El Líbero, 12 de julio 2024
Que no nos confunda el lobo con piel de oveja. Jadue y Villa Francia constituyen delitos gravísimos. Las instituciones deben hacer su trabajo y dejar claro que en Chile quien infringe la ley es castigado por ello.
Resulta difícil no observar los dichos de representantes del Partido Comunista entorno a los acontecimientos que rodean el caso del alcalde de Recoleta Daniel Jadue y el allanamiento en la radio de Villa Francia donde se incautó gran cantidad de armas. El fondo de ambas situaciones tiene que ver con delitos, pero, ambos son defendidos desde la ideología.
Daniel Jadue es un “preso político”, asunto argumentado hasta por líderes de izquierda internacional como el Presidente colombiano Gustavo Petro y, el caso de Villa Francia es un “montaje político del gobierno” de acuerdo con el presidente del PC. Pero, lo cierto es que el alcalde está formalizado por los delitos de cohecho, fraude al fisco, administración desleal y estafa. En Villa Francia, la Corte de Apelaciones dejó en prisión preventiva a los detenidos por existir evidencia fundada para presumir su participación en el delito. Los calificativos de montaje y preso político no pueden estar más alejados de la realidad.
Sin embargo, es comprensible que se utilicen esos conceptos pues, el Partido Comunista proviene de una tradición que ve en la violencia la manera de obtener el poder y le resulta bastante incómodo el uso de la fuerza por parte del Estado democrático. La revolución marxista materializada por Lenin consolidó esa visión y luego la Cuba de Castro la siguió. La diferencia, en Chile no se logró instaurar la revolución mediante las armas y se recurrió a la Vía Pacífica al Socialismo chileno.
Nuestro país en ese sentido ha sido bastante único. La democracia es el modelo aspirado por todos y que cada uno utiliza para conseguir sus objetivos. En ese sentido, hoy el PC está evidenciando un cambio generacional importante. Los más jóvenes son parte de un gobierno que condena la violación de los Derechos Humanos venga de donde venga y que defiende la democracia y el funcionamiento de sus instituciones. Para ellos, en los casos de Jadue y Villa Francia, la institucionalidad debe primar y si hay delito éste debe ser castigado, mientras que, algunos, aún defienden un relato del siglo pasado donde el Estado utilizando la fuerza les molesta.
Históricamente la violencia ha sido un instrumento para el PC. Herramienta a la cual no es claro que hayan renunciado, pues siempre ha sido un eficiente método de acción política para este sector. El asunto, es que ya no vivimos en Guerra Fría y la seguridad se instaló como la principal prioridad del Estado, entonces, la defensa corporativa del siglo pasado no resiste el contexto actual.
Las nuevas generaciones defienden la democracia y la utilizan como el vehículo para llegar al poder. Pareciera, a ratos, que la violencia ha sido dejada de lado y que estarían cambiando una herramienta por otra. Es decir, violencia por democracia. El contexto político no es el mismo y hay que ajustarse a él.
Que no nos confunda el lobo con piel de oveja. Jadue y Villa Francia constituyen delitos gravísimos. Las instituciones deben hacer su trabajo y dejar claro que en Chile quien infringe la ley es castigado por ello.
Pilar Lizana
Investigadora AthenaLab
Fuente: El Líbero
