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COMENTARIO | Inteligencia de fuentes abiertas en la guerra de Rusia-Ucrania

26 de octubre de 2022
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COMENTARIO | Inteligencia de fuentes abiertas en la guerra de Rusia-Ucrania

La invasión militar de Rusia a Ucrania completa ocho meses, resultando más difícil de lo que todos los especialistas en conflicto previeron, incluidas las principales agencias de inteligencia. Con la perspectiva del tiempo, hoy podemos afirmar que la contención ucraniana a la ofensiva rusa se debe, en parte, al papel que la inteligencia de fuentes abiertas (OSINT, por sus siglas en inglés) ha jugado en la confrontación. Dicha información se ve enormemente beneficiada por el desarrollo de la inteligencia artificial, robótica, lenguaje y aprendizaje de máquinas, que marcan la Cuarta Revolución Industrial, en el contexto de una nueva dimensión del conflicto como el ciberespacio, que se suma a las otras tres tradicionales y a la espacial.

La OSINT puede ser entendida como información sin restricción de acceso reunida de fuentes abiertas y luego sometida al proceso o ciclo de inteligencia, donde es procesada, sintetizada y analizada para ser convertida en inteligencia. Es decir, información útil para facilitar los procesos de toma de decisiones. Las fuentes abiertas hoy pueden ser desde imágenes comerciales satelitales hasta comunicaciones o mensajes sin encriptar, sumando a eso el acceso a redes sociales. Lo anterior, se ha visto acrecentado por el desarrollo de la tecnología e influencia de internet en una escala global. De paso, lo último ha potenciado a las personas naturales como nunca en la historia de la Humanidad, otorgándoles la capacidad de convertirse en actores globales.

En este sentido, la tecnología ha posibilitado el empoderamiento no solo de las instituciones, sino que de los individuos en detrimento de los tradicionales papeles del Estado como forma de organización política. Dicho fenómeno se encuentra permeando las actividades comerciales, diplomáticas, económicas y, por cierto, las militares, enfatizando la realidad que ya el Estado dejó de ser el único actor relevante en la generación de inteligencia. Hoy las capacidades del mundo privado, en muchos casos, sobrepasan la capacidad estatal de obtener y procesar información.

De acuerdo con publicaciones de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, un 80% de su inteligencia proviene de fuentes abiertas; de ahí, que cualquier Estado bien organizado pueda contar con un buen nivel de inteligencia, si explota la OSINT, como ha quedado demostrado en el actual conflicto entre Rusia y Ucrania, en el cual los tomadores de decisión ucranianos han explotado está condición a su favor. Esto les ha permitido inicialmente confirmar despliegues estratégicos, centros de gravedad operacionales y logísticos, así como movimientos de fuerzas y reservas. Las imágenes satelitales han significado conocer con mayor detalle el avance de los adversarias y objetivos de alto valor, posibilitando realizar evaluaciones de daños actualizada para contar con un panorama operacional preciso.

La interceptación de comunicaciones no encriptadas y de otras provenientes de celulares comerciales, también ha abierto una ventana para conocer el estado de la moral de las fuerzas rusas, identificar altos mandos, ubicar centros logísticos y dar con liderazgos claves en terreno. Los análisis de redes sociales han complementado lo anterior, al mismo tiempo que han sido cruciales en comprobar la percepción de los hombres en terreno respecto del conflicto, identificando su posición específica. De esta forma, la geolocalización, unida a los videos, comunicaciones telefónicas y de redes sociales, se traducen en un enorme aporte a la elaboración de inteligencia. Adicionalmente, el ámbito OSINT ha sido utilizado para controlar la narrativa en el desarrollo del conflicto e influir sobre propias fuerzas, el adversario y la opinión pública.

Todo lo anterior, permitiría afirmar que Ucrania materializa un mejor uso de los recursos de la OSINT, inclinando la balanza respecto de un ejército ruso más grande, más robusto y, en apariencia, más avanzado tecnológicamente.

Desde la perspectiva del Derecho Internacional Humanitario, la OSINT permite además contar con mayores evidencias de ataques a civiles inocentes u objetivos protegidos, teniendo un claro impacto en el apoyo internacional a quién ha sufrido los efectos del uso ilegal de la fuerza. A modo de ejemplo, en la ciudad de Bucha, Ucrania, la ejecución de civiles previa a la retirada de fuerzas rusas pudo ser confirmada por imágenes satelitales de Maxar, las que establecieron evidencia de dichos asesinatos. Adicionalmente, es posible identificar por fuentes abiertas y redes sociales qué personas estuvieron en una determinada área geográfica en donde los hechos ocurrieron.

Distintas empresas privadas hoy son capaces de proveer imágenes de alta resolución en tiempo real o con pocas horas de diferencia, información de radares de apertura sintética (los que proveen imágenes nocturnas o con tiempo atmosférico desfavorable), monitoreo de radio frecuencias para identificar movimientos de tropas e interferir sistemas de posicionamiento global, dando cuenta así del poder de la OSINT, de la mano de actores como Maxar Technologies o BlackSky.

Lo anterior, en el caso del actual conflicto ha sido identificado por las fuerzas rusas, las que han apuntado sus ataques hacia la infraestructura de telecomunicaciones ucranianas, como una forma de minimizar las eventuales ventajas operacionales, estimándose que a la fecha un 20% de estas capacidades han sido afectadas.

Finalmente, parece estar claro que la prevalencia de OSINT en la guerra no es un caso único al actual conflicto entre Ucrania y Rusia, sino que es un fenómeno que continuará incrementándose en los próximos conflictos, debido a la aceleración tecnológica, la prevalencia de internet y el alto impacto de los medios sociales de comunicación en la vida diaria de las personas en tiempo de paz y de guerra. Esto nos plantea los siguientes desafíos futuros:

  • Distinguir dentro de la cada vez mayor magnitud de información, aquella que es verdadera y útil a nuestros propósitos de la que es falsa o de escasa utilidad.
  • Adoptar las medidas de mitigación para la neutralización de falsas narrativas que afecten tanto a nuestro personal como a nuestros intereses.
  • Discriminar la veracidad de esa información tanto de la fuente como del medio para diferenciarla de las “fake news”.
  • Usar inteligencia artificial, algoritmos, bases de datos relacionales para filtrar, ordenar, precisar y priorizar información acelerando y facilitando el proceso de toma de decisiones de la organización.

John Griffiths S., jefe de estudios de AthenaLab

27 de octubre de 20022

Los comentarios y opiniones expresadas en este documento representan el pensamiento de sus autores, no necesariamente de la institución.

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