El Líbero, 10 de septiembre 2022
Sin un combate de verdad contra la criminalidad, no alcanzaremos eso otro que pide la ciudadanía: progreso.
Ayer la ministra Camila Vallejo pedía a los partidos cumplir la “palabra empeñada” para avanzar hacia una nueva constitución, pero mientras eso pasaba, dos buses del Transantiago eran quemados en la Alameda. Estamos cerrando una semana marcada por una amplia victoria de la opción Rechazo, por un cambio de gabinete que no estuvo exento de polémicas y por todas las fuerzas políticas poniéndose de acuerdo sobre qué hacer frente al resultado del plebiscito. Pero nadie está hablando de lo evidente, de lo que buscan realmente los chilenos, de la necesidad de seguridad y progreso.
En materias de seguridad estamos reprobando sin opción de repechaje. En el norte la delincuencia ha aumentado sus niveles de violencia de manera alarmante; en el sur, entre las mafias de la madera y las orgánicas radicales, muchos no pueden trabajar en paz; y, en el centro, las manifestaciones de los estudiantes en la región Metropolitana encendieron las alertas.
Una nueva ministra del Interior asumió el martes pasado. El desafío es grande. Por un lado, debe ser la gran articuladora política del gobierno, pero por otro tiene sobre sus hombros la responsabilidad de la seguridad interior. Ambas tareas son igualmente importantes, pero para muchos chilenos una es más relevante que la otra.
En seguridad, el Estado no ha sido capaz de responder a los desafíos, ya sea por falta de capacidades, de recursos, de legislación, etc. Sin embargo, hay algo de lo que tampoco hablamos y que resulta clave para que, en caso de tener todo lo anterior, los resultados sean exitosos, y eso es la VOLUNTAD POLÍTICA. Pero una de verdad, donde todos estén de acuerdo en enfrentar realmente al crimen, al organizado y al desorganizado. No hay uno más importante que el otro, sí más complejo, pero ninguno puede avanzar. Sin un combate de verdad contra la criminalidad, no alcanzaremos eso otro que pide la ciudadanía: progreso.
A nuestras autoridades les pido que por una vez materialicen eso que tanto repiten: “escuchar al pueblo”. Ese que se expresó el domingo y que lo único que quiere es paz y desarrollo. Ese que mientras la ministra Vallejo llamaba a los partidos a cumplir la palabra, veía cómo quemaban el transporte público, sin saber cómo volvería a su casa después de la jornada laboral. Ese que después de oír a la vocera se da cuenta que de nuevo no lo están escuchando.
Es el Estado el que debe entregar seguridad, no los gobiernos. Por eso, a la ministra Vallejo le pido que hablemos de lo importante, de lo que nos afecta nuestra convivencia diaria, y a la recién asumida ministra Tohá, le pido lo mismo. Sin seguridad no avanzaremos en todos los demás temas de interés. Por un momento, dejemos de buscar el punto político y pongamos los intereses de Chile al centro. Nuestra bandera ha flameado como nunca esta semana, qué más símbolo de unidad que ese. Que la ideología no lo divida y que esta vez el gobierno realmente “escuche al pueblo”.
Pilar Lizana
Investigadora en AthenaLab
Fuente: El Líbero
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