Comentarios y Análisis
COMENTARIO | Reflexiones de un soldado sobre la guerra: General Valerii Zaluzhnyi
La oportunidad de intercambiar opiniones con quien ha sido calificado como héroe nacional y es parte relevante de la historia reciente, representa una ocasión excepcional. La reunión con Zaluzhnyi se caracterizó por una conversación abierta y franca y se desarrolló a fines del mes de enero 2025, vale decir, recién asumido el presidente de Estados Unidos (EEUU) Donald Trump, pero antes de que iniciara sus tratativas para el esperado, pero al parecer lejano, cese al fuego.

El 24 de febrero de 2022, Rusia inició su invasión a gran escala sobre territorio ucraniano, lo que el presidente ruso Vladimir Putin denominó como una “operación militar especial”. Lo que el liderazgo de Moscú proyectó como una ofensiva de algunos días para llegar hasta Kyiv, no tuvo éxito y fue rechazada. Después de tres años de guerra, las operaciones se han extendido a los oblast de Luhansk, Donetsk, Zaporiya, Kerson, además de Crimea en Ucrania y la región rusa de Kursk.
Al mando de las fuerzas armadas ucranianas a cargo de la defensa estaba el General Valerii Zaluzhnyi[1], quien se mantuvo en el cargo de comandante en jefe hasta febrero de 2024, lo que significa que encabezó no solo la defensa de Ucrania, sino que, además, la planificación y conducción de las contra ofensivas de 2022 y 2023.
Si conversar con un embajador en ejercicio resulta interesante, el hacerlo con quien además fue jefe superior de unas fuerzas armadas involucradas en un conflicto de alta intensidad, lo es aún más. Adicionalmente, tener la oportunidad de intercambiar opiniones con quien ha sido calificado como héroe nacional y es parte relevante de la historia reciente, representa una ocasión excepcional. La reunión con Zaluzhnyi se caracterizó por una conversación abierta y franca y se desarrolló a fines del mes de enero 2025, vale decir, recién asumido el presidente de Estados Unidos (EEUU) Donald Trump, pero antes de que iniciara sus tratativas para el esperado, pero al parecer lejano, cese al fuego.

SOBRE LA DEFENSA DE UCRANIA
Uno de los temas tratados en la reunión se refirió al éxito de la defensa ucraniana ante la ofensiva inicial rusa de 2022. Al momento de identificar los factores que determinaron el resultado favorable para Ucrania, se destacan siete aspectos. Primero, sin duda el de mayor importancia, la voluntad de lucha y resiliencia del pueblo ucraniano, lo que ha sido un componente determinante hasta el día de hoy. Este elemento ha sido uno de los objetivos más importantes que intenta afectar el régimen ruso, pues es clave para sostener el esfuerzo de las operaciones, completar los cuadros en las fuerzas armadas y apoyar al gobierno en la dirección de la guerra.
Segundo, reconoce que Kyiv contó con capacidades para combatir y mantener la lucha. Si bien en el balance previo a la invasión rusa del 24 de febrero, Moscú aparecía con un poder militar evidentemente superior, expresado en cantidad y modernización de sistemas de armas de todo tipo, la verdad es que el resultado —al cabo de tres años— es que dicha asimetría no se impuso en el campo de batalla. En este sentido destaca el tercer elemento, el apoyo internacional. La provisión inicial de sistemas de armas como el Javelin (misil anti-tanque) o el Stinger (misil anti-aéreo), sumado a un inteligente despliegue y adecuada operación, infringieron daños inesperados que causaron un impacto elevado en las unidades rusas que debían capturar la capital ucraniana, supuestamente en cosa de pocos días, obligándolos a la retirada y reorganización de las operaciones. El cuarto elemento mencionado por Zaluzhnyi se refiere al liderazgo y conducción militar. Este componente es el que creó la estrategia de defensa y condujo las operaciones que permitieron el rechazo de la ofensiva, adaptándose permanentemente a los cambios y demandas de la situación. Adicionalmente y desde la perspectiva de la conducción militar, el ex jefe de las fuerzas armadas ucranianas identifica como factor clave, el correcto balance entre ofensiva y defensiva. Por otro lado, pero muy ligado a lo anterior, enfatiza el rol de la tecnología para suplir el desbalance de fuerzas. Así, si bien Rusia se presentaba con una fuerza militar más numerosa, la tecnología proporcionada por Occidente, sumado a una buena inteligencia, la adecuada concentración de fuerzas para crear superioridad local en momentos decisivos, así como decisiones correctas en los momentos clave, fueron decisivas para el éxito.
Por último, identifica que el liderazgo político en la conducción de la guerra fue el que logró dirigir la nación en esta etapa, definiendo los objetivos de la guerra, generar las condiciones materiales para la defensa y desempeñar un rol para fortalecer la cohesión en los momentos más complejos.
SOBRE EL CAMPO DE BATALLA
La experiencia del General Zaluzhnyi resulta interesante para evaluar el comportamiento actual del campo de batalla. Visualiza que se mantienen algunas características propias de la I Guerra Mundial (uso masivo de artillería y trincheras), de la II Guerra Mundial (uso de unidades blindadas) y el uso de armas de precisión surgidas en los años 1970s y desarrolladas progresivamente hasta el 2022. Sin embargo, una cualidad que quedó en evidencia en esta guerra, es que este tipo de armas —las de precisión— son de un altísimo costo, complejas de operar, de escasa disponibilidad a la hora de satisfacer la gran demanda de operaciones de alta intensidad entre estados pares y de cuestionada efectividad contra tropas desplegadas en amplio frente y protegidas por fortificaciones. En contraposición, han surgido alternativas eficientes y más económicas como las desarrolladas por los propios ucranianos: uso masivo de drones (UAVs). Ejemplos como los drones FPV (First Person View) construidos en Ucrania en instalaciones tan básicas como el garaje de una casa o el comedor de un departamento o, por otro lado, el Shahed136 iraní con un costo de alrededor US$10.000 y que puede ser producido en decenas de miles por mes, cambian el escenario.
En este proceso, proyecta el año 2027 como el punto en que la capacidad de producción en masa permitirá la disponibilidad de estos medios en cantidades y costos aceptables para una guerra a gran escala. Plantea que países como China y Rusia han identificado esta situación y están trabajando para adelantarse a dicho escenario. Del mismo modo, plantea que frente a estas tecnologías se encuentra desencadenada una verdadera carrera entre las capacidades de los drones y las de guerra electrónica (EW). Por ahora, según lo observado por Zaluzhnyi, los constructores de UAVs llevan una leve delantera.
Paralelamente, en su análisis observa que el 2024 fue un año relevante en la irrupción de la inteligencia artificial (IA) en el despliegue y uso de drones. Se está experimentando y utilizando estos vehículos en forma terrestre, aérea y marítima, en lo que estima será un cambio profundo y relevante en las características del campo de batalla. Ucrania lo ha entendido, se ha adaptado y ha sido precursor en innovación los últimos tres años. Manifiesta que países como Rusia, China, Irán e incluso Corea del Norte también lo han asumido, pero que los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en general, se encuentra mucho más retrasados en este proceso, lo que presentará limitaciones que podrían ser explotadas por sus adversarios.
Finalmente, a la hora de definir el tipo de fuerza que requieren los países ante este escenario, sentencia que es muy difícil de establecer pues este proceso es dinámico y está en plena evolución. Sin embargo, en términos generales y conforme a la realidad de cada país, desde su experiencia identifica que se requerirá de cambios en la doctrina que promueva y facilite la adaptabilidad de las fuerzas, además de generar grandes formaciones (nivel cuerpo o división) para cubrir extensas zonas de terreno, coordinar operaciones e integrar apoyos y habilitadores.
SOBRE LA GUERRA
El primer elemento que surge de la conversación sobre las características de esta guerra, es que lo que está en juego va mucho más allá de Ucrania, teniendo repercusiones globales y, particularmente, para el futuro y la seguridad de Europa. La incorporación de Irán y China y el despliegue de soldados norcoreanos en el apoyo al esfuerzo de guerra de Rusia se agregan al reconocido apoyo Occidental a Ucrania, para dar un contexto mundial. Dado que la guerra es un acto político, como tal, este conflicto terminará afectando inevitablemente la política de otros países y sus alianzas, por lo que todos los países deben observar cómo evolucionan los conflictos y la guerra, en especial, las democracias.
El embajador y general ucraniano reitera que la guerra debe evitarse a toda costa por los efectos dramáticos que tiene para las naciones, pero si eso no se logra, el Estado debe estar dispuesto para enfrentarla y proteger a sus ciudadanos, no solo el poder militar, si no que, especialmente, la preparación de la sociedad para el conflicto.
Afirma que el desarrollo de la guerra que afecta a Ucrania ha dejado de manifiesto que para lograr el éxito y triunfar en el conflicto, se requieren dos condiciones como base: las características demográficas y la economía de los países. Las tasas de natalidad de hace 100 años, donde las familias eran numerosas con una decena de hijos, permitían a sociedades como la rusa, asumir grandes pérdidas como las mostradas en la II Guerra Mundial, siendo capaces de reponer las bajas en conflictos de alta intensidad y larga duración. Esto ha cambiado, pues gran parte de las sociedades han reducido sus nacimientos a cifras que apenas alcanzan lo necesario para su reemplazo —sin guerra— o, definitivamente, están en decrecimiento. El conflicto Rusia-Ucrania ha reiterado que el principal instrumento y de más difícil y costosa reposición, siguen siendo las personas, por lo que las características demográficas de los países definen de manera importante el futuro en un conflicto prolongado.
Como ya se había adelantado anteriormente, los costos de los sistemas de armas modernos desarrollados en las últimas décadas, hacen prohibitivo altos consumos. De esta manera, los Estados que cuenten con economías más fuertes tendrán mayores posibilidades de superar los conflictos. Los consumos de munición de artillería en la I Guerra Mundial son inconcebibles en la actualidad. Muchos estados Occidentales desarrollados, el mes de febrero de 2022 no tenían stocks suficientes de proyectiles de artillería, ni siquiera el equivalente a lo que los ejércitos disparaban en un día durante las grandes ofensivas de 1917. En resumen, Zaluzhnyi proyecta que el futuro de la guerra estará caracterizado por el despliegue de menores cantidades de soldados y el uso masivo de armas más económicas.
A MODO DE CONCLUSIONES
De lo conversado durante enero de 2025 con el Embajador Zaluzhnyi, se puede destacar:
- La naturaleza de la guerra sigue inmutable, en cuanto fenómeno político que enfrenta voluntades;
- Cómo siempre, el carácter de la guerra está evolucionando, empujado por la voluntad de las personas, la necesidad de las operaciones y la innovación tecnológica;
- El liderazgo durante la guerra —político y militar—es fundamental para el desenlace de los conflictos;
- Si bien la guerra debe evitarse a toda costa, es responsabilidad de los Estados y sus gobiernos el prepararse para estas situaciones, ya sea la preparación de la sociedad, la formación de las élites que la dirigirán; las fuerzas armadas que la ejecutarán y la economía —incluida la industria— que la sostendrá;
- Los Estados que no están en guerra deben siempre observar los acontecimientos bélicos que se desarrollan para obtener las experiencias necesarias, conforme a su propia realidad.
Marcelo Masalleras
23 de abril 2025
[1] Valerii Zaluzhnyi se desempeña actualmente como embajador de Ucrania en Reino Unido, desde 2024. Ingresó a las fuerzas terrestres de Ucrania en 1993, graduándose de la Academia Militar de Odesa en 1997. Asumió funciones de liderazgo en todos los niveles desde pelotón hacia arriba, destacándose: comandante de la 51ra. Brigada Mecanizada de “Guardias”, 2do comandante del Comando de Operaciones Oeste, jefe del Estado Mayor Operativo Conjunto de las fuerzas armadas de Ucrania y comandante del Comando de Operaciones Norte. Desde julio de 2021 a febrero de 2024 se desempeñó como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, lo que significa que dirigió las operaciones que se desarrollaban en Donbás desde que asumió su cargo y, después del inicio de la invasión rusa a gran escala en 2022, la defensa completa de Ucrania. Bajo su mando se planificó y dirigió la defensa inicial y la contraofensiva de 2022 y la de 2023.
Sobre el autor
Investigador senior AthenaLab


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