Con la vista de los buques “JS Kashima” y “JS Hatakaze” como telón de fondo, el embajador japonés Shibuya Kazuhisa comenzó las intervenciones destacando la importancia del Indo-Pacífico como factor de unidad entre dos vecinos distantes, que dependen de la estabilidad de los océanos para comerciar y así llevar prosperidad a sus habitantes. Luego, destacó la incorporación de nuestro país al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) y la entrada de vigencia de un nuevo acuerdo de cooperación científica.
En busca de nuevas oportunidades de cooperación bilateral en el campo de la seguridad y defensa, AthenaLab y la Embajada de Japón en Chile realizaron un seminario en Valparaíso el viernes 21 de julio, aprovechando la visita al puerto del Escuadrón de Entrenamiento de la Fuerza Marítima de Autodefensa de ese país (JMSDF, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, advirtió que el Indo-Pacífico es una región llena de desafíos, a pesar de las enormes oportunidades que presenta, ya que ahí se ubican el 60% de la población mundial y las áreas con mayor dinamismo económico.
Detalló que el gobierno del primer ministro Kishida Fumio ha definido que la columna vertebral de Indo-Pacífico Libre y Abierto sea la defensa de la “paz” y el fomento de un entorno internacional en el que se defiendan la libertad, la transparencia y el estado de derecho, de modo que no se impongan soluciones de fuerza a los más débiles.
A su turno, el director de AthenaLab, Juan Pablo Toro, afirmó que Japón proporciona uno de los mejores ejemplos de una potencia mediana que ha decidido ampliar sus capacidades navales para reforzar el orden regional y el equilibrio de poder en la región del Indo-Pacífico. Por lo mismo, explicó, la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón se encuentra al frente de actividades tan diversas como misiones ayuda humanitaria y ejercicios militares, que van desde el golfo de Adén hasta la costa de América del Sur.
Al respecto, citó la Nueva Estrategia de Seguridad de Japón (ESN) lanzada por el primer ministro Kishida el año pasado, que concede un rol clave a la integración de la diplomacia, la economía y el poder militar. En este sentido, a las Fuerzas de Autodefensa se las concibe como una herramienta del Estado capaz de producir efectos, junto a proyectos de ayuda exterior y conectividad económica.
Resaltó que el hecho de que Japón dependa del comercio marítimo, al igual que Chile, convierte este campo en un lugar natural de cooperación entre ambos países democráticos y sus respectivas armadas. Ante la realidad de que estamos viviendo en el entorno de seguridad más “severo y complejo” desde el final de la segunda guerra mundial, como bien lo explica la ESN es plausible y necesario buscar alianzas entre fuerzas navales para negar a cualquier competidor potencial la oportunidad de crear situaciones de facto contra la libertad de navegación y también gestionar los impactos de la degradación ambiental en la gobernanza del océano y la prosperidad nacional.
El contraalmirante Yasushige Konno, comandante del Escuadrón de Entrenamiento, indicó que la ESN estableció un horizonte a 10 daños, donde se definieron como intereses nacionales de su país el mantener y consolidar la paz y la seguridad de Japón, y mantener y proteger el orden internacional basado en valores y reglas universales.
Los objetivos asociados, consisten en: Reforzar la disuasión necesaria y prevenir amenazas directas a Japón; mejorar el entorno de seguridad y reducir las amenazas de la región de Asia y el Pacífico, a través de la alianza Japón-EE.UU. y las relaciones de cooperación con los socios; mejorar el entorno de seguridad global y construir una comunidad internacional próspera.
Luego explicó que Japón, que decidió duplicar su presupuesto militar para alcanzar los US$ 320 billones al 2028 (el tercero del mundo tras EE.UU. y China), desarrollará sus futuras capacidades de defensa con el foco puesto en contrarrestar las capacidades de sus oponentes y hacer frente a las nuevas dimensiones de la guerra, de forma de demostrar que su país “no va a tolerar cambios en el statu quo por medio de la fuerza”.
Cerró el conversatorio el director de la Academia de Guerra Naval, capitán de navío Sergio Gómez, quien en su exposición argumentó que el Pacífico es un área repleta de riesgos y responsabilidades que incluyen proteger las líneas marítimas de comercio, hacer frente a la piratería, fiscalizar la pesca ilegal y atender desastres naturales asociados al llamado “Círculo de fuego”, donde se incluyen erupciones volcánicas, terremotos y tsunamis.
Dado la inmensidad del espacio a cubrir, sostuvo que ninguna armada es capaz de responder por sí sola la magnitud de los desafíos y por lo tanto la interoperabilidad es un habilitador clave para la formación de coaliciones entre fuerzas navales. En tal sentido, coincidió con el contraalmirante Konno quien afirmó que su país busca reforzar la colaboración entre países afines.
A continuación, el comandante Gómez mencionó la participación de la Armada de Chile en el ejercicio naval Rimpac, donde se ha interactuado de JMSDF desde hace años y con gran éxito.
El seminario concluyó con un intercambio de presentes, que incluyó la entrega por parte de AthenaLab de una maqueta del crucero “Esmeralda” al contraalmirante Konno. Ese buque fue vendido por la Armada de Chile a la Armada Imperial de Japón y cumplió un destacado rol en la guerra ruso-japonesa (1904-1905) bajo el nombre de “Izumi”. De ahí, que la nave siempre sea citada siempre con un ejemplo de una amistad más que centenaria entre los países.
Equipo AthenaLab
25 de julio de 2023
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