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Japón y Australia orientan su Defensa hacia un Indo-Pacífico más inestable

14 de Julio de 2020
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Japón y Australia orientan su Defensa hacia un Indo-Pacífico más inestable

Dos documentos oficiales publicados este mes por los gobiernos de Japón y Australia coinciden en advertir sobre la pérdida de estabilidad del Indo-Pacífico, debido al deterioro generalizado del orden mundial basado en reglas, al aumento sostenido de la capacidad militar de los países de la región y, sobre todo, a las acciones sostenidas de China para ganar más influencia estratégica.

En su libro blanco anual sobre la política de defensa dado a conocer el martes (ver aquí), Japón endureció su lenguaje para acusar a China de adoptar medidas unilaterales de forma “implacable” para cambiar el statu quo sobre las islas Senkaku, que Beijing reclama bajo el nombre de Diaoyu. En particular, se denunciaron acciones coercitivas, que incluyen incursiones militares constantes.

También se responsabilizó a China por adelantar campañas de “desinformación” respecto a la pandemia del Covid-19 e intentar aprovechar la coyuntura para ganar más presencia internacional.

“La pandemia de COVID-19 puede exponer e intensificar la competencia estratégica entre países que tienen la intención de crear órdenes regionales más preferibles para ellos y para expandir su influencia. Necesitamos observar de cerca tales movimientos con gran preocupación como problemas de seguridad”, dice el Libro Blanco de la Defensa de Japón.

En otro aparte, también se advierte de la mejora constante de la capacidad de ataque de Corea del Norte, gracias a los avances de sus misiles, que son cada vez más difíciles de interceptar.

Entre los objetivos de la Política de Defensa de Japón, se establece la creación de un entorno de seguridad deseable y estable para el país mediante la integración de las fuerzas militares, de modo de disuadir las amenazas contra el país. Los adversarios no solo deben tener claro que atacar Japón será difícil, sino que tendrá consecuencias.

Por lo mismo, el gobierno del primer ministro Shinzo Abe sigue adelante con los planes para mejorar las capacidades militares, lo que incluye comprar nuevos equipos y seguir trabajando estrechamente con su aliado Estados Unidos. Entre los proyectos que se mencionan, está la transformación de los destructores clase Izumo en portaaviones para cazas F-35B, el desarrollo de misiles antibuques para las fuerzas terrestres y la construcción de nuevos interceptores de misiles basados en tierra. El presupuesto militar se cifró en unos US$48.600 millones para 2020.

Todo lo anterior, se orienta a “crear un entorno de seguridad deseable, incluido el mantenimiento y la mejora del orden marítimo libre y abierto, y con el objetivo de aumentar presencia japonesa y estadounidense en la región del Indo-Pacífico”.

Tan solo dos semanas antes que Japón, el gobierno del primer ministro Scott Morrison había publicado el 1 de julio su “Actualización de Defensa Estratégica 2020” (ver aquí), que establece los nuevos desafíos que plantea el entorno internacional y delinea las respuestas que se requerirán de Australia.

En el documento australiano se advierte que la región “se encuentra en medio del realineamiento estratégico” más significativo desde la Segunda Guerra Mundial, debido a tendencias que incluyen la modernización militar generalizada de las fuerzas en la zona, el cambio tecnológico y mayor riesgo de conflicto entre estados.

“El Indo-Pacífico está en el centro de una mayor competencia estratégica, volviéndose una región más disputada y aprensiva. Estas tendencias continúan y lo harán potencialmente agudizadas como resultado de la pandemia de coronavirus (COVID-19)”, dice el texto.

También se menciona “la búsqueda activa de China de una mayor influencia en el Indo-Pacífico”.

Por lo tanto, el objetivo de la Defensa es proyectar poder militar para dar forma al entorno estratégico del país y disuadir las acciones, cuando sea necesario, gracias a una fuerza militar creíble.

La actualización estratégica va acompañada de una política de desarrollo de fuerza que contempla invertir unos US$190.000 millones en 10 años para adquirir nuevos submarinos clase Barracuda, fragatas Tipo 26, cazas F-35 y misiles de alcance intermedio.

Al respecto, es muy interesante notar que tanto Japón como Australia se refieren a la realización de actividades en la “zona gris” por parte de China, lo que incluye acciones militares y no militares y la coerción económica dirigida a lograr objetivos estratégicos sin provocar conflictos.

En el Indo-Pacífico, apuntan desde Canberra, estas actividades van desde la militarización del Mar del Sur de China hasta campañas de desinformación y presión económica.

Estos documentos de Japón y Australia, en su conjunto, dibujan un panorama de seguridad muy complicado para los próximos años y su lectura es una guía útil para cualquier país que se encuentra en el Pacífico o que tiene sus intereses comerciales comprometidos en torno a este océano. 

Ambas naciones son explícitas al mencionar que deberán cooperar con aliados para garantizar su seguridad, que tendrán que dotarse de medios propios para mejorar su Defensa y que deben tener una postura clara y franca ante quienes identifican como adversarios. Se trata de un baño de realismo importante en estos tiempos de incertidumbre.

Juan Pablo Toro V.

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