Cuando los reportes sobre la guerra en Ucrania empezaban a advertir sobre el posible colapso de las líneas de frente y la escasez de misiles para la defensa antiaérea, Estados Unidos y el Reino Unido anunciaron sendos paquetes de ayuda militar para impedir que ese país sufra un nuevo avance de los invasores rusos.
En lo concreto, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un paquete de ayuda de US$61.000 millones para Ucrania, que hacen parte de una iniciativa bipartidista por un total de US$95.000 millones, que también está destinada a respaldar a Israel y Taiwán.
“Promulgaré esto como ley de inmediato para enviar un mensaje al mundo: apoyamos a nuestros amigos y no permitiremos que Irán o Rusia tengan éxito”, anunció el presidente Joe Biden, al conocer la votación de la Cámara.
Luego del visto bueno del Senado este miércoles, ahora los planificadores militares del Pentágono y Ucrania tienen que decidir cómo gastarán esas decenas de miles de millones de dólares.
Al respecto, se menciona munición de 155 milímetros, artillería de cohetes de largo alcance, baterías antiaéreas de todo tipo —Patriot incluidos— y por, supuesto, una cuarentena de cazas F-16.
El presidente Volodimir Zelensky afirmó en la red social X que Biden le confirmó que la ayuda incluye artillería de largo alcance, crucial para mantener a las tropas rusas a raya.
Con diferencia de días, el Reino Unido anunció esta semana que entregará 500 millones de libras (US$622 millones) en apoyo urgente para Ucrania, los cuales se destinarán a municiones, defensa antiaérea, drones y labores de ingeniería. Asimismo, se enviarán 60 botes, más de 160 misiles de ataque y defensa —incluidos los de largo alcance Storm Shadow—, 140 vehículos y cuatro millones de municiones para armas pequeñas.
“Defender a Ucrania contra las brutales ambiciones de Rusia es vital para nuestra seguridad y la de toda Europa”, sostuvo el primer ministro británico, Rishi Sunak.
A continuación, el análisis de AthenaLab, sobre estos desarrollos que impactarán en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
ARSENAL DE LA DEMOCRACIA. El presidente Franklin D. Roosevelt acuñó la expresión el “arsenal de la democracia” para dar cuenta del enorme esfuerzo militar industrial que hizo Estados Unidos para ganar la Segunda Guerra Mundial y apoyar a los aliados frente a las potencias totalitarias del Eje.
El paquete estadounidense al incluir a Ucrania, pero también a Israel (US$26,3 billones), hoy enfrentado directamente a Irán, y Taiwán (U$8,1 millones), bajo amenaza constante de China, pareciera retomar la idea de Roosevelt. De hecho, en más de una oportunidad Biden ha dicho que la gran batalla política de nuestros tiempos es entre democracias y autoritarismos. Estos últimos más asertivos frente a las primeras bajo asedio.
DEFIÉNDETE Y TE DEFENDERÁN. Si un país prueba que está dispuesto a defenderse a toda costa y, con sus propios medios, sus aliados y socios irán en su auxilio.
Eso se demostró con Ucrania y fue confirmado por Israel, cuando Arabia Saudita, Estados Unidos, Francia, Jordania y Reino Unido lo ayudaron en tiempo real a contrarrestar un ataque iraní de más de 300 drones y misiles. Ahora, Washington entrega los fondos para contribuir a reponer el stock de municiones para la defensa antiaérea israelí.
ARMAS Y TROPAS. Cuando la guerra en Ucrania entra en su tercer año, se estima que unas 330.000 tropas están en el frente, siendo largamente superadas por los rusos, que cuentan con un ejército mucho más grande, poderoso y tolerante a las bajas.
Una campaña de reclutamiento en marcha busca sumar de forma urgente 500.000 soldados, lo que es todo un desafío en términos de número, entrenamiento y dotación de equipos. Es cierto que Zelenski puede recibir decenas de millones de dólares en armas, pero las guerras se ganan con soldados. La fuerza medida en hombres y mujeres importa más aún en un conflicto de desgaste o atrición. He ahí su principal cuello de botella.
GASTO MILITAR. El último informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) indicó que el gasto militar mundial aumentó por noveno año consecutivo hasta alcanzar un máximo histórico de 2.443.000 millones de dólares. Por primera vez desde 2009, el gasto militar aumentó en las cinco regiones geográficas definidas por el SIPRI, con grandes alzas en Europa, Asia, Oceanía y Medio Oriente.
“El aumento sin precedentes del gasto militar es una respuesta directa al deterioro global de la paz y la seguridad”, afirmó Nan Tian, investigador principal del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI, en el comunicado oficial.
“Los Estados están dando prioridad a la fuerza militar, pero corren el riesgo de una espiral de acción y reacción en un panorama geopolítico y de seguridad cada vez más volátil”, advirtió.
Al respecto, la ayuda militar a Ucrania está contribuyendo a reducir la enorme brecha de gasto que existe con Rusia. Mientras la inversión de Moscú en la materia aumentó 24% el año pasado, al llegar a US$109.000 millones, Ucrania fue el octavo país que más gastó en 2023, después de un aumento del 51% hasta alcanzar los 64.800 millones de dólares.
No obstante, Kiev recibió al menos 35.000 millones de dólares en ayuda militar durante el año. Combinados, esta ayuda y el propio gasto militar de Ucrania equivalían a alrededor del 91% del gasto total ruso, indicó SIPRI.
CONCLUSIONES. La ayuda militar de Estados Unidos y Reino Unido pone presión adicional a los países de Europa continental para apoyar a Ucrania de forma más urgente con sistemas antiaéreos y otros equipos militares.
Aunque en febrero los líderes de la Unión Europea (UE) habían acordado la entrega de 50.000 millones de euros de apoyo financiero confiable para Kiev hasta 2027, tras una reunión ministerial el lunes en Luxemburgo, el jefe de política exterior comunitaria, Josep Borrell, expresó su frustración por la falta de compromisos adicionales.
“No tengo (baterías) Patriot en Bruselas, los Patriot están en las capitales. Y a ellas les corresponde tomar las decisiones”, afirmó Borrell tras la reunión.
Todo lo anterior, prueba que los países deben contar con capacidades militares propias para defenderse, lo que incluye tropas entrenadas, stocks suficientes de municiones y algún tipo de industria militar endógena, por básica que sea. En particular, en un mundo donde se presenta “un panorama geopolítico y de seguridad cada vez más volátil”, como dice SIPRI.
Si se dispone de lo anterior y una férrea voluntad de emplear el instrumento militar en caso de ser necesario, los socios verán el potencial de aliarse con un país decidido a hacer frente a amenazas, en especial si se trata de otra democracia bajo asedio de un enemigo que no respeta las reglas internacionales ni las libertades de su propio pueblo.
Juan Pablo Toro, director ejecutivo de AthenaLab
24 de abril de 2024
Foto: Campaña de reclutamiento en Kiev (France Presse).
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