La guerra entre Rusia y Ucrania centró gran parte de la discusión en la tradicional “Land Warfare Conference”, organizada por el Royal United Services Institute (RUSI) del Reino Unido[1], entre el 28 y 29 de junio pasados en Londres, tanto desde la perspectiva de las operaciones militares, como del impacto de la invasión en el escenario de seguridad europea. En las siguientes líneas, se presentarán los aspectos más relevantes de la conferencia, así como las principales conclusiones que, a juicio de Athenalab, es posible extraer de tan relevante actividad.
PRINCIPALES TEMAS TRATADOS
El recién designado jefe del Ejército Británico, general Sir Patrick Sanders, en su primera intervención pública desde que asumió el cargo, realizó una evaluación de la situación estratégica identificando como principales amenazas para el Reino Unido a China —en su proyección al Indo-Pacífico—, pero por, sobre todo, a Rusia en Europa. Caracterizó la situación actual como aquella que enfrentó el viejo continente en 1937, destacando que la actual crisis se debe sortear con los medios disponibles, como si se debiera emplear la fuerza ese mismo año.
En este escenario, el general Sanders impartió su concepto de mando, el que tiene como principal objetivo y esfuerzo principal de su gestión, “movilizar” al Ejército Británico, como herramienta insustituible para enfrentar la creciente amenaza rusa y prevenir la guerra en Europa, privilegiando una alta disponibilidad operacional.
Como ejes de acción, apuntó a: integrarse con otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en especial, en la planificación conjunta y combinada; acelerar los procesos de modernización ya en curso, sumando capacidades multidominio y de mando y control; repensar la manera en que se combate, pasando de una fuerte concentración en capacidades contrainsurgencia a una que privilegie las unidades de armas combinadas; y evaluar la estructura actual del Ejército, en especial, la reducida fuerza expedicionaria que hoy se constituye. Añadió que la disuasión creíble demanda contar con medios desplegados en lugares estratégicos y que, al menos en Europa, el dominio terrestre será el ámbito decisivo de las operaciones futuras.
Más adelante, el ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, analizó el ambiente estratégico europeo, no obstante, evitó realizar definiciones muy profundas, dado que, paralelamente en Madrid se desarrollaba la cumbre de la OTAN, cuyo producto final fue el nuevo “Concepto Estratégico 2022” de la Alianza Atlántica.[2] En sus palabras, Wallace destacó la amenaza que representa Rusia y su presidente Vladimir Putin. Del mismo modo se refirió a la utilidad y vigencia de las fuerzas terrestres en el campo de batalla actual, como demuestra el conflicto ruso-ucraniano. A consecuencia de una política sucesiva de disminución en el presupuesto de defensa en el Reino Unido, particularmente, en lo referido al Ejército británico, reconoció las debilidades de una fuerza expedicionaria reducida, por lo que comunicó una importante inversión en capacidades que se ejecutará en los próximos diez años, de manera de conformar una fuerza efectiva, capaz de proteger a los ciudadanos británicos, como parte de la OTAN.
Por su parte, la secretaria de Estado para el Ejército de Estados Unidos, Christine Wormuth, fue clara en reconocer que los 20 años de operaciones contrainsurgencia y contraterrorismo, han afectado de manera importante las capacidades estratégicas y operacionales del Ejército y de sus aliados.
De esta manera, el rol de esta institución en la nueva estrategia de defensa norteamericana, con claro enfoque en operaciones multidominio y la integración de fuerzas en ambientes conjuntos y combinados, estará determinado por tres pilares: Primero, la capacidad de ejecutar campañas militares, priorizando áreas geográficas estratégicas, donde se asegurará el acceso, la presencia y la influencia de EE.UU. Segundo, alcanzar una disuasión integrada, orientada a China y Rusia, que considere la preparación, entrenamiento y doctrina para prevalecer en ambientes multidominio con fuerzas armadas aliadas, pasando desde la brigada (Brigade Combat Team) a la división de ejército como unidad básica. Tercero, construir ventajas desarrollando nuevas tecnologías y conceptos operacionales, con experimentación acelerada y a gran escala. Todo lo anterior, para construir una fuerza creíble capaz de hacer frente a las amenazas emergentes, en clara referencia a China, Rusia, Irán y Corea del Norte.
SEGURIDAD EUROPEA
Durante las distintas sesiones de la conferencia, un tema central fue la situación de seguridad de Europa. Al respecto, existe consenso en indicar que esta guerra cambió por completo la postura estratégica de la OTAN y de otros países de Europa, obligando a Estados como Finlandia y Suecia, a tomar la decisión de solicitar su incorporación a la alianza. Según lo planteado por el jefe del Estado Mayor del Ejército Alemán, general Alfons Mais, la invasión rusa constituye un punto de inflexión en la seguridad europea, como lo fue la caída del Muro de Berlín hace más de 30 años. La situación actual de las fuerzas de la OTAN, es definida como inapropiada, pues no se encontraba preparada para enfrentarla oportunamente, debiendo ajustar planes, doctrina, despliegue, sostenimiento, entre otros aspectos.
Dentro de las ideas planteadas por el militar alemán para enfrentar lo anterior, se destaca la obligación de que, más que enfocarse en desarrollos revolucionarios, en este momento se debe favorecer a aquellas capacidades que funcionan adecuadamente y con costos razonables. No obstante, el incremento esperado en los presupuestos de defensa, Europa continuará dependiendo de Estados Unidos, tanto de sus fuerzas convencionales, como sus capacidades estratégicas, incluidas las nucleares. En este punto, vale la pena mencionar que el jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Polonia, general Rajmund Andrzejczak, también caracterizó la situación actual de Europa, como aquella vivida en 1937, particularmente por Polonia, enfatizando que tanto la historia como el contexto en que se desarrollan los hechos, son siempre relevantes.
En cuanto a Rusia, más allá de calificar la invasión a Ucrania como ilegal e ilegítima y haber afectado gravemente la situación de seguridad de toda Europa, los expertos coinciden en que el poder militar ruso —menos efectivo que lo estimado antes de la guerra— ha sido degradado, especialmente en el cuerpo de oficiales, pero que aún mantiene capacidades suficientes para continuar la guerra.
No obstante, los tropiezos iniciales, Moscú aún mantiene capacidades ciertas de empleo masivo de bases de fuego que le otorgan una ventaja importante frente a su adversario, derivado del gran stock de armamento —de cuestionable condición operativa— y, particularmente, de munición de grandes calibres (según cálculos de algunos expertos, Rusia podría continuar con el enorme consumo de munición de alto calibre, estimado en unos 16.000 proyectiles al día, por varios años). A esto, se debe sumar el hecho que las fuerzas rusas han adaptado tácticas, técnicas y procedimientos de combate, producto de sus errores y fallas iniciales.
Del mismo modo, Rusia no ha sido afectada en su capacidad industrial, lo que le permite continuar con la producción bélica en aquellas áreas no limitadas por las sanciones occidentales. En el ámbito interno, la población rusa no cuenta con un panorama real de la guerra y su apoyo a las operaciones podrá continuar pese a la gran cantidad de bajas (estimadas en más de 30.000 entre muertos y heridos), sin embargo, lo que se estima no sería tolerable por los rusos, es un fracaso de la ofensiva, lo que condicionará las decisiones de Putin a la hora de proyectar su posición de poder.
Respecto a la situación en Ucrania, se concluye que este país continúa con posibilidades ciertas de ganar la guerra, pero que dicho éxito está condicionado por dos factores: la voluntad de lucha del pueblo ucraniano y, tan importante como lo anterior, la decisión de Occidente de mantener el apoyo material a su esfuerzo bélico.
Si bien se destaca el primer aspecto, dada la etapa en que se encuentra el conflicto, caracterizado por una estrategia rusa de atrición y desgaste por sobre la maniobra, la oportunidad de que las fuerzas armadas ucranianas continúen combatiendo radica en el sostenimiento de material y munición de artillería, este último un aspecto crítico y determinante. Junto con lo anterior, los representantes ucranianos manifestaron la necesidad de golpear, efectivamente, la economía rusa y la posibilidad de financiar el esfuerzo bélico, además de influir en la percepción de la población rusa sobre la guerra.
OPERACIONES TRADICIONALES
Sobre el concepto de campo de batalla, si bien se aborda la obligación de desarrollar nuevas capacidades que otorguen ventajas competitivas con relación a China y Rusia, llama la atención el predominio de un enfoque más bien tradicional de las operaciones. En este sentido, se privilegian los dominios terrestre, marítimo y aéreo, como aquellos dónde existen mayores capacidades de causar daños materiales, respecto de los dominios del espacio exterior y ciberoperaciones, los que se consideran más bien como habilitadores/potenciadores de los anteriores, al menos, por ahora. La capacidad de adaptabilidad resultará fundamental, así como fomentar el espíritu de innovación en las fuerzas.
A nivel operacional, se debe potenciar la capacidad de integración, la adecuada y realista planificación, así como reforzar el componente moral. En el táctico, se propone privilegiar y reforzar el mando tipo misión, la confianza y el entrenamiento. Finalmente, se reconoce que el campo de batalla terrestre actual debe incorporar en su análisis las acciones en centros urbanos, pues ha sido una característica que no ha desaparecido, si no lo contrario, observándose reiteradamente la convergencia de fuerzas en centros poblados.
Por último, un concepto que se discutió y fue recurrente durante los dos días, es el de “interoperability”[3]. En términos generales, se resalta que el objetivo de las fuerzas es alcanzar la integración tanto entre las fuerzas de distintas instituciones armadas, entre agencias del mismo Estado, entre componentes de distintos países y, especialmente, como entre los distintos dominios del campo de batalla. En lo técnico, se reconoce la necesidad de contar con capacidades para que los distintos sistemas se comuniquen entre sí efectivamente, para lo que requieren elementos humanos, de procedimientos y tecnología. Al respecto, el general polaco Andrzejczak destacó que para desarrollar una capacidad real, este concepto no se trata únicamente de tecnología, si no que, complementariamente, de ámbitos culturales, educativos y de liderazgo.
CONSIDERACIONES FINALES
Lecciones para Chile
Marcelo Masalleras Viola
7 de julio de 2022
[1] RUSI, principal centro de estudios británico dedicado a materias de seguridad y defensa, completó la versión número 21 de la conferencia sobre guerra terrestre, congregando, además de la comunidad académica, industria de defensa y miembros de las fuerzas armadas británicas y de otros países, a altas autoridades civiles y militares, como son el Ministro de Defensa del Reino Unido Hon. Ben Wallace, la Secretaria de Estado para el Ejército de Estados Unidos Hon. Christine Wormuth, el Jefe del Estado Mayor General del Ejército Británico General Sir Patrick Sanders, el Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Polonia y el Jefe del Estado Mayor del Ejército Alemán.
En los dos días de exposiciones y discusión, se trataron múltiples temas, los que se pueden resumir en lo siguiente: el cambio en el paradigma de seguridad europeo, la utilidad de las fuerzas terrestres en la disuasión, desarrollo de las fuerzas y el soldado del futuro, tecnologías disruptivas y el campo de batalla convencional, la integración en ambientes complejos, el compromiso de distintos actores en operaciones integradas y la interoperabilidad en medio de la transformación en las fuerzas armadas.
[2] Para mayor información, se recomienda leer el informe elaborado por Athenalab al respecto, disponible en: https://athenalab.org/wp-content/uploads/2022/06/OTAN-Comentario-1.pdf
[3] Se dejó este concepto en inglés, pues aborda tanto la interpretación de “interoperatividad” (capacidad de dos sistemas de comunicarse), como el de “interoperabilidad” (asociado a la capacidad de integración).