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Seguridad, libertad y democracia

26 de abril de 2024
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Seguridad, libertad y democracia

El Líbero, 26 de abril 2024

Sin seguridad no hay democracia, sin seguridad no hay libertad y sin democracia ni libertad, no hay crecimiento.

Volver a instalar a Chile en la senda del desarrollo requiere de muchas cosas, pero, en el contexto actual, sin duda la seguridad es la primera.

Esta semana se celebró la baja de la tasa de homicidios de un 6,7 a 6,3 asesinatos por cada 100.000 habitantes el 2023. Pero se omitió el hecho de que este indicador evidenció que ese año fue el segundo con más muertes; tampoco se comentó el hecho de que ante la inseguridad las grandes, medianas y pequeñas empresas han debido buscar alternativas privadas para protegerse, transformado a la seguridad en una especie de impuesto que deben agregar a su presupuesto mensual; y, tampoco se mencionó la estrecha relación entre seguridad, libertad y democracia.

Ese 6,3 ha permitido construir un relato, un tanto forzado, de una tendencia a la baja. Difícil afirmar aquello, pues la disminución en un período de un año no es suficiente para confirmar la tendencia. Distinto sería si estuviéramos hablando de tres años o más a la baja. Lo que se requiere para ver un cambio en el escenario de seguridad es la sostenibilidad de los indicadores, no la fluctuación en períodos cortos.

Lo que requerimos del gobierno es un relato con sentido de realidad, donde se perciba el “gerenciamiento permanente” de la seguridad por parte del conductor político, como lo hizo ver el ex Presidente colombiano Iván Duque esta semana, y que le tome el peso a que esa tasa del 6% de hoy, hace dos años era de un 4% y, reconocer que, de ese mismo 6% a una tasa de dos dígitos hay un solo paso, siguiendo con la reflexión del ex Mandatario.

Un ambiente seguro es un ambiente donde los ciudadanos pueden ejercer sus libertades. Sobre todo, la de elegir. Elegir emprender, elegir crear y elegir a los líderes que los van a gobernar. Nada de eso se puede alcanzar si la inseguridad los lleva a protegerse tras barreras físicas, cambiar rutas de desplazamiento u horarios de funcionamiento.

Son muchas las medidas que se deben tomar para enfrentar la crisis de seguridad. De corto, mediano y largo plazo. Algunas deben mostrar resultados inmediatos y otras deben contribuir a construir un legado que de sostenibilidad a la baja de indicadores. Pero, todo ello debe construirse sobre dos pilares fundamentales: Libertad y democracia.

La seguridad no debe hacernos transar libertades, al contrario, debe obligarnos a exigirle al conductor político un ambiente de paz donde podamos desarrollarnos libremente, contribuir al desarrollo y fortalecer la democracia.

Sin seguridad no hay democracia, sin seguridad no hay libertad y sin democracia ni libertad, no hay crecimiento.

Ese es el relato que necesitamos.

Las reformas fundacionales que siguieron al estallido social y nutrieron el inicio del gobierno, no contribuyeron a eso. Para qué proponer ideas si no podemos mejorarlas o cambiarlas, la rigidez tampoco es el camino. Frente a un escenario dinámico, la flexibilidad es clave. Lo único que no puede cambiar es una defensa férrea a la libertad y la democracia que permitirán cimentar el camino para volver a poner a Chile en la senda del crecimiento.

Pilar Lizana
Investigadora AthenaLab

Fuente: El Líbero

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