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COMENTARIO | La guerra naval en Ucrania es tácticamente innovadora, pero no revolucionaria

8 de noviembre de 2022
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COMENTARIO | La guerra naval en Ucrania es tácticamente innovadora, pero no revolucionaria

La guerra naval en Ucrania ha vuelto, de forma reciente, al centro de la atención internacional. En un escenario que ha sido definido, hasta ahora, por el asalto ruso contra la isla de las Serpientes en las primeras etapas de la invasión y el hundimiento ucraniano del crucero “Moskva”, fuentes rusas informaron que las fuerzas ucranianas asestaron un nuevo golpe. Esta vez, naves no tripuladas de superficie y aéreas realizaron una audaz incursión en el puerto naval de Sebastopol.

Las autoridades de Moscú afirmaron que las capacidades no tripuladas involucradas en el ataque fueron neutralizadas, aunque también admitieron daños menores en un dragaminas y en la red de defensa del puerto. Con información limitada disponible sobre el daño general de la batalla, a diferencia del caso de “Moskva”, el alcance del éxito ucraniano esta vez sigue sin estar claro.

No obstante, las imágenes de video no verificadas de los eventos sugieren que el ataque fue mucho más importante de lo que afirma Rusia. Las imágenes indican que las naves de superficie no tripuladas alcanzaron sus objetivos, incluido el actual buque insignia de la Flota del Mar Negro, la fragata “Almirante Makarov”. Las redes sociales rusas circularon después de la incursión imágenes de la fragata dañada en el mar. Si se confirma esto, sería un resultado significativo.

El ataque fue realizado únicamente por drones, lo que a su vez llevó a los analistas a hablar de una revolución en la guerra naval. En un triunfo tecnológico de David contra Goliat, los pequeños y asequibles drones ucranianos, aparentemente, podrían desestabilizar la más poderosa y capaz flota rusa. ¿Es este realmente el caso? ¿Los acontecimientos recientes nos permiten inferir que la tecnología está cambiando una vez más el carácter de la guerra naval?

Uno debe resistir la tentación de mezclar el carácter revolucionario de lo que los drones pueden o no haber logrado en este caso. Tácticamente, las hazañas marítimas ucranianas fueron inventivas e innovadoras.

Operacionalmente, también fueron audaces. Sin embargo, no llegaron a ser una revolución. De manera crucial, este enfoque tecnológico ofusca la observación más importante de que los eventos tal como los conocemos pueden indicar, más bien, un cambio en el enfoque operativo ucraniano en el teatro marítimo.

Las naves de superficie no tripuladas para atacar una flota, ya sea en el mar o en la seguridad de una base naval o en el refugio de una ensenada, son una opción establecida desde hace mucho tiempo en la guerra naval. Se basan conceptualmente en el uso de barcos de fuego de la era de la vela. Se trataba de pequeñas embarcaciones no tripuladas llenas de explosivos o con fuego, que se lanzaban contra los buques de combate de superficie para dañarlos, inutilizarlos o, en el caso más exitoso, hundirlos.

Las naves de superficie no tripuladas ucranianas en esta incursión añaden una expresión contemporánea a la tradición de los brulotes de épocas pasadas. Son soluciones innovadoras a una práctica establecida. De hecho, en este sentido, hablan de la creciente competencia de las fuerzas ucranianas en la integración de tecnología militar y no militar asequible y lista para explotar la asimetría en las capacidades con Rusia, de modo de lograr el máximo efecto. Tácticamente, estas naves son un poderoso recordatorio de la primacía crucial de las personas detrás de cualquier pieza de tecnología y su capacidad para imaginar aplicaciones militares.

Esto nos lleva a la importancia operativa real del asunto de Sebastopol. Las fuerzas ucranianas realizaron una operación ofensiva contra la Flota del Mar Negro, atacando el corazón de donde se sentía más segura, su base principal. Este fue un plan audaz que, si no aislado, indicaría un cambio a una forma asertiva de operaciones en línea con su impulso más amplio para recuperar el control de los territorios perdidos, incluida Crimea.

Anteriormente, en especial en el caso del hundimiento del crucero “Moskva”, las fuerzas ucranianas solo podían negar a su oponente la libertad de movimiento a través del Mar Negro. Ahora, al parecer, están listas para buscar activamente al enemigo en el lugar que elijan. Tal cambio vendrá con costos potenciales aparejados, donde naves ucranias –como los remolcadores que se cree estuvieron involucrados en el despliegue de los drones— se convertirán en blancos de los rusos.  

Esto, naturalmente, lleva a otra conclusión. La tecnología afecta la conducción de las operaciones, pero una buena estrategia es crucial para aprovechar al máximo su eficacia, especialmente cuando una de las partes posee menos capacidades. Este último éxito ucraniano, una vez evaluado en su totalidad, no socava ni invalida el valor que poseen las capacidades modernas y avanzadas para dar forma a un teatro marítimo.

Sin duda, la Armada Rusa en el Mar Negro está hoy menos segura, pero aún conserva la capacidad de influir en la dinámica marítima en este teatro. La guerra naval en el Mar Negro está lejos de terminar y quedará marcada por ataques más frecuentes de lado y lado. La superioridad rusa en este teatro es, especialmente, importante en lo que respecta a la obstaculización del envío de cereales y el acceso y uso de puertos bajo control ucraniano.

Por lo tanto, a pesar de lo tentadora que es la búsqueda de «balas tecnológicas de plata» para abogar por revoluciones en la guerra naval, es casi prematuro afirmar en esta etapa que esta incursión fue un hecho nuevo. Faltan varias piezas del rompecabezas operativo. La falta de evidencia sobre las medidas pasivas y activas y los preparativos rusos son de particular relevancia, especialmente, porque las imágenes de embarcaciones no tripuladas similares varadas en las cercanías de Sebastopol ya circularon en septiembre.

En cambio, parecería que la trinidad Clausewitziana de habilidades, suerte y audacia asestó un golpe, una combinación difícilmente desconocida en la historia naval. Sin embargo, y de manera crucial, la incursión sobre Sebastopol más bien podría hablarnos de hacia dónde apunta operativamente Ucrania, que hacia dónde podría llevar la tecnología el futuro de la guerra naval.

Alessio Patalano, King’s College London

8 de noviembre de 2022

*Reproducido con el permiso del autor

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