Chilean soldiers guard the entrance of a supermarket in Santiago, Chile, on March 26, 2020. - More than 1.3 million people of seven of the main communes of Santiago will enter into total quarantine for a week starting Thursday night, after prolonging the suspension of classes due to the coronavirus epidemic that has left 1,306 confirmed cases and four deceased. (Photo by MARTIN BERNETTI / AFP)
John Griffiths Spielman
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Cuando se abordan las relaciones civiles-militares, uno puede recurrir a clásicos como Samuel Huntington1 y Morris Janowitz2, o incluso favorecer a otros autores más modernos. De todo ellos, destacamos la condición de profesión de la carrera de las armas, entendida como la subordinación propia de un cuerpo militar profesional competente a los fines de la política, de acuerdo con lo determinado por las autoridades3, en una interacción permanente de asesoría respecto del mejor uso de la fuerza militar, siempre para favorecer a la sociedad de la que forman parte y sirven. Es precisamente el uso de la fuerza militar en el actual estado de catástrofe que rige sobre Chile por la pandemia del coronavirus y su impacto en la relación civil-militar, el objetivo del siguiente análisis.
Dando por sabidas las aproximaciones teóricas sobre las relaciones civiles-militares, pasamos a centrarnos en el actual despliegue con fines humanitarios y sus efectos entre las partes. El impacto es bidireccional ya que afecta tanto la relación política y militar, como la relación de la sociedad civil con sus fuerzas armadas, y pone de manifiesto la necesidad de prepararnos más eficientemente en este ámbito de cara a las futuras amenazas que debemos enfrentar. En consecuencia, compartimos algunas lecciones aprendidas del despliegue.