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COMENTARIO | Incursión ucraniana en Rusia

Hace ya dos semanas, el día 6 de agosto, Ucrania sorprendió a todos —rusos, ucranianos y a los países que se encuentran apoyando el esfuerzo bélico— al lanzar un ataque sobre territorio ruso en la región de Kursk. Hasta ahora, se sabe muy poco, hay demasiada especulación, y gran parte de lo que circula está contaminado por intereses de ambos lados, por lo que es difícil tener una real evaluación. No obstante, trataremos de ordenar algunas ideas sobre lo que sucede o podría suceder.

23 de Agosto de 2024 Marcelo Masalleras
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COMENTARIO | Incursión ucraniana en Rusia

Tanque ruso destruido cerca de la ciudad de Sudzha, hoy bajo control ucraniano. Fuente AP.

Hace ya dos semanas, el día 6 de agosto, Ucrania sorprendió a todos —rusos, ucranianos y a los países que se encuentran apoyando el esfuerzo bélico— al lanzar un ataque sobre territorio ruso en la región de Kursk. Hasta ahora, se sabe muy poco, hay demasiada especulación, y gran parte de lo que circula está contaminado por intereses de ambos lados, por lo que es difícil tener una real evaluación. No obstante, trataremos de ordenar algunas ideas sobre lo que sucede o podría suceder.

SITUACIÓN PREVIA

La acción se lleva a cabo en un contexto estratégico en el que Rusia tuvo la iniciativa en todo el teatro de campaña. Desde mayo pasado presionaba en Kharkiv, un nuevo frente que asechaba a dicha ciudad, sin lograr avances significativos. En el Dombás, las operaciones se concentraban en capturar todo el territorio de las provincias reclamadas por Moscú. Por un lado, en Luhansk, la línea de operaciones Kupyanks-Svatone-Kreminna concentra las acciones principales en dicha área. Por otro, en Donetsk, el ataque ruso se mantiene hacia Chasiv Yar, Toretsk y Pokrovsk[1]. No obstante, en los últimos meses se ha registrado un gran número de bajas rusas en esta zona y el avance ha sido lento pero sostenido. A inicios del mes de agosto, el Kremlin controlaba, según la información de War Mapper[2], un 2,5% de Kharkiv, 98,3% de Luhanks, 58,5% de Donets, 72,1% de Zaporiyia, 71,8% de Kherson y el 100% de Crimea, las regiones anexadas ilegalmente por Rusia.

Por su parte, Ucrania estaba en una defensiva general, habiendo perdido la iniciativa después de su ofensiva el verano de 2023, lo que tuvo poco progreso en el territorio. Lo anterior, sumado al lento proceso de reclutamiento y un importante letargo en el apoyo internacional, particularmente de parte de Estados Unidos, significó un desgaste considerable y la imposibilidad de mantener el frente de combate estable, especialmente en la mencionada región de Donetsk.

INFORMACIÓN SOBRE LA OPERACIÓN Y SUS EFECTOS

Mapa que detalla la extensión de la incursión ucraniana sobre Kursk, al 20 de agosto de 2024. Fuente: Institute for the Study of War.

Respecto de la nueva ofensiva ucraniana, lo primero que se debe recalcar es que fue sorpresiva. Si bien no es la primera acción que traspasa el límite político internacional desde Ucrania hasta Rusia, es la primera vez que lo hace con tropas regulares y de mayor escala. En este sentido, cabe destacar la capacidad de mantener el secreto y la seguridad de las operaciones por parte de las fuerzas armadas de Kiev, incorporando lecciones obtenidas de las experiencias anteriores, además de demostrar una clara falla en la inteligencia rusa o en la evaluación de riesgo de la información que probablemente tuvieron a la vista en algún momento. Esta incursión llevó la guerra terrestre a territorio ruso, lo que no se veía desde la II Guerra Mundial, y rompió la estabilidad de un frente mayoritariamente estático por meses. Otro aspecto que podría haber influido en la sorpresa es el alto riesgo que significó para Ucrania, pues ante un eventual fracaso, la pérdida de medios de alto valor la habría dejado en una situación mucho más precaria que la que se vivía antes de esta ofensiva.

Del mismo modo, todo indica que la operación fue adecuadamente planificada y correctamente ejecutada, con el empleo de algunas de las mejores unidades a disposición del ejército ucraniano bajo el concepto de armas combinadas, algo que algunos analistas y observadores habían dado por imposible ante posiciones defensivas rusas fortificadas. Hasta el momento, Moscú no ha logrado estabilizar la situación, su respuesta ha sido lenta y aparentemente desarticulada.

Por ahora, los efectos que se han observado más evidentes son la inyección positiva en la moral de las tropas de Ucrania, las que han estado a la defensiva y, en algunos casos, retrocediendo por meses. El mismo efecto tiene en la población ucraniana, que ve nuevas esperanzas en la incursión. Otro efecto es que se tienden a desdibujar las líneas rojas trazadas por Putin, como la idea de que cualquier amenaza sobre territorio ruso significaría la escalada de la guerra u otros cataclismos. Asimismo, esta operación le quita, al menos temporal y localmente, la iniciativa a las fuerzas armadas rusas, favoreciendo la captura de cientos de prisioneros de guerra que permitirán el futuro canje de retenidos por Moscú, sin mencionar que pone en alerta al resto de las tropas rusas que protegen la larga frontera común, ante otras incursiones. Por ahora, se estima que, con esta ofensiva, Ucrania controla entre 500 y 1.000 km2 de territorio ruso —lo que es similar al terreno logrado por Moscú después de meses de ofensiva y graves bajas y pérdidas de material—, es decir, casi un centenar de localidades, y ha significado el desplazamiento de más de 120.000 rusos.

Además, no cabe duda de que todo esto ha complicado personalmente al presidente Putin. Primero, al no ser capaz —bajo una óptica de la población civil— de defender la propia frontera y a los ciudadanos que ahí viven y aquellos que han sufrido daños o debieron ser evacuados; segundo, ha expuesto a numerosos soldados conscriptos a la guerra, incluyendo prisioneros capturados, algo que se había prometido no hacer; tercero, presenta debilidades en la preparación de la defensa nacional y en inteligencia; por último, queda en evidencia la limitada flexibilidad de las fuerzas armadas para hacer frente a esta situación.

Después de dos semanas, las fuerzas ucranianas siguen en Rusia y no se ve un plazo real de que sean expulsadas. De ahí que surjan dudas sobre cómo reaccionará Putin y el alto mando ruso. Esto, porque, en la medida que pase el tiempo, requerirá de un número mayor de medios que no le sobran, o eventualmente podría emplear una táctica similar a lo realizado hasta ahora en Ucrania, con el uso masivo e indiscriminado de artillería y bombas de aviación, pero en esta oportunidad, sobre casas y poblados propios, con el costo que eso acarreará.

Contrariamente, se debe hacer presente que no pareciera que las acciones hayan provocado un pánico generalizado en la población rusa. Tampoco se ha evidenciado un alivio en la presión que ejercen las fuerzas que atacan en el Dombás, ni que la posición de Putin se haya debilitado al interior de Rusia, al menos por ahora y con la información disponible.

POTENCIALES OBJETIVOS PARA UCRANIA

No han sido pocos quienes cuestionan la efectividad de la incursión ucraniana, dado el alto riesgo que ya se mencionó y, desde su punto de vista, lo limitado que podrán ser los efectos a más largo plazo. De esta manera, surge la interrogante sobre cuáles son los objetivos de esta operación y que justifiquen la decisión del presidente Zelensky. A la hora de definir o identificar dichos objetivos, si bien pueden resultar lógicos para algunos, todo se maneja en el ámbito de las especulaciones, pues nadie tiene el plan de operaciones del general Syrskyi.

Estos objetivos deducidos se pueden separar en algunos más inmediatos y otros que podrían alcanzarse en un mayor plazo. No obstante lo anterior, derivado del desarrollo observado de las operaciones, de declaraciones de autoridades ucranianas y de las experiencias de la historia y estrategia militar, es posible inferir que en aquellos objetivos más inmediatos, la operación intentaría: 1) servir de catalizador de la moral de las tropas y población ucraniana; afectar la moral de la población rusa; 2) demostrar que Ucrania puede ganar, pues la victoria rusa no es inexorable; 3) desgastar el máximo de fuerzas locales y otras que confluyan en la región de Kursk; y 4) cambiar la percepción en las capitales occidentales, de manera que retiren las restricciones sobre el empleo de sistemas de armas en territorio ruso, lo que permitiría ampliar el alcance de los ataques —una de las líneas rojas de Putin—, además de asegurar y acelerar el indispensable apoyo material.

En un horizonte de tiempo mayor, la operación pretendería: 1) obligar a Rusia a transferir tropas de otros frentes —principalmente desde Donetsk—, para aliviar la presión y avance sistemático ruso, al generar un apremio en su propio territorio; 2) capturar y mantener territorio ruso para un eventual canje en negociaciones; y 3) cambiar la narrativa de la guerra, desde una visión casi determinista de una victoria segura de Rusia a otra de evidenciar opciones reales ucranianas si se cuenta con los medios necesarios.

Con todo, pareciera que, por un lado, su planificación se orientó a objetivos más limitados, pero que, con el avance y éxito logrado inicialmente, estos se han expandido en tiempo y alcance, y por otro, que la acción se desarrolló más bien por razones políticas que militares. Además, aún está en duda el real impacto de esto en la campaña y, finalmente, en el desenlace de la guerra. Si bien en la historia raramente un hecho puntual ha significado un vuelco total en la guerra, también es claro que los cambios en el devenir de los conflictos empiezan por algo en algún lugar del teatro de operaciones.

QUE PODRÍA SEGUIR

No obstante el éxito inicial alcanzado —sin considerar que la operación aún no termina, pues Ucrania sigue avanzando y presionando—, esta acción estaría llegando a un punto de decisión para las autoridades de Kiev, dados los riesgos que aparecen en el horizonte. Mientras más unidades y medios se usen, mayor será el riesgo. Mientras más extensa y profunda sea la operación, mayor es el riesgo, dado el alargamiento de las líneas de abastecimiento logístico y la vulnerabilidad ante ataques aéreos, artillería y guerra electrónica; sin mencionar los problemas de comunicaciones, pues Starlink no funcionará de la misma manera en territorio ruso. Entonces, la decisión de mantener el terreno alcanzado o retirarse debe ser ponderada. Para lo primero se requiere de trabajos de preparación de posiciones, para lo que ya hay evidencia del inicio de trincheras, así como otras medidas, como la destrucción de puentes sobre el río Seim, lo que dificulta la llegada de refuerzos rusos y protege un flanco. Además, el mantener la ocupación de este territorio por un tiempo prolongado exigirá mayor cantidad de medios, los que aparentemente por ahora Ucrania no tiene. Según la información reunida en Kyiv hace algunas semanas, si bien la efectividad en la movilización podría estar mejorando, el objetivo es generar unas 14 brigadas nuevas, un tremendo desafío que está demandando tiempo, además que dichas unidades no estarán organizadas, equipadas y entrenadas antes de la última parte del presente año.

Por otra parte, si se elige salir pronto, sería desaprovechar una extraordinaria oportunidad de desafiar a Rusia en su territorio y generar los problemas con los que Ucrania ha debido lidiar durante más de dos años y medio. Por lo demás, un retiro en estos momentos significaría haber perdido recursos sin lograr efectos operacionales relevantes. Quizás, una posición intermedia sería la opción más eficiente, vale decir, prepararse para mantener posiciones el máximo de tiempo para disrumpir al régimen de Putin, generar un problema de tal magnitud que termine por derivar fuerzas importantes desde Dombás. Todo lo anterior, con la idea final de ceder terreno capturado, ganando tiempo y desgastando a las fuerzas rusas, acarreando un costo significativo en vidas y medios.

QUÉ SE PUEDE CONCLUIR

Si bien se debe reiterar que hoy existen más interrogantes que respuestas, ya sea sobre objetivos, efectos e impacto final en la guerra, se estima que sí es factible concluir algunas ideas.

  • La guerra se extenderá por bastante tiempo —más allá del 2025—, considerando que las posiciones de ambos beligerantes se encuentran muy distantes y el desarrollo de las operaciones no da favoritismo conclusivo para ninguno.
  • A pesar de la superioridad rusa y el avance permanente en el Dombás, el alto costo en vidas y medios indica que dicha ofensiva llegará a su punto culminante este año, quizás, sin lograr la conquista de toda la región.
  • A pesar de la transparencia del campo de batalla y la preparación de la defensa rusa de su frontera, aún es posible aplicar la sorpresa y la seguridad en las operaciones.
  • La demostración del empleo de las fuerzas ucranianas da cuenta de la importancia de las experiencias y la capacidad de obtener y aplicar lecciones que otorguen ventajas comparativas en el campo de batalla actual.
  • Los cuestionamientos surgidos a partir de los resultados de la ofensiva ucraniana del 2023 podrían resultar injustos y precipitados, por cuanto se evidencia que sus fuerzas han sido capaces de asimilar y aplicar conceptos doctrinarios, además del empleo del concepto de armas combinadas occidental, lo que conlleva un gran beneficio, sobre todo si se proyecta en el tiempo y con los medios materiales adecuados.
  • El empleo de unidades bajo la idea de armas combinadas sigue vigente cuando se logra adaptar tácticas y técnicas a la realidad de la guerra que se desarrolla.
  • La incursión pareciera obedecer más a objetivos y lógicas políticas que militares, lo que realza la relevancia de la conducción política de los conflictos y la supremacía de sus objetivos por sobre los de orden exclusivamente militar.
  • Un alto desgaste de medios humanos y materiales por parte de Ucrania podría comprometer los recursos necesarios para una futura ofensiva en el año 2025, destinada a expulsar a los rusos y recuperar el control sobre su territorio.
  • Con todo, el real efecto y éxito de la incursión dependerá, sobre todo, de la reacción final de Rusia; en particular, de la evaluación de amenaza que haga Putin sobre este evento respecto del esfuerzo de continuar el avance en el Dombás y la derivación de fuerzas hacia Kursk.

Marcelo Masalleras
Investigador senior AthenaLab


[1] Institute for the Study of War. “Russian offensive campaign assessment”. Acceso el 21 de agosto de 2024. Disponible en: https://www.understandingwar.org/backgrounder/russian-offensive-campaign-assessment-august-20-2024

[2] “Tracking the war through graphs”. Acceso el 21 de agosto de 2024. Disponible en: https://www.warmapper.org/stats

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