Los fríos vientos y grandes espacios del sur podrían albergar infraestructura crítica para la tecnología, la inmensidad del desierto y sus limpios cielos son un potencial para la energía solar, entre muchas otras bondades.
Las certezas dependen de un liderazgo político que sea capaz de ordenar sus filas y mostrar que todos están detrás de un mismo proyecto. El mensaje tiene que ver con la efectividad y eficiencia del Estado para enfrentar los problemas, algo que hoy por hoy está bastante cuestionado.
Lo esperable era que Chile se esmerara en el regreso a la predictibilidad, para que la búsqueda de inversionistas en esos trabajados ChileDays rindiera fruto. Pero este 2024 el evento no fue para nada de normalidad. ¿Sabrán el Presidente y su gabinete que el marco regulador de la relación Estado-inversionista incluye también los tratados ratificados por Chile? ¿Hay alguien en el Gobierno velando para que las medidas propuestas no violen dichos acuerdos? Es la colaboración con el sector privado, y no la riña, lo que mejor previene desastres, y lo que trae la inversión y el desarrollo económico y humano que Chile necesita.