Desde la Antigüedad se intuye que el primer interés de la comunidad política se relaciona con su supervivencia.
Hans Morgenthau sostuvo que el interés nacional es “el norte que debe guiar a los hombres de Estado y la fuente de la legitimidad de la correspondiente política exterior”.
La diplomacia debe tener como principal objetivo la definición de los intereses nacionales, su defensa, promoción y consecución.
Los intereses nacionales tienden a ser permanentes, pero están sujetos a redefiniciones, tanto por factores de política externa e interna. Es decir, se deben ir ejecutando adaptaciones, en tanto cambie el entorno.
El interés nacional debe dar respuesta a la finalidad última de un Estado, esto es, el bien común, expresado en la seguridad, desarrollo y bienestar. Sin supervivencia o seguridad no existe el desarrollo y, contrariamente, sin el desarrollo no se cuenta con una seguridad adecuada.
Un país debe identificar sus intereses nacionales en un esfuerzo de reflexión estratégica, para enfrentar de mejor manera los desafíos, amenazas y oportunidades del actual contexto internacional. De esa interacción depende en gran parte su consecución, expansión o contracción.
El impacto de la pandemia de covid-19 en todos los ámbitos ha sido de tal magnitud que ha llevado a muchos a hablar de un cambio de época, que al parecer estará marcado por: una mayor competencia entre potencias; un multilateralismo acotado y orientado a casos; la preponderancia de Asia como región, y los impactos del cambio climático.
Cinco intereses nacionales permanentes y básicos de Chile son: integridad territorial; soberanía efectiva; independencia política; integración al mundo, y estabilidad y seguridad.
Dados los cambios ocurridos en el contexto internacional, corresponde definir cómo se hará para promover esos intereses, lo que implica trazar una estrategia para orientar los recursos disponibles —físicos y no presenciales— del poder nacional a los objetivos que se deriven de esos intereses.
Los intereses nacionales deben orientar la política exterior con sus procesos y, por supuesto, la política de defensa, de modo que se articulen de forma constante para generar un mejor marco de estabilidad para los mismos, ya sea en materia territorial, jurídica, comercial y de seguridad.
Existe la necesidad real y urgente de que el país se piense y desenvuelva estratégicamente, por lo cual habrá que considerar todos los recursos disponibles para alcanzar objetivos deseados que deriven de los intereses nacionales previamente identificados. Lo ideal es que podamos accionar nuestros propios procesos de toma de decisiones y solo reaccionar cuando sea necesario.
El Pacífico Sur, el Pacífico Occidental, los Mares Australes y la Antártica se constituyen como regiones prioritarias, puesto que ahí nuestros intereses nacionales están sometidos a nuevas realidades y presiones, lo que demanda asumir como país su defensa y, por otro lado, también cumplir con nuestros compromisos y responsabilidades mediante el diseño de estrategias de corto y largo plazo que estén de acuerdo con nuestros objetivos.
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