El actual comandante en jefe de la Cuarta Zona Naval, contraalmirante Alberto Soto Valenzuela, participó en Rimpac 2012 a cargo de la unidad de tarea 176.2.1, que estaba compuesta por seis buques de guerra de Japón, Corea de Sur, Estados Unidos, Nueva Zelandia y Chile.
En ese entonces, la Armada de Chile envío a la fragata “Lynch”, que recibió elogiosos comentarios por su conducción de la flotilla. A propósito, le pedimos al contraalmirante Soto que nos compartiera sus experiencias.
¿Qué aprendió de su participación en Rimpac 2012?
“La interoperabilidad en la mar es una capacidad operacional de la Armada con consecuencias estratégicas, la cual se obtiene a lo largo de años de preparación y evolución. En efecto, se debe dotar a la marina del equipamiento adecuado, y se debe entrenar el empleo de este material, hasta adquirir las habilidades y competencias que satisfagan los estándares internacionales requeridos, todo lo cual que no puede ser improvisado. De la misma forma, conforme al avance vertiginoso de los procedimientos y tecnologías que rigen las operaciones navales, es muy sencillo que la capacidad de interoperar se pierda o degrade, al renunciar como país a mantener actualizado el equipamiento de sus fuerzas navales; a participar en ejercicios de primera línea y complejidad como Rimpac, o a ser parte de operaciones multinacionales que contribuyan a la seguridad de los océanos.
La necesidad de integrar coaliciones impone a la Armada la necesidad de ser bilingüe en el mar. No es posible que la institución se integre a coaliciones y aspire a jugar un rol relevante si el personal de oficiales y gente de mar que dotan nuestros buques, aeronaves, submarinos o unidades de Infantería de Marina no se desenvuelven correctamente en inglés. Gran parte de las responsabilidades que la Armada ha sido asignada progresivamente en Rimpac responde al hecho de contar con la capacidad bilingüe y el expertise operacional en nuestros oficiales y gente de mar.
Las relaciones interpersonales son vitales. Muchas de las naturales fricciones producidas en las distintas etapas de la planificación y ejecución de una operación multinacional son resueltas en base a las relaciones interpersonales cultivadas a lo largo de años de participación en operaciones y ejercicios multinacionales.
Rimpac ofrece oportunidades de entrenamiento en cantidad y complejidad que son difícilmente o no son replicables en Chile. Las experiencias en este sentido fluyen a la organización operativa de la Armada a partir del momento en que las fuerzas empleadas recalan a Chile.
El contar con protocolos y procedimientos operacionales respetuosos del medio ambiente en un entorno de ejercicios multinacionales, ha llegado a ser un MUST en todas las marinas modernas, cuyos estándares ya no son voluntarios sino mandatorios.
Al año 2012, Chile ya había adquirido la capacidad de comandar unidades de tarea y grupos de tarea multinacionales en el mar, con flexibilidad, habilidad y fluidez reconocidas internacionalmente. El grado de entrenamiento alcanzado en sus unidades de superficie y submarinas era en 2012, más que satisfactorio para cumplir estas tareas, o para integrar estados mayores o MOC (maritime operation center) multinacionales. El aporte entregado por la integración de FOST (UK Flag Officer Sea Training) al proceso de entrenamiento propio, vino a robustecer aún más la capacidad de la Armada de Chile de interoperar con estándares OTAN. Como un hecho anecdótico, el año 2012, la fragata ‘Lynch’, que tuve el honor de comandar, participó en Rimpac luego de aprobar el proceso de entrenamiento de FOST, el que por primera fue realizado en Chile”.
¿Cuál es la contribución para Chile?
“Para un país como Chile, que depende de su comercio exterior y muy especialmente del comercio marítimo para subsistir, es impensable no participar de las instancias internacionales de seguridad marítima en el Pacífico.
La inmensa mayoría de los países que han comprendido la importancia de tener marinas interoperables y cuentan con estas, forman parte de un esfuerzo común para proveer seguridad en el mar y para garantizar océanos abiertos. Bajo mi prisma, si Chile ha elegido o no tiene más alternativa que depender del comercio en el mar, no puede usufructuar de la seguridad que otros países y otras marinas proveen. Lo anterior es coherente con las capacidades que hemos desarrollado y con las expectativas de la comunidad internacional, que por años ha visto como la Armada de Chile ha participado en el ejercicio Rimpac con un creciente y muy importante estatus y grado de influencia, y que este año ha fructificado a través de la participación en un operación real, como lo hizo la fragata ‘Blanco’ en el Pacífico Occidental.
La existencia o compromiso de la seguridad marítima de los océanos tiene alcances globales y Chile debe asumir la responsabilidad que le compete en este esfuerzo, lo que debe ser proporcional a la magnitud de sus capacidades. Una consecuencia racional de esta permanente demostración de capacidad de operar en escenarios reales e interoperar con las marinas más competentes del mundo, es la generación de disuasión en el cumplimiento de los objetivos de la defensa nacional en el contexto regional. Lo que Chile ha logrado con su marina en el concierto de países latinoamericanos es único, es excepcional y ha generado un respeto que ha costado mucho ganar, pero que podemos perder sin no mostramos consistencia y coherencia como Estado, en la forma que operamos nuestra marina”.
“Rimpac nos ha permitido el establecimiento de relaciones interpersonales y de confianza mutua entre marinas”
Contraalmirante Pablo Niemann
“Debemos pensar en cómo organizarnos cuando Rimpac pueda dejar de ser una opción”
Richard Kouyoumdjian
