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ANÁLISIS | El multilateralismo intenta retomar vuelo con el “auge del resto”. ¿Podrá lograrlo?
En esta época de competencia, el multilateralismo no pasa por un muy buen momento. Los organismos internacionales o están paralizados (como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) o están siendo objeto de intentos de desmedida influencia (como la Organización Mundial de la Salud).
Sin embargo, una serie de cumbres internacionales se han realizado en lugares como Johannesburgo, Yakarta y Nueva Delhi, con resultados que dan cuenta de la pérdida relativa de influencia de Occidente y la emergencia de un sistema internacional con más protagonismo del llamado “Sur Global”, un concepto lleno de ambigüedades geográficas, pero muy en boga. Al parecer, a Estados Unidos y la Unión Europea no se les perdona del todo su falta de solidaridad inicial durante la pandemia de COVID-19 y los efectos colaterales en los mercados del conflicto ruso-ucraniana (otra guerra europea más).
Ahora bien, la sola reunión de líderes en un mismo lugar tampoco garantiza el éxito de los foros, e incluso la falta de declaraciones conjuntas o la ausencia de las llamadas “fotos de familia” pueden evidenciar las profundas divisiones que subsisten.
BRICS+
Miembros: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica
Lugar de reunión: Johannesburgo, Sudáfrica
Fecha: 22 al 24 de agosto
El gran ganador de esta cumbre resultó ser China. Aunque el presidente Xi Jinping no se quedó durante todo el evento, fue el único al que asistió personalmente, lo cual ya sirve para denotar una predilección por este foro de países emergentes, que rechazan el empleo de las sanciones como una herramienta de coerción económica contra naciones como Rusia e Irán y que, por lo mismo, creen en la necesidad de desligar progresivamente sus transacciones internas del dólar estadounidense.
Pese a que no estuvo presente por temor a la Corte Penal Internacional, el presidente ruso Vladimir Putin empleó el foro para promover la conformación de una “mayoría global”, donde por supuesto no importan las credenciales democráticas.
En esta línea, la gran noticia de la cumbre de los BRICS fue invitar a sumarse a Argentina, Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, a partir del 1 de enero de 2024. Ahora bien, no se explicitó cómo se manejarán los nuevos miembros dentro de un bloque expandido y se pasaron por alto las profundas rivalidades entre algunos de ellos.
ASEAN
Miembros: Myanmar, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Lugar de reunión: Yakarta, Indonesia
Fecha: 5 de septiembre
Por su posición geográfica y dinamismo económico, este bloque de naciones tiene un lugar central en el Indo-Pacífico. Sin embargo, este enorme potencial no se ha traducido en un mayor protagonismo, por la falta de resultados concretos a la hora de moldear su entorno.
En la última cumbre celebrada en Indonesia no se pudo avanzar mucho en sacarle un compromiso a Myanmar para que la junta militar gobernante abra un camino de retorno a la democracia. Tampoco se logró establecer un código de conducta para los encuentros inesperados en el Mar del Sur de China, que es objetivo de disputas territoriales superpuestas. Varios miembros de la ASEAN han reclamado por la inclusión de territorios en mapas chinos y también han denunciado el hostigamiento de buques de la Armada del Ejército Popular de Liberación.
Justamente, este foro parece estar atrapado por un juego mayor de influencia entre Washington y Beijing. Mientras la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, llamó a respetar las normas internacionales de comportamiento, el primer ministro chino, Li Qiang, pidió evitar una “Nueva Guerra Fría” y arremetió contra alianzas como el AUKUS (Australia, Estados Unidos y Reino Unido) y el Quad (Australia, Estados Unidos, India y Japón). ¿Y la ASEAN? Bien, gracias.
G-20 (19 principales economías + la UE)
Miembros: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, República de Corea, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.
Lugar de reunión: Nueva Delhi, India
Fecha: 9 al 10 de septiembre
A esta cumbre, que tuvo como anfitrión al primer ministro Narendra Modi, no asistió el presidente Xi Jinping, lo cual fue interpretado como una muestra del mal momento por el que pasan las relaciones entre India y China, que tienen disputas territoriales abiertas en las alturas de los Himalayas. En cambio, sí concurrió el mandatario estadounidense, Joe Biden, cuyo país parece cada vez más convencido de atraer a Nueva Delhi a su órbita.
Sorpresivo fue que se produjera un consenso para emitir una declaración conjunta, donde si bien no se condenó a Rusia por su agresión contra Ucrania, al menos se reconoció el sufrimiento causado por ese conflicto y se pidió a los Estados que no usen la fuerza para anexar territorios. Incluso, se invitó a la Unión Africana (que representa a 55 país) a integrarse al foro económico.
Quizás más importante que todo lo anterior, fue el acuerdo entre varios países asistentes para desarrollar corredores de infraestructura de conectividad entre India, Medio Oriente y Europa, en un proyecto que rivaliza directamente con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (Ver infografía).
Sin embargo, no hubo “foto de familia”, pese a que el lema de la cumbre era “Una Tierra, una familia, un futuro”. Ciertamente, aparecer junto al canciller ruso, Sergei Lavrov, habría sido pedir demasiado.
ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU
Miembros: 193 Estados, más la adición de la Santa Sede y Palestina
Lugar de reunión: Nueva York, Estados Unidos
Fecha: 18 al 23 de septiembre
Esta enorme reunión de líderes es una plataforma anual para hablar de temas de diversa índole, una instancia donde donde tampoco faltan las interpelaciones y el sarcasmo. Está previsto que en la Asamblea General de Naciones Unidas de este año se aborden asuntos que generan un amplio consenso, como la lucha contra el cambio climático y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sustentable 2030; aunque también se tocarán aquellos sobre los cuales hay profundas divisiones.
Desde luego, resulta imposible que la invasión de Rusia a Ucrania no sea uno de los temas principales a tratar, ya que en esta guerra se han cometido toda clase de violaciones a las normas contenidas en la Carta de Naciones Unidas por parte de un miembro del Consejo de Seguridad del organismo. Además, con la incursión de Moscú se ha puesto en peligro la seguridad alimentaria de varios países, debido a los bloqueos rusos a los granos ucranianos que salen a través del Mar Negro.
Esta última paradoja será también argumento para quienes abogan por una ampliación del Consejo de Seguridad permanente, que tiene entre sus miembros a Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido. Países del llamado Sur Global y otras potencias emergentes buscan un foro más representativo del mundo actual, que es más multipolar, menos jerárquico y, por lo mismo, bastante más desorganizado. Aunque la verdad, de la Asamblea misma suelen quedar, más bien, anécdotas y frases citables que otra cosa.
CONCLUSIÓN. Superado el enclaustramiento pandémico, parece existir un renovado interés de los países y sus líderes por reunirse a dialogar, lo cual no deja de ser positivo; sobre todo, cuando existen tantos temas desafiantes y urgentes, como retomar el crecimiento económico, hacer frente al cambio climático y regular la inteligencia artificial.
No obstante, esta voluntad de cooperación no siempre logra imponerse a dinámicas de competencia, que se dan por la tensión permanente entre Estados Unidos y China o por las profundas divisiones que existen entre Occidente y países del Sur Global sobre la agresión rusa contra Ucrania.
En 2008, Fareed Zakaria, en “The Post-American World: And The Rise of the Rest”, advertía sobre una pérdida relativa de poder de Estados Unidos y sus aliados, por el incremento del poderío de naciones emergentes, como China, India, Brasil, Turquía y otras. Pues bien, ese momento parece haber llegado. Claro que el “resto” parece más contento con llamarse “Sur Global” y participar en foros como los BRICS, donde no siempre están en juego los incómodos valores comunes, no se comentan las conductas de los regímenes con sus poblaciones, y por supuesto, es de mal gusto juzgar las guerras de agresión.
A Estados Unidos, los europeos y los países afines, los caminos que se les presentan son complejos. Encastillarse en foros como el G-7 es una opción, quizás la más fácil. Otra, tan difícil como necesaria, es solidificar una esfera de democracias liberales interconectadas entre sí a través de cadenas de suministros confiables, finanzas transparentes, comunicaciones seguras, alianzas militares y valores compartidos, todo envuelto en la convicción sobre la importancia de las normas internacionales comunes. Sentarse tranquilamente a mirar cómo se configura el “resto” o toma forma el “Sur Global” no debiera ser opción.
Juan Pablo Toro V.
Director ejecutivo de AthenaLab
13 de septiembre
Fotos e Infografías: France Presse
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