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RESUMEN ANALÍTICO | Land Warfare Conference 2024: El futuro de Europa se juega en Ucrania

26 de Julio de 2024
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RESUMEN ANALÍTICO | Land Warfare Conference 2024: El futuro de Europa se juega en Ucrania

La guerra en Europa desatada por la invasión rusa a Ucrania ocupó el lugar central de las discusiones y los análisis vertidos en las distintas sesiones de la reciente edición de la “Land Warfare Conference” (conferencia de guerra terrestre), organizada por el Royal United Service Institute (RUSI) entre el 22 y 23 de julio en Londres.

Los expositores incluyeron a John Healey, nuevo secretario de Estado de Reino Unido para las Fuerzas Armadas; al excomandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania y nuevo embajador en Reino Unido, general (R) Valerii Zaluzhny; al almirante Tony Radakin, jefe del Estado Mayor de la Defensa; y al general Roly Walker, jefe del Estado Mayor del Ejército británico. Además, se contó con la presencia de oficiales, miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), académicos y representantes de distintos centros de estudios y de la industria de Defensa.

La evaluación inicial del contexto internacional fue preocupante, pues además de la guerra desatada por Rusia, se destacaron las tensiones en el estrecho de Taiwán, península de Corea y Medio Oriente, sin mencionar la compleja situación política y de seguridad por la que atraviesan África subsahariana y América Latina. En esta línea, se identifica la conformación de un “eje” de Estados que están abiertamente desafiando el sistema internacional actual, con la consecuente inestabilidad y mayor conflictividad.

No obstante, lo variado y profundo de las discusiones, a la hora de destacar las ideas centrales que se desarrollaron durante la conferencia se podría apuntar cuatro:

  • Lo que suceda en Ucrania, ya sea el triunfo o la derrota, determinará la situación estratégica para Europa en el futuro.
  • La guerra que está llevando adelante Ucrania entrega relevantes experiencias del campo de batalla en los ámbitos operacional, táctico y técnico, que se deben continuar estudiando y generando cambios en distintos niveles y campos, por lo que las fuerzas armadas —en especial las de la OTAN— tienen que adaptarse a la nueva realidad y contexto estratégico en un ritmo mucho mayor de lo que habitualmente lo hacen.
  • Una adecuada base industrial en Defensa es determinante en la capacidad de los Estados y sus fuerzas armadas en el desarrollo y desenlace de la guerra.
  • El reclutamiento, formación y retención del talento dentro de las organizaciones de la defensa se ha convertido en un asunto de importancia estratégica mayor para los Estados, lo que estaría generando una crisis de manera transversal en las democracias.

Para la mayor parte de los presentes, el desenlace de la guerra actual en Ucrania tendrá claras y directas repercusiones para el continente. La percepción es que en la medida que el presidente ruso Vladimir Putin logre sus objetivos, prolongará sus ambiciones a otros sectores de Europa, amenazando más directamente a los miembros de la Alianza Atlántica — cosa que ya estaría ocurriendo—, pero a través de otros medios menos directos (ciberespacio, campañas de desinformación, etc), según planteó el almirante Radakin.

Durante la conferencia, mencionó la idea de que Rusia necesitaría unos cinco años para recuperar sus capacidades operaciones perdidas y otros cinco para implementar las lecciones obtenidas durante la guerra, pasando a constituir una verdadera amenaza para Europa. Siguiendo con este argumento, la misma autoridad británica recomendó reforzar las capacidades estratégicas (poder nuclear), incrementar las capacidades operacionales de las fuerzas como parte de la OTAN y el potencial industrial para la Defensa. Todo lo anterior, representa un desafío para las fuerzas locales y el ejército, en particular. En el mismo sentido, la idea de continuar fortaleciendo la Alianza Atlántica fue un tema recurrente. Según Radakin, hoy el bloque es más fuerte y superior que Rusia, por lo que la defensa colectiva sigue siendo la mejor opción estratégica para la región.

En el mismo orden de ideas, el secretario de Estado de Defensa, John Healey, afirmó que la primera y más imperativa tarea de un gobierno es proteger a sus ciudadanos y, dado el complejo y serio momento de seguridad que enfrenta el Reino Unido, se deberán acelerar los procesos de modernización y termino de los medios de defensa británicos, incluyendo lo relacionado a la industria de Defensa. Del mismo modo, aseguró la determinación del Reino Unido y de los socios de la OTAN en continuar apoyando el esfuerzo bélico de Ucrania.

Un punto de mayor interés durante la conferencia fue la intervención del exjefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania. El ahora embajador Zaluzhny planteó que los países deben “despertar” y visualizar cómo proteger a sus ciudadanos de las distintas amenazas que enfrentan. Continuó indicando que una de las enseñanzas del actual conflicto que afecta a su país es que una guerra debe evitarse por todos los medios, sin embargo, si estalla, los Estados deben estar preparados para vencer, no solo empleando el poder militar, siendo lo más complejo preparar a la sociedad misma. Añadió que que al ser la guerra un acto político, terminará inevitablemente afectando la política de otros países, por lo que las democracias deben observar la evolución de los conflictos. Finalizó agregando que la actual guerra desatada por la invasión rusa a gran escala no debe ser vista como la guerra del futuro, si no que una transición en el carácter de la guerra.

EVOLUCIÓN DEL CAMPO DE BATALLA

Las experiencias que se están evidenciando desde las zonas de guerra, ya sea aquellas obtenidas y compartidas por las fuerzas ucranianas, como las extraídas del análisis de los acontecimientos, han sido y seguirán siendo una fuente importante de aprendizaje que debe estar alimentando los procesos de adaptación. El desarrollo de nuevos sistemas y la implementación de mejoras innovadoras en sistemas y tácticas ya existentes son una solución viable para lograr ventajas comparativas en la guerra. Según el investigador Jack Watling de RUSI, el campo de batalla ha cambiado de manera relevante, particularmente en letalidad y transparencia, lo que demanda mayor integración lateral de sistemas y unidades, permitiendo dispersión y concentración coordinada y eficiente. Desde su punto de vista, las capacidades que se han convertido en críticas están el sostenimiento logístico en dicho ambiente, la defensa aérea (densidad y capas) y tropas de infantería acorde al escenario y situación. Sobre lo último, a pesar de la evolución de la tecnología y procedimientos, las unidades de infantería continuarán siendo indispensables para la conquista y mantenimiento de espacios geográficos. No obstante, el experto afirmó que entre las áreas más importantes y trascendentes, por el impacto actual y futuro en las operaciones, se destacan el desarrollo y empleo de sistemas autónomos, la dispersión de capacidades de guerra electrónica a niveles inferiores, el uso de inteligencia artificial y tecnología quantum y, sobre todo, el poder de fuego. La letalidad de los sistemas de artillería, cohetes, drones, entre otros, son responsables de cerca del 80% de las bajas ucranianas en la guerra, incrementándose el alcance, precisión, rapidez y detección. A pesar de la relevancia de la precisión, la necesidad de generar acción en masa continúa marcando la letalidad en el campo de batalla, dada la limitada disponibilidad y alto costo de sistemas de precisión, además de que estos pueden ser afectados por contramedidas, reduciendo significativamente su exactitud.

Durante la conferencia, además, se abordaron reiteradamente conceptos como letalidad, adaptación, innovación, modernización e integración para hacer frente a las nuevas características del campo de batalla. Según Yogue Pavel, más que buscar una “cadena de destrucción” (kill chain), se debe desarrollar una “red de destrucción” (kill web), dando cuenta de la necesidad de integración vertical y horizontal entre sistemas, unidades y dominios. Del mismo modo, respecto de la innovación, considerando el tiempo que demanda el desarrollo de nuevos sistemas de armas, la sugerencia general fue que se debe mejorar el empleo de los sistemas actuales, mediante el uso de software u otros complementos que generen nuevas capacidades, aprovechando oportunidades y reduciendo costos.

En particular, el jefe del Ejército del Reino Unido planteó el concepto de desarrollar una fuerza terrestre de quinta generación, en alusión a los avances, modernización y cambios en la estructura que se necesitan para adaptarse a las nuevas necesidades. En primer término, definió como desafío el duplicar el poder de combate de la institución en un plazo de tres años (2027) y triplicarlo antes del 2030. Por cierto, reconoce que se requieren nuevos sistemas de armas, sin embargo, no estarán disponibles a corto plazo, por lo que se necesitará un enfoque híbrido, en el que se combinen sistemas de armas actuales mejorados con herramientas y software modernos. Al final, de lo que se trata es de incrementar letalidad, sostenibilidad y protección de la fuerza terrestre. Se reconoció que ningún ejército —incluido el británico, el ruso y el chino— está realmente preparado para enfrentar este tipo de guerra, tanto por las necesidades de nuevas tecnologías, tácticas, doctrina y procedimientos para minimizar el impacto de la transparencia del campo de batalla, como por los altos niveles de consumo de munición y la atrición asociada.

INDUSTRIA DE DEFENSA

Como necesidad fundamental para todo lo anterior, durante la conferencia se insistió y justificó la obligación de generar y mantener una industria de Defensa suficiente para otorgar independencia estratégica y, de ser necesario, sostener las operaciones, sobre todo, ante situaciones de guerra entre “pares”, cuya duración, desgaste y consumo de material y munición son tan altos, que resulta prohibitivo enfrentarlos sin dichas capacidades. En este desafío, la relación público-privada no es sólo posible, si no indispensable para el desarrollo de proyectos complejos, tal como se hace en otras áreas del quehacer nacional. Una visión de largo plazo, con compromisos, incentivos adecuados y sentido de realidad, en los que se asuman, acepten y compartan riesgos y fracasos como parte consustancial del progreso, son elementos clave para generar una adecuada base industrial. 

Por último, un tema importante que se abordó y que se relaciona con la disponibilidad, movilización, eficiencia y resiliencia durante un conflicto, es el reclutamiento, formación y retención del personal de las fuerzas armadas. Por un lado, se aprecia una crisis en los sistemas de reclutamiento. Según lo planteado, el problema del Reino Unido no se relacionaría con la falta de postulantes para las instituciones, si no que más bien con la posibilidad de completar las vacantes con personas que cumplan los perfiles definidos. En este sentido, el llamado es a evaluar la situación y los cambios demográficos y generacionales. Por otro lado, siendo el establecimiento de cuadros completos y la disponibilidad de reservas responsabilidades directas del Estado, es indispensable el contar con adecuados procesos de formación que aseguren la calidad y aquellos necesarios para generar incentivos de permanencia, siendo los más importantes los que aseguren el desarrollo y ejercicio profesional. El no atender estos elementos, terminará produciendo problemas para la seguridad del Estado, pues el reemplazo de este personal, además del alto costo, resulta altamente complejo y lento, generando vulnerabilidades que pueden ser altamente críticas.

DESAFÍOS PARA CHILE

  • En el contexto de transición en el orden internacional, la competencia y confrontación entre grandes potencias tiende a aumentar. En este panorama, tal como propone el historiador Niall Ferguson, pareciera que estamos más encaminados a una Guerra Fría 2.0, que a una Tercera Guerra Mundial. Dado lo anterior, Chile debe plantearse a qué eje geopolítico internacional tiene que acercarse —o eventualmente alinearse—, aquel de países democráticos o el determinado por Estados como China, Rusia, Irán y Venezuela.
  • La necesidad de desarrollar una base industrial en defensa es clara y responde a una política de Estado. En este sentido, debe ser el mismo Estado y no necesariamente las fuerzas armadas, el que defina áreas prioritarias de desarrollo, sobre capacidades mínimas que otorguen independencia estratégica, asumiendo el costo económico, pero también beneficios de hacerlo. Lo anterior, no solo otorga la mencionada libertad, si no que aumenta la fortaleza del país para enfrentar situaciones de crisis, pudiendo generar empleos, innovación y trasferencia tecnológica.
  • Del mismo modo, las empresas nacionales estatales de defensa deben estar abocadas a proyectos de trabajo relacionados con la fabricación de drones (terrestres, aéreos y marítimos), sistemas logísticos, sistemas de defensa antidrones, desarrollo de software u otras innovaciones que permitan un mejor y más eficiente empleo de los sistemas de armas actualmente en uso, dentro de otros. Este trabajo no debe realizarse de manera separada o aislada, si no que exige que sea en conjunto con el mundo privado, considerando las buenas experiencias observadas en el resto del planeta.
  • Dada la especial coyuntura derivada de la guerra en Ucrania, Chile debe generar los enlaces necesarios para acceder directamente a las experiencias que se están presentando en el actual conflicto. Lo anterior debe hacerse a la brevedad, de manera organizada y sostenida, con la finalidad de extraer conclusiones y experiencias para las propias fuerzas y la defensa, en general. A partir de esto, se podrán introducir cambios y actualizaciones, no solo en la doctrina o procedimientos de empleo de las unidades militares (terrestres, marítimas, aéreas y ciber), si no en áreas como la logística, desarrollo de capacidades, innovación y en la preparación de la sociedad para enfrentar una crisis de esta magnitud.
  • Resulta conveniente incrementar el uso de la simulación para el entrenamiento de comandantes y planas mayores, pero no pensando en complejos y onerosos sistemas electrónicos ni computarizados, si no que en procedimientos como “juegos de guerra” simplificados para todos los niveles de conducción. Para lo anterior, es factible utilizar la creatividad y capacidad innovadoras del propio personal e impulsar investigación y desarrollo a nivel escuelas y academias que propongan procedimientos simples como son los juegos de estrategia disponibles en el mercado, pero adaptados a las necesidades de cada fuerza y nivel.
  • Chile debe evaluar permanentemente la forma en que respalda a Ucrania. Si bien el Estado y sus autoridades han sido claros en condenar la invasión a gran escala y el quebrantamiento de las reglas del sistema internacional, además de enviar apoyo financiero, esto parece limitado para un país como el nuestro. Según la cuarta encuesta nacional de AthenaLab (2023), 9 de cada 10 chilenos piensan que Chile debe brindar apoyo a Ucrania. Un 35% cree que debe ser diplomático, cosa que ocurre en la actualidad; 5% mediante donaciones de dinero; un 43% estima que debe hacerlo mediante el envío de elementos médicos y alimentos; un 9% opta por medios militares (4% letales y 5% no letales); y solo un 9 % plantea que no debemos apoyar. Las necesidades de un país en guerra son casi infinitas y en todas las áreas, por lo que se deben explorar alternativas como: medios para respaldar o reparar el sistema eléctrico nacional (actualmente, el 70% está afectado por ataques); apoyo médico, ya sea para infraestructura civil, como para atención de tropas; apoyo al desminado de enormes áreas del territorio ucraniano, mucho de esto lejos del frente de batalla y cerca de ciudades y pueblos, solo por nombrar tres áreas.

Marcelo Masalleras, investigador senior de AthenaLab

Londres, 22 y 23 de julio de 2024

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