Diario Financiero, martes 9 de junio 2020
Juan Pablo Toro V.
Cada cierto tiempo en este diario se da cuenta de un tipo de movimiento financiero que se conoce como Oferta Pública de Adquisición hostil (OPA hostil), que es aquella operación por la cual una persona o entidad trata de hacerse con el control de otra empresa, sin la aceptación previa de la sociedad que se pretende adquirir.
La reciente decisión del Legislativo chino de aprobar una normativa de seguridad nacional para Hong Kong podría ser entendida como una OPA hostil, en la medida que permitirá al gobierno central consolidar su manejo sobre la excolonia británica, que el año pasado fue escenario de violentas protestas en defensa de las libertades de sus ciudadanos.
Con la nueva ley se podrá “impedir, detener y castigar” cualquier conducta que “ponga en grave peligro la seguridad nacional, como el separatismo, la subversión de los poderes del Estado o la organización y ejecución de actividades terroristas, así como actividades de fuerzas extranjeras que interfieran en los asuntos” de ese territorio, mientras se abre la puerta para que los órganos policiales de Beijing puedan operar en la región administrativa especial.
De inmediato, la medida generó críticas de la “Angloesfera” (Australia, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido, con excepción de Nueva Zelanda) y de la Unión Europea, que temen un posible retroceso de las libertades, contraviniendo compromisos de la devolución a China de ese territorio en 1997. El gobierno de Boris Johnson incluso está ofreciendo pasaportes británicos a millones de personas que podrían reclamarlos.
Sin embargo, ni esos cuestionamientos ni la posible emigración de personas de ese hub financiero global (miembro de APEC) van a detener al gobierno del Presidente Xi Jinping. Era más bien cuestión de tiempo que se apretaran las clavijas a Hong Kong. La pregunta es por qué ahora.
Así como el gobierno chino tiene muchos sueños (de hecho, existe el “sueño chino” de una “sociedad modestamente acomodada”), también tiene sus pesadillas. Y una de ellas es la proliferación de protestas contra el Partido Comunista Chino (PCCh), que justo celebrará su centenario en 2021. Y claro, los hongkoneses daban un pésimo ejemplo.
Desde su llegada a la Presidencia en 2013, Xi ha aumentado el control tecnológico y la presión sobre los opositores, a la vez que ha centralizado de nuevo el poder (por sobre la colectivización del mando) y jugado la carta nacionalista. Siguiendo esa lógica de comportamiento, el momento actual es más que propicio para tomar control sobre Hong Kong y enterrar la incómoda idea de “un país, dos sistemas”, aun cuando eso signifique alejar a Taiwán de cualquier posibilidad de anexión negociada (más bien se están redoblando las amenazas en sentido contrario).
Todo el mundo está hoy concentrado en combatir el coronavirus y aceptando la ayuda china en insumos médicos o asesoría técnica. Los rivales de Beijing atraviesan sus propios problemas domésticos (protestas en EEUU en año electoral, por ejemplo). Y la medida adoptada sobre Hong Kong da un férreo mensaje interno a los críticos del PCCh por su manejo de la pandemia.
La OPA hostil se lanzó y ahora solo podemos esperar que se concrete. Finalmente, China actúa como lo haría cualquier potencia.
No te pierdas ninguna actualización
Suscríbete a nuestro newsletter de forma gratuita para mantenerte informado de nuestros lanzamientos y actividades.
Suscribirse