Frente a la pandemia del coronavirus, España también ha recurrido a sus Fuerzas Armadas, las cuales han respondido aportando sus capacidades sanitarias, reforzando las cuarentenas, transportando pacientes y protegiendo la infraestructura crítica.
A propósito, Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, coordinó la publicación en mayo del documento de trabajo “Implicaciones del COVID-19 para la Defensa”, donde se abordó el impacto que tendrá para este sector tanto la emergencia misma, como la crisis económica que trae aparejada.
En una webinar organizado por AthenaLab, Arteaga comentó este lunes desde Madrid, que tras el despliegue militar realizado por la pandemia, sin duda existirá la tentación de encargar a las fuerzas armadas muchas misiones de naturaleza social, pero esto debería venir acompañado de las partidas necesarias, si se decide que así sea. En particular, en un escenario donde habrá que hacer recortes o reasignaciones presupuestales ante el deterioro de la situación económica.
“Habrá unos recortes y Defensa se sacrificará. Pero no como lo ocurrido otras veces, como el principal pagador de las crisis, sino como uno más”, sostuvo el investigador.
“Ahora se ha demostrado, y la gente lo ha entendido así (…) que recortar a las Fuerzas Armadas presupuestos que ayuden en el mediano plazo a la sociedad civil es correr un riesgo y la ciudadanía lo verá de otra manera”, agregó.
Explicó que la buena impresión que han dejado los militares con su trabajo va a ayudar a las Fuerzas Armadas y a los responsables de la Defensa a justificar los presupuestos, por lo tanto, no habría que preocuparse tanto de la situación económica, sino más bien de demostrar la utilidad, o no, de la Defensa.
Sobre las lecciones que está dejando la pandemia, Arteaga apuntó a la necesidad de mejorar la preparación de las tropas para enfrentar una emergencia de este tipo y de desarrollar enfoques preventivos en el marco de esquemas de seguridad nacional, que involucren a todos los actores públicos y privados.
“Se da una falta de mayor especialización para actuar en este tipo de pandemias”, explicó, al insistir que la gestión de crisis requiere tiempo y experiencia.
“Es mejor anticiparse a los problemas y desarrollar los instrumentos”, agregó.
Precisó que más que coordinación, hoy se impone la integración de los sectores involucrados en el tema sanitario para saber cuál es la capacidad real con que se cuenta en materia de personal, suministros almacenados y posibilidad de fabricación de insumos necesarios para una emergencia.
También afirmó las fuerzas armadas de un país pueden usar sus capacidades sanitarias especializadas, si las tienen, como un instrumento de cooperación internacional. Y reconoció que si los militares de América Latina logran cooperar en este sentido, eso ayudaría a demostrarle a las sociedades de la región su interés en prestarles ayuda cuando lo necesitan.
En el caso de España, explicó que los recursos militares que ha demandado la pandemia se traducirá en un recorte de la presencia internacional del país, que participa en distintas misiones en Europa, África y Medio Oriente.
