La (in)capacidad de gobernar

La debilidad de la democracia y el retroceso del Estado de Derecho tendrán más que ver con nuestra incapacidad de gobernar que con la llegada de una nueva criminalidad. 

Gobernabilidad, esa capacidad de responder a las demandas y prioridades de los ciudadanos, era lo que torpemente pedía el Presidente Gabriel Boric en la Cumbre de la Celac para Perú. Más allá del error en materia de relaciones internacionales que significa comentar, en ese tono, sobre asuntos internos de terceros países, cabe preguntarse hasta dónde puede el Mandatario exigir gobernabilidad a otro Estado, si en el propio esa capacidad está puesta en duda.  

Errores, desprolijidades, falta de experiencia y una larga lista de etcéteras han acompañado a las distintas opiniones sobre las acciones del gobierno esta semana.

Pero los comentarios no empiezan por la filtración de ese audio donde la canciller y su equipo se referían al embajador de Argentina en Chile. Las torpezas se acumulan desde el 11 de marzo del 2022, de ellas podríamos mencionar a la exministra del Interior, Izkia Siches, refiriéndose a las expulsiones de migrantes en el Congreso, a la misma autoridad hablando del Wallmapu, a la asesora de la exministra de Desarrollo Social llamando al líder de la CAM, Héctor Llaitul, a los “errores” que según la vocera se produjeron en el caso indulto, a cómo el Presidente con esos indultos derribó la mesa de seguridad por la que tanto trabajó la ministra del Interior, Carolina Tohá. El audio y lo referido a Perú en Celac son sólo parte de un panorama global de errores y desprolijidades.

¿Cómo pedir gobernabilidad a otros si en el Estado que lidera no se responden a las prioridades de los ciudadanos? La delincuencia es la principal preocupación de los chilenos y en esa sola materia se aprecian las visiones tan distintas que tienen dividido al Gobierno. 

Hace unas semanas, cuando se conocía el caso del PDI asesinado en La Cisterna, el Presidente decía que situaciones como esa no se iban a seguir permitiendo. ¿Se permitían antes entonces? ¿Cuál visión prima en materia de seguridad, la que guió la decisión de los indultos o la que ilumina aquellos discursos sobre recuperar la autoridad y no dejar avanzar la delincuencia? 

El año 2022 estuvo marcado por un aumento importante en la violencia, expresado en los homicidios por encargo o ajuste de cuentas, las extorsiones, tráfico de drogas, secuestros y la llegada de grupos del crimen organizado transnacional que parecieran tener en jaque la capacidad de gobernar. No se ven respuestas claras en materia de seguridad y las zancadillas parecieran venir desde dentro de la coalición oficialista. 

Las inexperiencias y los errores pueden existir, lo importante es que no sean la normalidad, sino que la excepción y que quienes nos gobiernan tengan la capacidad de escuchar a quienes tienen la experiencia para reducir al mínimo las faltas.

Nadie es dueño de la verdad, pero sí deben contar con la capacidad para sacar adelante un gobierno y un país y en eso están fallando. Dejemos de pedirle a otros mejorar en gobernabilidad y preocupémonos de fortalecer la nuestra, de otra forma, la debilidad de la democracia y el retroceso del Estado de Derecho tendrán más que ver con nuestra incapacidad de gobernar que con la llegada de una nueva criminalidad. 

Pilar Lizana
Investigadora AthenaLab

Fuente: El Líbero