública, algo inédito para un Ejército y poco visto en el mundo público.
Lo otro que no le hará fácil la vida al general Iturriaga son las ideas que circulan en la Convención Constitucional respecto de la existencia de las Fuerzas Armadas o la forma en que se deben manejar y administrar. Lo anterior no será fácil, ya que se sumará a las posibles extensiones de los Estados de Excepción en la Macrozona Sur y frontera norte, algo que el Gobierno que asume ha dicho que no quiere hacer, pero que al tener la guitarra en las manos puede ver de otra forma y verse obligado a actuar, y por último todo indica que los presupuestos de las instituciones armadas se verán más apretados en los años que siguen, debido al interés de aumentar el gasto en temas sociales. Solo juegan a favor las aventuras de Putin, las que han hecho repensar a muchos en la necesidad de tener Fuerzas Armadas bien entrenadas, equipadas y organizadas.
Juega a favor del general Iturriaga su entrenamiento como comando y paracaidista, el ser hijo de un militar de reconocido prestigio, lo que hará más fácil la vida de cara a los retirados del Ejército, los que no se sentían muy cómodos con el general Martínez y menos después de las reflexiones que dio a conocer en su última cuenta pública.
Conoce y vive el Ejército de Chile desde que nació, por lo que no le vendrán con cuentos, sabe qué quieren sus soldados y sus compatriotas, y ya superó varias pruebas complejas para llegar donde llegó. Tengo confianza en que será un buen general en Jefe y será un digno sucesor de Carrera, sabiendo cuidar el sable que usó el primer jefe de este Ejército siempre vencedor, jamás vencido.
Richard Kouyoumdjian
Vicepresidente AthenaLab
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