¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA?
La “inteligencia es información útil, en cuanto a que es un producto orientado a un propósito, donde la información recolectada y procesada es el insumo permanente para la toma de decisiones”.[1] La inteligencia involucra un proceso cíclico mediante el cual la información obtenida a través de distintas fuentes y métodos es analizada y convertida en productos de valor para las organizaciones a la que sirve.
La inteligencia exige de órganos que planifiquen el proceso, medios de búsqueda y recolección de información, fuentes desde donde obtener antecedentes, analistas que procesen e integren la información, métodos de difusión de los resultados para que finalmente sea utilizada por los tomadores de decisión.
¿QUÉ CONSTITUYE UN SISTEMA DE INTELIGENCIA?
Los sistemas o arquitecturas de inteligencia son, en esencia, un conjunto de organizaciones especializadas en los diversos tipos de inteligencia. De esta forma, tendremos organizaciones fuertes en inteligencia humana, otras en inteligencia de comunicaciones, inteligencia de señales, inteligencia de imágenes satelitales etc. Otras de reciente creación son las relacionadas con inteligencia de fuentes abiertas, así como las referidas a inteligencia de medios sociales. En suma, ellas poseen un centro de gravedad y especialización en la búsqueda y procesamiento de información para ser integrada, analizada y como resultado de ello, convertir dicha información en inteligencia, útil para el proceso de toma de decisiones político en el caso de la inteligencia de Estado. Lo anterior involucra contar con una serie de expertos en distintas áreas del saber, ya que muchos temas tienen una naturaleza inter, trans y multidisciplinaria.
¿A QUIÉN SIRVE LA INTELIGENCIA?
La inteligencia sirve a los tomadores de decisiones, en este caso, la inteligencia estratégica del Estado sirve a las máximas autoridades de la nación, en particular, el Poder Ejecutivo. Para lo anterior, la inteligencia requiere de un sistema eficiente y robusto que coordine e integre los distintos servicios y esfuerzos para obtener mejores resultados, con el fin de hacer frente amenazas, riesgos y oportunidades. En cualquier democracia consolidada, la labor de inteligencia es fundamental para la conducción del Estado, es indispensable para enfrentar los desafíos de un sistema internacional incierto y los peligros internos de un país, mejorando siempre la calidad y oportunidad en la toma de decisiones.
¿POR QUÉ FALLAN LOS SISTEMA DE INTELIGENCIA?
La inteligencia es una actividad humana que tiene milenios, en la que el error —como en toda acción que involucra personas— siempre es una posibilidad, o bien de los medios de búsqueda, o bien de su procesamiento e interpretación. Los errores o fallas son inevitables. Lo realmente importante es reducirlos lo más que se pueda.
Por otra parte, la función y actividad de inteligencia se ha visto beneficiada siempre por la tecnología y los ingenios que ella provee en la búsqueda de información. Es cierto que los sistemas de inteligencia hoy están siendo privilegiados en ello, así como en el procesamiento a través de la inteligencia artificial. Pero la tecnología es una espada de doble filo, ya que, así como está disponible para el sistema de inteligencia, ella puede ser utilizada de igual manera por cualquier organización que, teniendo los medios económicos, la desarrolle y adquiera, incluso a nivel individual.
La trampa de la tecnología es confiar demasiado en las posibilidades que nos ofrece, sin tener en cuenta que también es usada por los adversarios, maximizando sus capacidades y olvidando que, en esta materia, el único tipo de inteligencia que nos ofrece mejores posibilidades de conocer intenciones es la humana. Adicionalmente, la literatura especializada nos expresa que la información disponible proviene de un 97% de fuentes abiertas y de un 3% de secretas. Es sobre este 3% en el cual la inteligencia humana puede hacer la diferencia.
Otro ámbito en donde suelen alojarse los errores de inteligencia es en la intersección entre el sistema de inteligencia y el sistema político al que sirve. Los usuarios de inteligencia son el nivel político y ellos determinan muchas veces no solo el centro de gravedad de la búsqueda de inteligencia, sino que también qué inteligencia —como información procesada— recibe mayor atención. Es en está interacción donde adicionalmente se alojan los problemas o fallas estratégicas de inteligencia.
Si analizamos el informe o reporte de investigación de los atentados terroristas en Estados Unidos el 11 de septiembre del 2001, encontraremos que la incapacidad de prevenir dichos ataques fue más bien una falla sistémica de todo el Estado[2], que un error de inteligencia. En lo que ha inteligencia se refiere sí existió información diseminada en todo el sistema de inteligencia estadounidense. Amy Zegart, nos señala que existieron 23 instancias para poder haber detenido los ataques[3]. Dichas instancias y evidencias existieron repartidas en el sistema de inteligencia, que por doctrina privilegiaba el compartimentaje de información por sobre el compartir información. Las razones apuntan a que “información es poder”, como manifestará Francis Bacon muchos años atrás. Adicionalmente, la cantidad de especialistas dedicados a la inteligencia humana para lidiar con esta amenaza estaba notoriamente disminuida. Por si fuera poco, existieron informes del FBI que anticiparon la forma del ataque, pero que quedaron en análisis en la respectiva línea de mando burocrática de la organización[4]. En inteligencia cada sorpresa o falla estratégica tiene su origen en una serie de eventos concatenados que no fueron observados o cuya atención no trajo la atención de algún especialista. Un ejemplo contrario a lo anterior ocurrió en la crisis de los misiles soviéticos en Cuba en 1962. Entonces, un analista estadounidense pudo identificar en una fotografía tomada por un avión espía una configuración de instalaciones con la forma de la estrella de David, que era el modelo de construcciones soviético de instalaciones de misiles nucleares. Ello evidentemente fue un éxito de la inteligencia.
Otro ejemplo de un error de los sistemas de inteligencia se encuentra en el ataque sirio, egipcio, jordano e iraquí contra Israel en 1973, en el día del Yom Kippur. Esa ofensiva militar revirtió los éxitos de la inteligencia israelí en la Guerra de los Seis Días en 1967. Hace 50 años, en la península del Sinaí —en esa fecha en poder de Israel— Egipto sometió a los israelíes a observar constantes ejercicios militares, acostumbrándolos a tal punto que terminaron siendo percibidos como algo rutinario. Sin duda, dentro de ello estuvieron las señales de un mayor movimiento de tropas en despliegues a la frontera. Esto fue interpretado, inicialmente, como otro ejercicio más y no como un ataque verdadero en plena ejecución. Aquí, además, la inteligencia falló en detectar la articulación de un frente común en contra de la seguridad de Israel, con el despliegue estratégico de medios militares hacia su frontera en al menos en tres frentes y de forma simultánea. El grado de penetración de la inteligencia humana, al menos en Egipto y Siria, ya no tenía el nivel de infiltración en los altos círculos políticos y militares de los años previos a 1967.
¿QUÉ PASA CUANDO FALLAN LOS SISTEMAS DE INTELIGENCIA?
Cuando ocurren errores de los sistemas de inteligencia de tal magnitud que impactan en la seguridad nacional a través de pérdidas de numerosas vidas y elevados costos materiales, lo primero que se debe realizar, normalmente, por el nivel político alojado en las cámaras del poder legislativo, es una completa investigación para determinar las causas y errores cometidos y de esa forma poder mejorar los procedimientos, entrenamiento, doctrina y equipamiento del sistema de inteligencia nacional. Lo que jamás debiera ocurrir —inclusive en países que no cuentan con este sistema de inteligencia robusto— es no hacer nada y dejar que los hechos no sean investigados. Es la mejor receta para que vuelvan a ocurrir otro desastre.
Del mismo modo, otro efecto en este tipo de crisis es que se afecta no solo lo relacionado con inteligencia, si no que todo lo relacionado con la seguridad nacional. Ejemplo de ello, son las modificaciones en la estructura de seguridad nacional en Estados Unidos ya mencionadas, así como los errores de inteligencia en el Reino Unido y en España para detectar y evitar los atentados terroristas de la primera década del siglo XXI, tanto en Londres como en Madrid. En ambos casos, es relevante destacar que dichos atentados dieron origen a la creación de una arquitectura de seguridad nacional en ambos países, donde el sistema de inteligencia fue integrado como parte relevante de dicho sistema integral.
En este aspecto, extraña que en el caso del 18 octubre de 2019 y después de cuatro años, no se haya constituido una comisión especial en el Congreso Nacional para investigar las posibles causas, así como los potenciales errores de los organismos de inteligencia nacionales encargados de dicha tarea o de otros niveles decisionales. A partir de eso, no es de extrañar que poco se haya avanzado en el mejoramiento del sistema de inteligencia del Estado y, mucho menos, en desencadenar la creación de un organismo de seguridad nacional.
CONSIDERACIONES FINALES
- Dado los actuales desafíos del concierto internacional, existe la imperiosa necesidad de contar con un sistema de inteligencia estratégica, de carácter nacional, que sirva los fines del Estado.
- Dicho sistema no opera en el vacío, si no en el contexto de una arquitectura de seguridad nacional, de la que es parte consustancial.
- Eventos catastróficos como los analizados deben desencadenar la revisión y cambios en toda la estructura y niveles de inteligencia del Estado (políticos, estratégicos, de orden y seguridad, etc.).
- En el caso de Chile, no ha ocurrido un revisión y reforma del sistema de inteligencia, a pesar de hechos como los que comenzaron el 18 de octubre de 2019, de la existencia de numerosas organizaciones criminales de características transnacionales y del avance del terrorismo interno como dan cuenta organismos internacionales. A partir de la realidad actual, se impone una pronta revisión e implementación de un sistema de inteligencia robusto y de una arquitectura de seguridad nacional acorde a los tiempos y a lo que la ciudadanía demanda. Solo de esa forma estaremos mejor preparados para enfrentar los riesgos, amenazas y también detectar las oportunidades.
John Griffiths
Jefe de estudios AthenaLab
Marcelo Masalleras
Investigador AthenaLab
19 de octubre de 2023
[1] Athenalab. Documento de trabajo Nº3 “Propuestas para un nuevo sistema de inteligencia nacional”. Agosto 2019. Disponible en: http://www.athenalab.org/wp-content/uploads/2020/01/athenalab_doc_3.pdf
[2]https://www.intelligence.senate.gov/sites/default/files/documents/CRPT-107srpt351-5.pdf
[3] https://www.foreignaffairs.com/middle-east/israels-intelligence-disaster
[4] Nos referimos a la investigación de los atentados del 11. Sep.2021, conocida como el “Memorándum Phoenix”, disponible en informe de referencia 2. www.intelligence.senate.gov
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