Prefacio
La importancia de la Antártica, como parte constitutiva del Estado de Chile, fue identificada de forma temprana por autoridades civiles y también por los marinos que ejercieron una soberanía primigenia sobre los territorios australes al sur del continente americano.
No obstante, la argumentación jurídica sobre los derechos que nos asisten —hoy entre los meridianos 53° y 90° oeste hacia el Polo Sur— tuvo que esperar a que un joven estudiante de Derecho de la Universidad de Chile dedicara dos años a investigar el tema para su tesis de grado.
Ese profundo trabajo dio origen a “La Antártica Chilena”, libro que condujo de forma natural a Óscar Pinochet de la Barra hacia la actividad diplomática.
La obra tuvo cuatro ediciones —1944, 1948, 1955 y 1976— y se convirtió en un texto de referencia para los estudiosos y el público general interesado por conocer más sobre esta nueva frontera chilena.
En ese mismo período, Pinochet de la Barra no solo visitó la Antártica en varias oportunidades, sino que llegó a ser uno de los artífices del sistema de tratados que rigen desde las actividades que se pueden realizar en ese continente hasta el destino de las reclamaciones territoriales vigentes.
Sin pretenderlo, también se transformó en una especie de modelo al cual todo diplomático debiera aspirar, en un representante de Chile ante el mundo, capaz de desarrollar ideas para promover el interés nacional y luego plasmarlas en acciones concretas. Ciertamente, a esto se agrega una valentía física en lo personal, ya que las expediciones antárticas siempre conllevan severos riesgos por la hostilidad del paisaje y las inclemencias del clima.
El centro de estudios AthenaLab, desde su nacimiento en 2019, ha tenido un marcado interés por resaltar la importancia de la Antártica chilena, para lo cual se han conducido estudios y realizado visitas a terreno. En todas esas acciones, creemos que la figura inspiradora de Óscar Pinochet de la Barra nos ha acompañado de una u otra forma. Como bien dice en su libro, la “Antártica es el más extraordinario lugar que uno pueda imaginarse, y la atracción que ejerce sobre quienes lo visitan, bien puede cambiar el curso de sus vidas”.
Por todo lo expuesto, consideramos un deber publicar una nueva edición del libro, para lo cual contamos con el apoyo de la familia Pinochet de la Barra, representada por sus hijos Carmen y Alfredo, a quienes agradecemos su buena disposición. Asimismo, expresamos nuestro reconocimiento a María Luisa Carvallo, quien trabajara por años con el diplomático y aporta con el epílogo sobre su vida y obra, indispensable para entender cómo una no se puede explicar sin la otra.
También incluimos el prólogo de la primera edición, de Julio Escudero, y el de la segunda, tercera y cuarta edición, de Antonio Huneeus. Ambos preámbulos tienen un valor histórico innegable y ayudan a comprender mejor el carácter preclaro de la obra en su tiempo.
Esperamos, por lo tanto, que esta nueva edición les permita acercar la Antártica Chilena a las nuevas generaciones e inspirar a quienes tienen y tendrán que defenderla ante el incremento de la competencia geopolítica, que ya se atestigua, y el impacto del cambio climático. Estamos conscientes de que es solo un primer paso en el rescate de la obra de aquellos visionarios que pensaron Chile de forma estratégica y que nos trazaron un camino que estamos obligados a retomar.
Juan Pablo Toro V.
Director ejecutivo de AthenaLab
Noviembre de 2023
DISCURSO DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES, ALBERTO VAN KLAVEREN, CON OCASIÓN DE LA REEDICIÓN LIBRO LA ANTÁRTICA CHILENA DE ÓSCAR PINOCHET DE LA BARRA.
Amigas y amigos todos,
Me es muy grato poder acompañarlos el día de hoy en la presentación de la reedición del libro La Antártica Chilena de Óscar Pinochet de la Barra. Esta publicación, desde que viera la luz por vez primera en 1944, se convirtió rápidamente en una obra indispensable de consulta para todo aquel que quiera referirse a los aspectos geográficos, históricos, jurídicos y diplomáticos de la Antártica. Una vigencia que se ha mantenido en el tiempo hasta el presente.
Concebida originalmente como una Tesis de Grado, el cuidadoso y profundo análisis realizado por Óscar Pinochet sobre el continente antártico – del que poco se conocía en ese entonces – causó un gran revuelo en las esferas académicas y diplomáticas. Esto lo impulsó a publicar su tesis en la forma que se le conoce actualmente La Antártica Chilena, la cual le mereció el Premio Municipal de Literatura el mismo año de su publicación.
Acercándonos a los 80 años de la primera edición de esta publicación, me permito destacar lo propicia y afortunada decisión por parte de AthenaLab de reeditar un volumen tan relevante para nuestro quehacer internacional. Sin duda, este libro sigue manteniendo una vigencia innegable para nuestra política exterior chilena, tanto en términos que nos permite compenetrarnos con la historia, geografía, exploraciones y descubrimientos de nuestro territorio antártico, así como también ofrecernos los antecedentes sobre los derechos que posee Chile en el “continente blanco”.
Me parece oportuno mencionar que la repercusión de la publicación de La Antártica Chilena en los gobiernos de la época fue tal que le valió a su autor ser invitado a participar en la primera expedición a la Antártica en 1947. En aquella ocasión se estableció nuestra primera base científica en el continente, la Base Soberanía, actualmente conocida como Base Capitán Arturo Prat. Al año siguiente, en una segunda excursión, participó junto al Presidente Gabriel González Videla, en la instalación de la Base Antártica Bernardo O’Higgins. De ahí en adelante, como explorador integró la mayoría de las expediciones que permitieron a Chile asentarse definitivamente y de manera continua en el “continente blanco”.
Sobre su primera expedición a la Antártica, Oscar Pinochet, confiesa que en enero de 1947 zarpó desde Valparaíso en el trasporte Angamos de la Armada chilena, allí tuvo la gran oportunidad de dialogar con escritores de la talla de Francisco Coloane, Enrique Bunster, Eugenio Orrego Vicuña, así como con los científicos Parmenio Yáñez, Humberto Barrera, Guillermo Mann y Carlos Oliver Schneider. De esta extraordinaria experiencia, Pinochet de la Barra recuerda:
“La base chilena estaba en plena construcción en febrero de 1947 y todos contribuíamos a acarrear madera, sacos de cemento, arena, puertas y ventanas. Nunca he olvidado esa labor de ayudante tercero de carpintero, a mis 26 años de edad, que de cuando en cuando se daba maña para volver la cabeza y contemplar la bandera patria, presidiéndonos. Hacía frío, pero menos de lo pensado. Nevaba de vez en cuando ese verano y salíamos a esquiar por los alrededores. La verdadera emoción me llegó una noche en que … sí, lector, sí, en que abracé fuertemente, con pasión, a la Antártica ….”
Las impresiones tan íntimas y profundas de su primer viaje antártico se conjugaban con la necesidad de resolver un problema que demandaba ser dilucidado, nada más ni nada menos, si los territorios polares eran o no susceptible de apropiación. Como es conocido, no era del agrado de las grandes potencias que Chile y Argentina proyectarán sus territorios continentales hacia la Antártica y los reivindicasen como soberanos.
El oportuno consejo que le dieron a Óscar Pinochet para que indagara acerca del tema, y luego publicara la obra que esta tarde se reedita, lo convirtió en uno de los mejores especialistas antárticos a nivel mundial, y en el experto indiscutido en Chile. Su acabado conocimiento jurídico, histórico y geográfico de aquella región fue determinante para que nuestras autoridades de la época, lo designaran delegado de Chile en la Conferencia Antártica celebrada en Washington en 1959. Estas se extendieron por 45 días de intensas sesiones en la que 12 países aspiraban, pero desde diferentes perspectivas, a tener presencia en la Antártica.
Con el Tratado Antártico que rige hasta nuestros días, se logró un muy especial Acuerdo que establece la libertad de investigación científica y su utilización para fines exclusivamente pacíficos, ideándose en consonancia con el derecho internacional la fórmula que permitió congelar “lo litigioso antártico”, con lo cual quedaron salvaguardados los derechos soberanos de Chile sobre el territorio situado entre los Meridianos 53° y 90° basados en títulos históricos, cercanía geográfica, presencia efectiva en el continente helado e incesante investigación y colaboración científica.
La influencia y conocimiento de Oscar Pinochet sobre la Antártica, incidieron en que publicara más adelante los libros: Recuerdos Antárticos, Medio Siglo de Política Antártica, 1940 – 1990, como una serie de poemas inspirados en el continente blanco.
Finalmente, me parece preciso señalar que Óscar Pinochet ejerció también un papel muy importante como diplomático. Durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva, se desempeñó como Subsecretario de Relaciones Exteriores y, posteriormente, como Embajador en la Unión Soviética y Japón.
Con el retorno de la democracia fue designado Director de la Academia Diplomática de Chile y luego, en 1991, asumió de manera natural la labor como Director del Instituto Antártico Chileno hasta 2003.
Con la reedición de La Antártica chilena, AthenaLab no sólo honra en difundir una obra esencial para conocer y acreditar los derechos que le asisten a Chile en el territorio antártico, sino que también, para rendir tributo a un chileno de excepción.
Alberto Van Klaveren
Ministro de Relaciones Exteriores de Chile
6 de noviembre , 2023
El Mercurio,
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