1973 fue un año muy complejo. No solo para Chile, sino a nivel mundial. Se registraron acontecimientos que dejaron una huella imborrable en la historia reciente, entre los cuales figuran la firma de los acuerdos de paz de París, entre Estados Unidos y Vietnam del Norte, y la guerra de Yom Kippur, que enfrentó a varios países árabes e Israel.
VIETNAM. En enero de ese año y tras arduas negociaciones, los equipos encabezados por Henry Kissinger y Le Duc Tho lograron pactar el retiro completo de las fuerzas estadounidenses del sur de Vietnam, la liberación de prisioneros de guerra americanos y el respeto de la independencia del pueblo vietnamita por medio de elecciones libres. Este acuerdo allanó el camino para poner fin al cruento conflicto, que se enmarcaba en la llamada Teoría del Dominó, por la cual se asumía que si un país se volvía comunista en una región, luego otros seguirían el mismo camino, cayendo como fichas.
YOM KIPPUR. En el caso de la guerra de Yom Kippur (la fecha más sagrada del año judío), Egipto y Siria atacaron Israel durante el Día del Perdón para intentar recuperar territorios perdidos en la Guerra de los Seis Días, en 1967. Después de rápidos avances iniciales de los árabes, los israelíes contraatacaron, haciendo retroceder a las fuerzas enemigas incluso dentro de sus fronteras. Las superpotencias de la época, Estados Unidos y la Unión Soviética, apoyaron a sus aliados con armas e inteligencia, pero también buscaron impedir una escalada mayor en una región petrolífera clave para la economía mundial.
Justamente, como la guerra librada en octubre de 1973 no tuvo resultados concluyentes, seis años después Israel y Egipto firmaron los acuerdos de Camp David, los cuales abrieron una nueva era de relaciones pacíficas entre beligerantes recientes y siguen siendo un modelo para cualquier iniciativa similar en Medio Oriente. Por este pacto, los israelíes aceptaron retirarse del Sinaí, y El Cairo reconoció al Estado judío y le otorgó facilidades logísticas.
GUERRAS AMPLIAS. En ambos casos se trató de guerras a gran escala y en todos los frentes (terrestre, aéreo y naval), con muchas víctimas y la participación directa o indirecta de grandes potencias. Aun así, se pudo llegar a acuerdos de paz duraderos y que, si bien implicaron concesiones muy difíciles, lograron convertir enemigos en socios. La cercanía actual de Estados Unidos y Vietnam, en torno a las tensiones que se dan en el Mar del Sur de China, o la cooperación de inteligencia entre Israel y Egipto frente al yihadismo son prueba de ello.
Ahora bien, al cumplirse un año y medio de la confrontación entre Rusia y Ucrania, observar lo ocurrido con esos dos conflictos para extraer ciertas lecciones no deja de ser un ejercicio interesante, guardando las diferencias para cada caso.
NEGOCIACIONES. Hasta cierto punto, las partes enfrentadas deben estar convencidas de que no pueden ganar la guerra de manera total para sentarse en una mesa de negociación con alguna perspectiva de acuerdo[1]; los negociadores deben contar con el más alto apoyo de sus gobiernos para poder establecer compromisos (Kissinger y Le Duc Tho incluso fueron recompensados con el Premio Nobel de la Paz en 1973); la presencia de un mediador, o broker, confiable también puede ser de gran ayuda (el caso de Estados Unidos en Camp David); en etapas finales, los máximos líderes de los países tienen que involucrarse públicamente en las tratativas de paz para darles fuerza (Menahem Begin y Anwar Sadat); no siempre es necesario suspender todas las hostilidades para conversar, pero parece ser la condición inicial y necesaria para crear confianzas (la flexibilidad táctica en función del resultado estratégico); y por último, es bueno identificar de antemano los posibles saboteadores, o spoilers, de los acuerdos (Sadat fue fustigado por sus pares árabes por hacer la paz con los israelíes y un comando islamista lo asesinó en 1981).
Hoy parece que Rusia y Ucrania están muy lejos de cualquier negociación. Kiev exige que Moscú se retire de todo su territorio, lo que es lógico, puesto que se trata de una invasión ilegal y no provocada. Mientras el presidente Vladimir Putin ya no consiguió derrocar a Volodimir Zelenski ni destruir todas las fuerzas militares ucranianas. Por lo tanto, quizás su mínimo está en conservar las zonas anexadas por sus tropas —hoy protegidas por una línea consolidada de frente.
No obstante, al revisitar Indochina y Medio Oriente 50 años atrás se puede aprender mucho respecto a cómo finalizar una guerra, sobre todo cuando la contraofensiva ucraniana no avanza según lo presupuestado y Putin no puede retroceder más sin comprometer su permanencia en el poder. Al menos en el campo internacional sí parece factible internalizar lecciones de la Historia.
Juan Pablo Toro V, director ejecutivo de AthenaLab
7 de septiembre de 2023
Fotos: France Presse
[1] Aún es objeto de debate determinar quién fue el ganador de la guerra de Vietnam entre 1965 y 1975. Por un lado, las tropas de Estados Unidos derrotaron a las fuerzas comunistas del Norte y al Vietcong en todas las grandes batallas y tuvieron muchos menos bajas en todo el conflicto. Por otro lado, el ejército de Vietnam del Norte terminó conquistando Saigón en 1975 y unificando el país tras el repliegue americano negociado dos años antes, lo cual es una toda una victoria política.
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