La invasión rusa a Ucrania ha dejado imágenes impresionantes. Algunas de las más difundidas, muestran tanques y vehículos blindados rusos destruidos en carreteras, caminos rurales o en medio de poblados, sin mencionar muchos otros abandonados por sus tripulantes. A partir de estos registros se han levantado voces que proponen, una vez más, el fin de los tanques y otros medios acorazados.
Sin embargo, estas imágenes no son exclusivas del conflicto Rusia-Ucrania de 2022, también hay registros de numerosos vehículos blindados destruidos en otros escenarios, como en las incursiones de Israel en el Líbano en 2006, la intervención rusa en Georgia de 2008 o el conflicto Armenia-Azerbaiyán de 2020. El problema no termina ahí, debido a que, junto con la destrucción de medios acorazados, se percibe cierta inutilidad o efectividad en su uso.
En una primera vista, surge la tentación de relacionar la numerosa destrucción de blindados, con la pérdida de su utilidad en el campo de batalla actual. La aparición de armas antiblindaje efectivas y comparativamente mucho más económicas, así como la tendencia a continuar las operaciones en centros urbanos, encajonando a los tanques en calles estrechas, son hechos que podrían justificar el gran número de vehículos destruidos y fortalecen la idea de su obsolescencia.
En pocas palabras, se cuestiona la utilidad o vigencia del tanque y vehículos blindados en el escenario de la guerra actual. A partir de esta interrogante, podrían surgir múltiples respuestas para explicar lo anterior, las que van desde la postura que los vehículos blindados han dejado de ser efectivos por las nuevas armas y el ambiente urbano, pasando a ser obsoletos, hasta que su fracaso en la actual guerra se relaciona con otros factores circunstanciales, que no necesariamente demandan su retiro de los arsenales. Adicionalmente, surge la pregunta es si efectivamente se están empleando en la forma adecuada y en el lugar donde poseen ventajas substantivas, ya sea por el escenario, tiempo atmosférico o tipo de adversario.
LOS BLINDADOS Y SU OBSOLENSCENCIA
En términos generales, los tanques son sistemas de armas que reúnen tres características fundamentales y que los diferencian de otras armas. Primero, la movilidad y velocidad. No obstante, el tamaño de los tanques, sus características le permiten recorren largas distancias a velocidades que superan los 70 km/h, sumado a la posibilidad de desplazamiento fuera de los caminos. Segundo, la protección que ofrece el blindaje, la que no es impenetrable por algunas armas, pero si brinda una defensa efectiva para armas livianas, que son la mayoría que se encuentra en el campo de batalla. Tercero, el poder de fuego que significa su cañón principal y que le permite el combate a largas distancias, siendo capaces de destruir objetivos fuera del alcance de otras armas. En resumen: movilidad, poder de fuego y protección, características ideales para su empleo en combate lejano o a la profundidad del dispositivo adversario.
El fenómeno de la obsolescencia de sistemas de armas o la idea de que alguno pierde su vigencia, es una discusión eterna. En algunos casos, el reemplazo de ingenios tecnológicos ha sido efectiva. La aparición de las armas de fuego desplazo progresivamente el arco y la espada, hasta hacerlas desaparecer. El avión sepultó el Zeppelin utilizado hasta la I Guerra Mundial y los vehículos con motores de combustión reemplazaron a los tirados por caballos o barcos con velas[1]. No obstante, no ha ocurrido lo mismo con otras plataformas. La invención del torpedo y el submarino afectó el desempeño de buques de guerra, sin embargo, están lejos de hacerlos obsoletos. En indudable que debieron ajustarse tácticas y técnicas de empleo y desarrollar medidas que anularan o minimizaran el efecto de las amenazas. Del mismo modo, el diseño y desarrollo de misiles tierra-aire sin duda amenaza el uso de aviones de ataque, pero en ningún caso amenaza su existencia, pues se han desarrollado señuelos electrónicos o armas que permiten batir objetivos fuera del alcance de las armas antiaéreas.
No resultaría prudente invadir un espacio marítimo colmado de submarinos o de plataformas equipadas con misiles antibuque, capaces de detectar y destruir medios de superficie a largas distancias, si no se prepara el escenario y se adoptan medidas para contrarrestarlos. Tampoco hubiera sido eficiente si las fuerzas de la coalición internacional que invadió Irak en 1991 no hubiesen ejecutado la operación “Desert Shield”, antes de “Desert Storm”. Con la primera, se anuló la capacidad de mando y control iraquí, así como su potencial de defensa aérea y otros medios de impacto y alcance operacional. Todo es parte de una maniobra que busca generar las condiciones para las operaciones decisivas, produciendo las asimetrías requeridas en el lugar y momento adecuados, aprovechando las propias capacidades y explotando las vulnerabilidades del oponente. Nada nuevo en absoluto.
Para decidir si los tanques están obsoletos dada la magnitud de destrucción sufrida y las limitaciones que se podrían visualizar en su empleo en el contexto actual, antes se debe analizar qué ha sucedido. Tomando en cuenta las cifras del Oryx, una plataforma que contabiliza las pérdidas materiales rusas en la guerra contra Ucrania, incorporando sólo aquello de lo que se tiene registro gráfico (foto o video), las pérdidas en vehículos blindados son de 4.814, mientras que solo tanques alcanzan a 885 (se estima que las pérdidas son superiores, pues solo se contabilizan aquellas de las que se tiene registro).[2] Las pérdidas rusas no se limitan a la destrucción por parte de misiles de última generación, si no que incluyen vehículos capturados o abandonados por sus tripulantes. Todo lo anterior, sin considerar los evidentes problemas de mantenimiento y abastecimiento logístico que han afectado a las unidades blindadas rusas. La mayor cantidad de estas pérdidas se produjo en el primer mes y medio de la guerra, cuando las mayores operaciones se concentraron en el norte y este de Kiev. La opción rusa fue avanzar rápidamente sobre la capital ucraniana, tomarla y reemplazar el gobierno. Para esto empleó una cantidad importante de sus fuerzas y avanzó directamente al corazón adversario.
El problema, es que esto no funcionó como se pensaba. Primero, los medios rusos priorizaron —por diversos motivos— el avance por caminos, lo que restringió la movilidad y dispersión de sus blindados. Además, cuando un vehículo se detenía, generaba el estancamiento del resto de la columna, incrementando el riesgo de ser atacados. Del mismo modo, el terreno donde recibieron la mayor parte del castigo, se asocia a cercanías de centros poblados o cruces de caminos. Todo esto, con un sistema de apoyo logístico, a lo menos, deficiente. En pocas palabras, fueron destruidos en circunstancias que no pudieron explotar su movilidad, velocidad y capacidad todo terreno, en función de un mal empleo.
Asimismo, esta restricción en la movilidad, sumado al terreno correctamente seleccionado y preparado por las fuerzas ucranianas para actuar, impiden a los medios acorazados combatir a largas distancias, sometiéndose a las reglas de combate de unidades menores, las que equipadas con misiles antitanque como el Javelin y N-LOW, fueron altamente efectivas. Nuevamente, una situación que anula las ventajas del tanque, movilidad, poder de fuego y el combate a largas distancias. Lo descrito no es novedad, pero los ejércitos lo han solucionado integrando medios blindados con unidades de infantería, de manera que estas últimas, brinden protección a los tanques en escenarios como los descritos más arriba. En el caso de Rusia, la conformación de los Battallion Tactical Groups (BTG) dispone de una fuerza de entre 700 y 800 soldados, de los cuales sólo alrededor de 200 corresponden a infantería, lo que resulta insuficiente, dejando a los tanques potencialmente indefensos ante tácticas de emboscadas por parte fuerzas especiales o pequeñas patrullas.
Por último, la efectividad de los misiles antitanque proporcionados por Occidente, así como de los drones empleados, ha sido muy alta. La ventaja de diseño del blindaje de los tanques rusos como el antiguo T-72, ha sido inefectiva contra los misiles que atacan sus blancos desde la parte superior, donde la protección es mucho menor. Los drones han servido para detectar y localizar columnas de blindados y, en el caso de los Bayraktar TB2 turcos, también para destruir tanques. Pero la efectividad de las armas utilizadas contra los medios blindados no impone la obsolescencia del tanque, si no que, por el contrario, obliga a emplear medidas que los eviten o anulen. Sobre los misiles antitanque, lo que la mayor parte de los ejércitos contempla, es acompañar a los blindados con unidades de infantería capaces de eliminar aquellos núcleos antiblindaje por medio del combate cercano. Esto, sin considerar la implementación de soluciones tecnológicas como contramedidas de defensa antimisiles. Por otro lado, el uso de tácticas y medios de defensa aérea, incluidos medios electrónicos, permiten bloquear o dificultar el uso de drones. Lo anterior, al parecer, no funcionó para los rusos.
Como se ha podido evidenciar de manera sucinta, lo que enfrentamos no es la obsolescencia del arma blindada, si no que, más bien, el abandono de los principios básicos de empleo de tanques por parte de los rusos y, por otro, la efectiva acción de las fuerzas ucranianas. Los unos, sacrificaron las principales características de los tanques, transformándolas en vulnerabilidades; los otros, explotaron los medios a su disposición, incluyendo la correcta selección del terreno, conformando un escenario propicio para generar la asimetría que les favoreciera. El resultado, ya se comentó, miles de vehículos blindados rusos destruidos. En síntesis, es la capacidad humana el factor que hace la diferencia. De allí la relevancia de contar con fuerzas educadas —capacitadas y entrenadas— en el arte de la guerra.
CHILE, VIGENCIA Y UTILIDAD
De la revisión realizada más arriba, se concluye que los tanques y medios blindados no están obsoletos, sino que lo que pierde utilidad y vigencia, son las concepciones de empleo, la falta de flexibilidad y la escasa adaptabilidad. Esto resulta igualmente aplicable para nuestro país. Chile decidió modernizar su parque blindado con el cambio de siglo, incorporando sistemas de armas como el tanque Leopard 2A4, carros de combate Marder y piezas de artillería autopropulsadas M-109. Este conjunto de activos, llegaron a complementar las capacidades operacionales de las fuerzas armadas, colaborando a alcanzar una disuasión creíble.
¿Son garantía de éxito?, por supuesto que no, si no habría que preguntar a rusos y ucranianos. Sin embargo, dada la realidad geoestratégica de la defensa de Chile, dónde el escenario terrestre del extremo norte y, en menor manera, del extremo sur, así como las fuerzas que debemos disuadir, dan cuenta de un contexto que otorga a los medios blindados, condiciones favorables para su empleo. Las experiencias observadas en el conflicto en Ucrania, así como las vividas por Israel en 2006, Rusia en Georgia (2008) o lo que ha trascendido del empleo blindado en el conflicto Armenia-Azerbaiyán de 2020, más que indicar la obsolescencia del tanque, indican la necesidad de que Chile asegure la formación y entrenamiento de tripulaciones y líderes capaces de adaptar su empleo a distintos escenarios y situaciones, de acuerdo a cómo cambie el contexto de las operaciones.
Del mismo modo, cabría la pregunta de qué sucedería en nuestra postura estratégica de disuasión, si no contáramos con estos sistemas, en cantidad y calidad, pero nuestros potenciales adversarios, sí. La respuesta, a simple vista, se inclina por una que reconoce las virtudes de estos y otros sistemas de armas y su contribución a la seguridad de nuestro país, siendo deseable mantener estas capacidades operacionales en el futuro.
El empleo de unidades de armas combinadas ha vuelto a aparecer como el centro del esfuerzo de los ejércitos de países desarrollados, tal como lo planteó el jefe del Estado Mayor General del Ejército Británico, general Sir Patrick Sanders, en la última conferencia sobre guerra terrestre realizada por el Royal United Services Institute, en Londres el pasado mes de junio y en la que Athenalab estuvo presente. En el caso de Chile, este enfoque tampoco ha cambiado y no se visualiza que el contexto estratégico cambie en el mediano y largo plazo.
CONSIDERACIONES FINALES
- La vigencia u obsolescencia del tanque ha sido una discusión de larga data, que volvió a aparecer producto de los reveses rusos en la guerra de Ucrania y la gran destrucción de material que se ha evidenciado.
- No obstante, los reportes sobre el empleo de estos medios dan cuenta de un uso deficiente, en el que no se ha explotado sus potencialidades, si no que, más bien, se les ha expuesto a ambientes que exacerban sus vulnerabilidades. Esto en función de malas decisiones humanas.
- Por el contrario, las fuerzas ucranianas han adaptado sus medios para limitar la movilidad y alcance de los tanques, al mismo tiempo que facilitan y explotan las capacidades de pequeñas unidades con misiles antitanque, así como el uso intensivo de drones.
- Como cualquier sistema de armas, la efectividad del tanque está determinado por su correcto empleo, que se adapte a un escenario donde pueda explotar sus reales capacidades, como son la movilidad, protección y poder de fuego. Son los comandantes los encargados de definir las mejores plataformas y unidades a emplear, de acuerdo a cada situación y contexto en particular.
- Más que la obsolescencia de esta arma, lo que está en cuestionamiento es la capacidad de los líderes rusos por utilizar adecuadamente las herramientas de su arsenal, adaptándose a los cambiantes escenarios que la batalla moderna ofrece. Del mismo modo, no se puede dejar de mencionar que toda esta discusión, se debe en buena medida por la efectividad de las tropas ucranianas, que supieron enfrentar a un enemigo potencialmente superior, adaptando sus fuerzas y tácticas para generar ventajas en el campo de batalla.
- La guerra en Ucrania está llevando a algunos Estados como Polonia, Noruega o Malasia a desarrollar proyectos de adquisición de tanques o, del mismo modo, a otros como Holanda a reevaluar la decisión de deshacerse de ellos. Esta semana, solo Polonia anunció la compra de 180 tanques K2 Black Panther al fabricante surcoreano Hyundai. Estos se suman a 28 tanques M1A2 Abrams comprados a Estados Unidos.
- En el caso nacional, la existencia de fuerzas acorazadas contribuye decisivamente a la generación de importantes capacidades operacionales, que aportan al efecto disuasivo nacional, opción estratégica de Chile para enfrentar su defensa. El contexto geoestratégico, así como las características de las fuerzas por disuadir, son claros fundamentos para afirmar la vigencia de este sistema de armas.
- La formación de las tripulaciones de tanques y sus comandantes, desarrollando aptitudes como la flexibilidad, la adaptabilidad, la resolución de problemas en ambientes de cambio, son las cualidades que se deben propender, antes de proponer que el tanque pase a ser un arma obsoleta.
- En la región, la capacidad acorazada del Ejército de Chile está lejos de estar obsoleta, representando una plataforma poderosa, acorde a la realidad del escenario regional, su geografía y probabilidad de empleo.
Marcelo Masalleras Viola
26 de julio de 2022
[1] No obstante, el uso de ganado para actividades militares continúa siendo necesario para tareas de reconocimiento o apoyo en áreas geográficas de difícil acceso como montañas y bosques.
[2] Oryx, “Attack On Europe: Documenting Russian Equipment Losses During The 2022 Russian Invasion Of Ukraine”. Revisado el 25 de julio de 2022 en: https://www.oryxspioenkop.com/2022/02/attack-on-europe-documenting-equipment.html
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