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COLUMNA | El ministro Marcel y la seguridad pública

Tenemos una crisis de seguridad que muy bien podría implicar duplicar el presupuesto de las policías y de todas aquellas reparticiones públicas que son parte de ese proceso, pero ello se vuelve imposible sin una profunda reingeniería del Estado.

22 de Enero de 2025 El Líbero Richard Kouyoumdjian
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COLUMNA | El ministro Marcel y la seguridad pública

Entiendo al ministro Marcel cuando tiene que enfrentar temas de presupuesto. El ministro de Hacienda es el gerente de finanzas del gobierno y por ende el que tiene que ser el malo de la película cuando hay que realizar ajustes de cinturón, algo necesario cuando uno está excedido de peso estatal, la economía no crece, y no hay cómo financiar el gasto por más que prueben distintas fórmulas fantasiosas que dejan contentos a los que no quieren enfrentar la realidad de que el Estado llegó a un tamaño que no se condice con nuestra capacidad económica, como que tampoco cumple sus obligaciones más fundamentales con sus ciudadanos.

En donde no estoy de acuerdo es en la forma en que se manejó el recientemente anunciado ajuste presupuestario de $544 mil millones, el que, si bien en teoría no toca a Carabineros de Chile, la PDI y Gendarmería en los subtítulos 21 y 22sí afecta a el Ministerio Público, tribunales de justicia, SII, UAF, Aduanas, Fuerzas Armadas y otras reparticiones públicas que son parte del sistema de seguridad pública, como también a las que supuestamente eran intocables por la vía del presupuesto de Interior o de otros subtítulos.

Lo afecta porque la seguridad pública es un sistema, a pesar de que hay varios que les cuesta entenderlo así. Es un sistema interconectado, en donde basta que se afecte una parte del proceso para que este sea inefectivo e ineficiente. Si afecto al Ministerio Público y su presupuesto, estaré afectando el trabajo que hacen Carabineros de Chile y la PDI. Lo mismo aplica si recorto el presupuesto de los tribunales. En ambas instancias por la vía de los ajustes presupuestarios estoy afectando las capacidades del proceso, ya que les estoy disminuyendo el resultado que son capaces de entregar independiente de lo que ocurra aguas arriba con Carabineros o en lo que se le pide a la PDI realizar. La persecución de delincuentes y criminales se ve afectada si afecto a cualquiera de los que integran el proceso anti delictual o anticriminal.

También es complejo que la reducción presupuestaria se haya realizado de forma tal que dejó a unos no afectos, y al resto les aplicó un recorte porcentual parejo, desconociendo por esa vía, que hay procesos o actividades que son más críticas que otros, o que el Estado hay cosas que sí o sí debe proveer, como es la seguridad pública y de la defensa nacional, la que al día de hoy tiene entre otras cosas, unidades desplegadas realizado resguardo de fronteras, manteniendo la paz, la seguridad y el orden en la Macrozona Sur, o bien combatiendo incendios, lo que ahora deberá hacer con menos o bien hacer menos si los costos no se pueden modificar.

El problema de fondo está en que el Estado ha engordado mucho, realizando muchas más funciones que las básicas primarias que debe proveer, lo que lo hace desatender temas como la seguridad pública, la defensa nacional, las relaciones exteriores, los servicios de prevención y manejo de desastres, y los servicios de inteligencia y contrainteligencia.

El presupuesto original del 2025 y su ajuste posterior están errados, como también los estuvieron los de los años previos. Tenemos una crisis de seguridad que muy bien podría implicar duplicar el presupuesto de las policías y de todas aquellas reparticiones públicas que son parte de ese proceso, pero ello se vuelve imposible sin una profunda reingeniería del Estado como un todo, algo que Milei hizo en la Argentina, y que prontamente esperamos Trump haga en EE.UU.

Evelyn Matthei, Johannes Kaiser, José Antonio Kast y Rodolfo Carter todos tienen claro que se debe realizar un ajuste estructural del Estado, tanto para disminuir el gasto y la deuda pública, como para asegurar de que podamos gastar e invertir en donde corresponde, partiendo por la seguridad pública y la defensa nacional, las cuales no están bien atendidas con los presupuestos actuales, no siendo capaces en el primer caso, entregar un país seguro a los chilenos, y en lo segundo, asegurar que nuestras Fuerzas Armadas están equipadas y entrenadas adecuadamente.

Chile arrancó como república independiente con solo tres ministerios, uno dedicado a lo exterior, otro a lo interno, y un tercero a los aspectos propios de la guerra y la marina. Hoy en día vamos para 25 ministerios, con un modelo socialdemócrata que nos tiene casi quebrados, que no hace nada bien, en donde resaltan los ejemplos de educación y salud, y menos bien las tareas fundamentales relativas a la seguridad y la defensa.

Seguir manejando los presupuestos como lo hacemos es parte del problema que tenemos actualmente. No ayuda a la seguridad pública la forma en que maneja las finanzas el ministro Marcel y la Dipres, en una forma anticuada de ver las cosas, debiendo ser por procesos y sistemas integrados, con estrategias claras, con objetivos, medios y formas de trabajo definidos, lo que ayudaría a mostrar que cuando afecto un elemento del proceso, afecto el resultado del todo en una proporción mucho mayor que lo esperado cuando se mira en forma independiente.

Es poco probable que el ministro Marcel siga las recomendaciones de este columnista, pero me doy por pagado si alguno de los candidatos de derecha o integrantes de sus equipos lo hace, y entiende que no sólo necesitamos un Estado más ligero y eficiente, pero principalmente más efectivo. La seguridad y defensa de Chile van a necesitar más recursos, los que necesariamente deberán venir de reasignaciones presupuestarias sacando de lo menos crítico y asignándolo a lo fundamental, ya que la única forma de sostener el nivel de gasto actual es crecer por sobre el 5% anual en forma sostenida, y no el pobre 2% que Chile entrega actualmente. Si mantenemos algo cercano al 2%, necesariamente debemos ajustar y focalizar los gastos e inversiones.

*Subtítulo 21: Comprende los gastos por concepto de remuneraciones, aportes del empleador y otros gastos relativos al personal.

*Subtítulo 22: Comprende los gastos por adquisiciones de bienes de consumo y servicios no personales, necesarios para el cumplimiento de las funciones de una institución.

Sobre el autor

Vicepresidente AthenaLab

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