COLUMNA | Los niños primeros en las filas del narco

Que no lo veamos no significa que no existe. Debemos sacarnos la venda de los ojos, hoy, en Chile, hay niños que no superan los 10 años ya están utilizando armas de fuego y trabajando como soldados del narco.

Chile, los chilenos y nuestra democracia no resisten seguir escuchando el argumento de que en comparación al barrio estamos mejor. En alguna reunión escuché a alguien decir que la foto de Chile es muy buena, pero, que la película no lo es tanto ¡vaya que tenía razón! Es esa foto la que nos muestra mejor que los demás, pero es la película la que debiésemos estar viendo.

Más 50 mil niños y adolescentes abandonaron el sistema escolar. De esos poco más de 33 mil se inscribieron para dar exámenes libres, pero alrededor del 15% no se presentó y otro tanto no pasó. Al final del día, entre los que reprobaron, no se presentaron, no se inscribieron o simplemente no cuentan con matrícula, unos 27 mil estudiantes están fuera del sistema escolar ¿A dónde van esos niños? Probablemente a la calle.

El colegio es ese espacio de aprendizaje, pero no sólo se trata de aprender contenido, el colegio es donde se generan las amistades, las lealtades y esos grupos de confianza que nos acompañarán toda la vida. Nos da un sentido de pertenencia distinto al de la familia, nos conecta con nuestra comunidad, nos enseña a aportar a ella y a elegir nuestro camino.

No podemos decir que eso está pasando en Chile. Esos casi 30 mil estudiantes fuera de la sala de clase también buscan una forma de progresar, también buscan un grupo al que pertenecer y ser leal. El problema no es que lo encuentren fuera del colegio, el problema es que lo encuentren en bandas criminales locales que los reclutan para ser sus soldados. Bandas como a las que pertenece ese niño de entre 8 y 10 años que dispara al aire para un grupo criminal de la quinta región.

El narco también busca poner a los niños primeros en la fila, pero en una fila muy distinta a la que nos imaginamos. Están primeros porque son el eslabón más débil, la carne de cañón que realiza el trabajo sucio y si es que logran extender su vida más allá de los 25 años, aspiran a puestos de liderazgo en el entorno criminal. 

El gobierno ha abandonado a nuestros niños, pero no sólo desde la educación, también desde la protección que debiese entregarles en los momentos más vulnerables. De los adultos detenidos entre el 40% y 50% han estado en algún centro del Sename, lugares en los cuales, en teoría, esos niños debiesen estar protegidos de sus entornos complejos.

Se está hipotecando el futuro de Chile y eso hace que la película sea tan mala, no el empeoramiento actual de los indicadores, eso sólo muestra la foto.

Esta semana se habló de actualizar el plan Calles sin violencia y en general el debate sobre la seguridad ha estado centrado en el trabajo de las instituciones asociadas al Ministerio del Interior, pero nada se ha hablado de cómo las malas políticas públicas en educación y protección de menores están generando el entorno propicio para el reclutamiento criminal.

Los adultos del futuro son los niños de hoy, no tendremos grandes que saquen adelante Chile si los pequeños no son protegidos y acompañados como se debe.