Comentarios y Análisis
COMENTARIO | APEC 2024 y la tensión China y EEUU: cumbre borrascosa
APEC
Esta semana, la cumbre anual de APEC en Lima (10-16 noviembre) ha sido seguida por la del G-20 en Brasil (18-19 noviembre). Ambos eventos constituyen las últimas reuniones del saliente Presidente estadounidense Joe Biden, que el 20 de enero próximo será sucedido en el cargo por el expresidente Donald Trump. Curiosamente, en 2016, Lima también fue sede de APEC, cuando la primera victoria electoral de Trump concentró la atención de los líderes allí reunidos, restando lustre a la presencia del mandatario saliente estadounidense, Barack Obama.
Qué es APEC
APEC es el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, una instancia de diálogo multilateral creada en 1989 para consolidar el crecimiento y la prosperidad de los países de esta cuenca. Hoy congrega a 21 economías (no países, lo que permite, por ejemplo, la membresía de Taiwán), y representa a nivel mundial aproximadamente la mitad del comercio y el 60% del PIB. Sus decisiones —no vinculantes— se toman por consenso, al tratarse de un foro y no de una organización internacional.
Su reunión anual involucra discusiones de líderes a puertas cerradas, y de ellos con los miembros del consejo asesor empresarial. Este consejo ha pedido que APEC impulse un crecimiento inclusivo y priorice las necesidades de las PYMES, en particular las dirigidas por mujeres y emprendedores indígenas. Perú, como anfitrión, fijó una agenda centrada en profundizar lazos comerciales y de inversión del bloque.
Esta cita de APEC, sin embargo, fue eclipsada desde un inicio por la inauguración del puerto de Chancay, evento que fue realzado con una visita oficial a Perú de Xi Jinping y una gran delegación china. Este despliegue contrastó con la debilidad política de su homólogo estadounidense, ya de salida, y cuya presencia en APEC constituía sólo su segunda visita a América Latina y la primera a Sudamérica. Xi, en cambio, ha visitado once países latinoamericanos desde que asumió la presidencia.
Chancay: símbolo de la influencia regional[1]
Ubicado a 60 kilómetros al noroeste de Lima, este megapuerto de aguas profundas fue construido en lo que fue un tranquilo pueblo pesquero a un costo de USD 1.300 millones (en la próxima década, la inversión total debería exceder USD 3.500 millones). Promete convertirse en el mayor centro de transporte marítimo de América del Sur, y un hub de distribución de carga hacia y desde Ecuador, Chile y Colombia. Entre 2000 y 2022, el comercio entre China y América Latina se multiplicó por 35, alcanzando casi USD 500.000 millones. Las exportaciones de la región hacia China proceden mayormente de Sudamérica, y se concentran en cinco productos: soja, petróleo, mineral de hierro, cobre y y cátodos de cobre.
La empresa estatal de transporte y logística China Ocean Shipping Company Limited (COSCO) tiene una participación del 60% en el proyecto que desarrolló con su socio peruano, Volcán. Es la primera inversión portuaria latinoamericana china que también es operada por China, y el control sin precedentes sobre el puerto entregado por el gobierno peruano ha generado críticas. Observadores han alertado sobre la posibilidad de que estos derechos operativos permitan a servicios de inteligencia y fuerzas armadas de China utilizar el puerto para espionaje de buques navales y comerciales, y para una posible apropiación indebida de datos comerciales confidenciales.
La respuesta estadounidense
APEC y el G20 han sido la última oportunidad de interacción diplomática de la administración Biden con los gobiernos de América Latina. Estados Unidos ha sido siempre un socio comercial y de inversión de primer nivel en la región, y ha ejercido una influencia política importante. Pero en las últimas dos décadas este rol ha disminuido, al mismo tiempo que la influencia de China ha crecido. Es notable que, pese a sus objeciones a la influencia china, la inversión estadounidense en la región en años recientes no ha contemplado la construcción de infraestructura portuaria del nivel de Chancay.
La iniciativa económica de la administración Biden para la región (APEP, Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas), lanzada en la Cumbre de las Américas en 2022 e inaugurada en noviembre 2023 con el fin de intensificar esfuerzos para lacooperación económica regional, y la creación de empleos de calidad y de cadenas de suministro más resilientes, es un proyecto de mediano y largo alcance, bien intencionado, y tardío. Si la nueva administración Trump hace un giro radical en política exterior, como se espera, los frutos de APEP podrían no llegar a materializarse.
En la antesala de una nueva administración Trump que —como se ha anunciado— favorecerá la diplomacia transaccional y el aislacionismo, APEC será recordada, además de la inauguración de Chancay, por la exhortación en defensa del libre comercio hecha por Xi ante el foro. En ella, Xi hizo una crítica velada al gobierno estadounidense entrante, al instar a las economías miembros a “derribar los muros que impiden el flujo comercial” y calificar los aranceles —que Trump planea subir— como un “retroceso de la historia”.
China se muestra entonces con una disposición a llenar el vacío de liderazgo en favor del libre comercio y el multilateralismo que Estados Unidos, bajo Trump, se dispone a abandonar.
[1] Revisar Documento de trabajo No. 15: Puerto de Chancay en Perú y su impacto geopolítico disponible en https://www.athenalab.org/publicaciones/2022/03/22/documento-de-trabajo-no15-puerto-chancay-en-peru-y-su-impacto-geopolitico-en-chile/
Sobre el autor
Investigadora Senior AthenaLab
No te pierdas ninguna actualización
Suscríbete a nuestro newsletter de forma gratuita para mantenerte informado de nuestros lanzamientos y actividades.
Suscribirse