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COLUMNA | Lecciones del caso Monsalve
Podemos tener las mejores Fuerzas Armadas y policías de Latinoamérica, pero si no tenemos liderazgos probos y sistemas de inteligencia que sean capaces de operar correctamente, lo anterior de nada vale.
Después del periodo electoral regreso a mi columna de los miércoles. Esta la quiero dedicar a todo lo relativo al exsubsecretario Manuel Monsalve, su salida y las lecciones que el caso nos deja particularmente en aspectos de seguridad nacional, inteligencia, manejo de las policías y fiscalización de la actividad pública.
Aparentemente el Ministerio Público tiene un caso contra Monsalve. Todo abuso sexual debe ser tratado con el máximo rigor. No tengo más información que la aparecida en los medios de prensa como para emitir una opinión. Sí queda claro que tanto el Presidente como la ministra Tohá no habrían manejado el caso como se hubiese esperado, en una muestra más de la falta de profesionalismo, control interno y de capacidad de gobernar de la actual administración. También queda claro que podría haber más que acusaciones de abuso sexual, todas cosas que con el pasar de las semanas irán quedando despejadas con el avance de las investigaciones del Ministerio Público.
Dejando claro como lo hizo más de un columnista, que lo principal aquí es el abuso sexual del que se acusa a Monsalve, lo que en esta oportunidad quiero destacar es el riesgo a la seguridad nacional que significó y significa este caso ya que estamos hablando de la persona que en la práctica supervisaba a las policías y la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI).
La información que ha ido saliendo y la que se comenta en canales informales, es que estamos hablando de una autoridad de conducta un tanto descuidada y poco apropiada para el cargo de subsecretario del Interior. No soy de meterme en las vidas privadas de las personas, pero cuando esta puede ser un riesgo a la seguridad nacional, sí tenemos el derecho a opinar y exigir.
Desde el minuto que el subsecretario del Interior maneja las policías y la ANI, este debe ser un ejemplo de conducta tanto en lo público como en lo privado e idealmente, no debe tener pecados pasados que estén escondidos, y que, de saberse, puedan causar conmoción pública, o bien, puedan ser usados por otros, como gobiernos extranjeros u organizaciones criminales para extorsionarlo.
Alguien podría decir que me estoy pasando de rosca, pero esto que indico es una realidad y algo que los servicios de inteligencia de gobiernos extranjeros buscan, como también de quienes dirigen organizaciones dedicadas a actividades ilícitas, las que se beneficiarían por tener a una autoridad de este tipo bajo su control.
Lo anterior es más normal de lo que se piensa, y muy habitual en países como México o en donde operan organizaciones que se beneficiarían de la información que una alta autoridad les puede dar, o que producto de su rol, ordenar acciones que les sean beneficiosas o anular las que les sean adversas.
Que todo lo que ha salido respecto de Monsalve sea una sorpresa es un problema tanto de seguridad nacional y de inteligencia. Lo primero por su rol de autoridad a cargo de policías y de la ANI, y lo segundo porque no saltó en forma previa a pesar de tener escolta policial asignada por la PDI. Aquí falló el sistema de inteligencia en forma grave. Falló la contrainteligencia, la que nos debió haber alertado de su conducta riesgosa, como también el control preventivo, si es que lo hay, que la contra debe realizar sobre quienes participan en sistemas de liderazgo de sistemas como el de seguridad pública o el de inteligencia nacional.
Me preocupa que lo anterior no sea motivo de análisis por parte de los medios de prensa, me refiero a las conductas riesgosas y la incapacidad del sistema de inteligencia de realizar controles preventivos que nos aseguren que las cosas están funcionando bien y de minimizar riesgos futuros.
Como era de esperarse, junto con la utilización que Monsalve hacía de medios policiales para su beneficio, es muy posible que salgan sorpresas en el manejo que el hacía de fondos reservados, asunto por el cual debemos estar atentos y en donde no podemos permitir que el gobierno trate de pasar piola.
Si antes estábamos en graves problemas de seguridad pública, ahora estamos en una situación peor. Colocaron a un abogado inexperto en las materias sobre las que debe decidir, las que sabemos están fuera de control, por lo que nada bueno podemos esperar, quedando como única esperanza que, ante un cambio de gabinete, el Presidente decida usar a los expertos que tenía la antigua Concertación y no de los inexpertos que el Frente Amplio entrega al gobierno para realizar sus tareas y obligaciones que Chile les encargo hace unos años.
Capítulo aparte es la falla de la PDI en el asunto Monsalve. Es correcto que se haya removido a la prefecta inspector a cargo de la inteligencia policial, y lo mismo debiera suceder con la persona a cargo de los servicios de seguridad para autoridades de gobierno. Puedo entender las fallas de las autoridades, no así de instituciones como la PDI, ya que, si estas no operan adecuadamente, estamos mal, muy mal. Nos debemos asegurar que el sistema de inteligencia opere bien, y que de haber fallas, sea el mismo sistema que las detecte y corrija, ya que, de lo contrario, tenemos problemas graves de abuso sexual y de inoperancia del sistema de inteligencia, con el consecuente impacto en la seguridad nacional.
Podemos tener las mejores Fuerzas Armadas y policías de Latinoamérica, pero si no tenemos liderazgos probos y sistemas de inteligencia que sean capaces de operar correctamente, lo anterior de nada vale.
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