Sólo el 30% aprueba la forma en que el presidente está conduciendo el gobierno, es decir su proyecto. Algo que no debería sorprender si recordamos que una de las cosas que se proponía al inicio del ciclo presidencial era refundar una de las instituciones que hoy cuenta con uno de los porcentajes más altos de aprobación.
Durante varios meses ya se está hablando de la crisis de la salud, de la seguridad, del crecimiento, llevándonos a mirar cada aspecto por separado buscando respuestas sectoriales. No es que aquello no deba suceder, pero, necesariamente, debe considerar una discusión mayor que incorpore en su centro la identidad nacional. ¿Por qué necesitamos salud, seguridad, crecimiento? Porque el Estado tiene como fin último el bien común y la manera de alcanzarlo es a través del desarrollo, bienestar y seguridad. ¿Cuál Estado? Chile y ¿cómo se construye? A través de su identidad nacional que recoge su evolución y consolidación desde el primer día de independencia y considera todo lo transitado para llegar a ella.
Los símbolos patrios son reflejo de esa identidad nacional. Recogen elementos emblemáticos del país y reúnen a sus ciudadanos en torno a ellos. Las instituciones y su historia también son parte de ese proceso, pues materializan al Estado y lo hacen presente en todo el territorio. Sin embargo, esas instituciones no tendrían sentido si no son validadas por la ciudadanía.
De acuerdo con la encuesta Cadem de esta semana, después de Bomberos, ambas policías son las que cuentan con la aprobación más alta, 85% para la policía civil y 84% para la uniformada, les siguen la Fuerza Aérea y la Marina y luego con un 77% el Ejército.
Todas, instituciones de Estado y, no sólo eso, instituciones que en su centro se encuentra la identidad nacional de Chile. Fundamentales en cada hito recorrido con un aporte crítico a la construcción del Estado. Acompañan sus emblemas los símbolos patrios y para graduarse de sus escuelas juran a la bandera. Ese pabellón tricolor que transmite un mensaje de unidad en esa estrella solitaria.
Pero, no basta con que las instituciones transmitan esa identidad nacional pues, en la generación de esa cohesión social los gobiernos no pueden faltar. Cada uno con su proyecto busca entregar a los ciudadanos algo de lo que sentirse parte y, es eso justamente lo que hoy está cuestionado. La misma encuesta muestra que sólo el 30% aprueba la forma en que el Presidente está conduciendo el gobierno, es decir su proyecto. Algo que no debería sorprender si recordamos que una de las cosas que se proponía al inicio del ciclo presidencial era refundar una de las instituciones que hoy cuenta con uno de los porcentajes más altos de aprobación.
El problema no es la seguridad, la salud o el crecimiento, esos son signos de él. El problema es que hoy esa cohesión social se ve debilitada y con ella la identidad nacional. Los chilenos no se sienten del todo parte de ese proyecto.
Se ha dicho que el crimen organizado es su principal amenaza. Es cierto. Pero, sólo se podrá combatir con un proyecto del que los ciudadanos se sientan parte, uno que vuelva a fortalecer la cohesión social, que reviva la identidad nacional de Chile y que devuelva la confianza de los chilenos en las instituciones. Y, que la aprobación de éstas no esté sujeta a la contingencia.
Hoy, más que nunca, necesitamos de un proyecto que ponga a Chile y su identidad nacional al centro.
Pilar Lizana
Investigadora senior AthenaLab
Fuente: El Líbero
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