A inicios de esta semana visitó Chile el ministro de Relaciones Exteriores británico James Cleverly, quien como es natural se reunió con su par chileno, el canciller Alberto Van Klaveren. En la declaración oficial se destacó que el viaje se produjo en el marco de los 200 años de relaciones consulares entre ambos países, aunque está inserto en una gira por Latinoamérica que lo llevó a Jamaica, Colombia y, después de Chile, Brasil.
La reunión con el canciller chileno cubrió temas que van desde las relaciones comerciales y políticas de ambos países hasta desafíos globales como el cambio climático. La declaración conjunta oficial tras la reunión dedica también un párrafo a un asunto particular. Estipula que “ambos ministros deploraron la invasión ilegal de Rusia a Ucrania, las violaciones a los derechos humanas perpetradas actualmente por las fuerzas rusas y los continuos ataques en áreas e infraestructuras civiles”. Agrega que los personeros “reafirmaron su compromiso con la soberanía e integridad territorial de Ucrania y reiteraron la necesidad de la retirada inmediata de las tropas rusas”.
Al final de ese párrafo se lee que ambos ministros acordaron “explorar oportunidades para apoyar a Ucrania ahora y en su recuperación”. El asunto ucraniano ha sido un punto en común e incluso central en la agenda de varios líderes europeos que han visitado la región, como fue el caso del canciller alemán Olaf Scholz, hace tres meses, quien recorrió la región buscando derechamente un apoyo a los esfuerzos militares de Ucrania. Presumiblemente será un tema importante de la visita que, en un par de semanas, traerá a Chile y a la región a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen.
Más allá de los esfuerzos de guerra y recuperación para Ucrania, estas visitas de líderes europeos también señalan un punto que no pasa inadvertido para los expertos en geopolítica: que Latinoamérica es parte del tablero en la lucha por influencia entre las potencias occidentales y China. Una confrontación que se libra en el área económica y política y que tiene un especial énfasis en el sector energético, donde Chile presenta atractivos como el litio y el hidrógeno verde.
Con todo esto, surge la preocupación por adoptar una estrategia geopolítica de Estado, algo de lo que a juicio de nuestro entrevistado de hoy Chile carece. John Griffiths, jefe de Investigación del think tank de seguridad y defensa Athena Lab, conversa hoy con Crónica Estéreo sobre los desafíos y oportunidades de Chile en el gran tablero geopolítico global.
Fuente: Crónica Estéreo (La Tercera)
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